Se despide el Tenxócotl abrazado de amor y soñando en el nuevo amanecer

Por Marcela Turati

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 15 de diciembre de 2018.- Anoche Lila Downs nos dio un concierto-regalo para despedir al Tenxócotl, mi lugar favorito de encuentro nocturno, un centro botanero de la Roma que era mucho más que un buen bar: siempre habitado por amigxs por conocer, donde no faltaba el huapango, las tostadas de frijoles, el caldo de albondiguitas y los brindis con mezcal. 


Ir a Tenxócotl era como acomodarse alrededor de una fogata donde terminábamos haciéndonos amigxs; donde seguíamos bailando aún cuando la cortinilla estaba abajo y ya amanecía; donde conocí infinidad de músicos y artistas nocturnos; donde armábamos todos los complots y las protestas posibles; donde nos abrazábamos cuando necesitábamos penar un mal del corazón o digerir al país; donde se armaban las colectas solidarias para apoyar a comunidades juchitecas maltratadas por el sismo; donde vi nacer o morir en segundos historias de amor; donde oí infinidad de discusiones de política o de la vida misma mientras zapateábamos como locxs al son que tocara la consola; y -primero y por supuesto- donde nos juntaba y abrazaba siempre el amoroso Mardonio Carballo, Polita y su generoso equipo.


En Tenxócotl cada cosa tenía una historia y un significado: el nombre del sitio (el raspado que queda en la olla que se usa para condimentar la comida de mañana), el menú con sabor de la huasteca, los huapangos con sus muchas variedades, el tipo de mezcal que se servía era uno solo porque es el único que no daña al ambiente y que puede reproducirse, los dibujos de las paredes pintados por maestros como Macotela y Demián Flores. 
Esta semana Tenxócotl ha cosechado alguito del cariño que sembró. El viernes el regalo de cierre lo dio Juan Villoro, también estuvo Juan Pablo Villa, y cada día de la semana desfila un grupo musical, artista o poeta que nos convida a todxs su agradecimiento. 


La próxima semana, cuando baje para siempre la cortina, seré nómada. 
Ayer, varios de quienes nos sabemos parte de la comunidad Tenxócotl nos mirábamos con el presentimiento de quien está a punto de quedarse sin casa, aunque, fieles al espíritu del lugar, no dejamos de brindar y de bailar y de cantar con Lila, confiadxs en que nos volveremos a topar en el DeRaíz, el café-abrazo-refugio, también en La Roma, donde Mardonio y su hermana Polita han construido la comunidad del nostrxs.
Gracias por tanto.

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