Sirenas al Ataque: Un homenaje que resuena en la memoria de Rockeras Mexicanas

Por Karina Cabrera / SonoridadMX y Layla Sánchez Kuri / Ellas Resuenan

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 06 de marzo de 2025.- El 01 de marzo de 2025, el Monumento a la Revolución se llenó de memoria con Sirenas Al Ataque – Homenaje a las rockeras mexicanas. Más de 40 cantantes y músicas unieron sus voces en un cancionero que muchas personas descubrieron por primera vez, celebrando una historia presente pero aún ausente en los relatos convencionales de la música.

A pesar de las críticas misóginas que circularon en redes sociales, el evento reunió a 8 mil personas, consolidando su importancia en la memoria colectiva a través de tres elementos clave: las canciones, el contexto histórico que convocó a un público mayoritariamente femenino y las fotografías que forman parte del libro de Tere Estrada, rescatado de la destrucción hace casi 20 años.

Desde aquel primer acto de resistencia y validación de la investigación que le tomó 10 años de trabajo, Tere Estrada ha seguido sumando esfuerzos. Desde 2018, Sirenas Fest: Rockeras contra la violencia ha sido clave para reconocer y amplificar el legado de las mujeres en el rock mexicano. Creado y gestionado por la socióloga, guitarrista y escritora, este evento se ha convertido en un espacio de encuentro intergeneracional, promoviendo la equidad de género y la memoria histórica del rock realizado por mujeres.

Con Sirenas Al Ataque, que podría considerarse la novena edición del proyecto original al mantener su misma estructura, el festival se integró a Tiempo de Mujeres 2025, con actividades en distintas sedes de la Ciudad de México del 28 de febrero al 29 de marzo.

Un rescate histórico: el libro que dio origen al festival

 La necesidad de recuperar estas voces y canciones también se abordó en las conversaciones previas del evento, realizadas en el Museo de la Ciudad de México. Ahí, Tere Estrada recordó que el rock ha sido un detonador clave en la construcción de identidades juveniles en México. Su libro Sirenas al Ataque. Historia de las Rockeras Mexicanas (2008, Editorial Océano) es una obra fundamental para comprender la historia del rock en el país desde un enfoque de género.

Ser rockera en México sigue siendo un reto. A lo largo de los años, han tenido que construir sus propios códigos para enfrentar las limitaciones de la industria y los estereotipos que han obstaculizado su desarrollo. El día anterior, en el Museo de la Ciudad de México, las conversaciones ya habían sentado las bases para lo que sería el concierto. En Territorios sonoros femeniles. Del long play al streaming, Yolanda Espinosa (Las Mary Jets), Tere Estrada, Mayita Campos y Fryda Magaña de Fryturama reflexionaron sobre cómo mantener vivas las canciones y sus contextos en la era digital. No solo hablaron de su incursión en la música y la industria desde distintas perspectivas, sino que también destacaron la importancia de rescatar materiales y adaptarlos a formatos digitales para acercar su legado a nuevas generaciones que aún buscan referentes.

En la charla moderada por la periodista Olivia Luna, Cuerpo, moda y baile. Del twist al punk, Gilda Méndez, Taty Soberón (Las Bloody Benders), y Ximbo exploraron cómo la música y la moda han sido herramientas de expresión y resistencia para las mujeres en el rock, atravesadas completamente por el cuerpo y el espacio que habita. Fue un recordatorio de que las canciones no existen en el vacío; están ligadas a movimientos sociales, a cambios culturales, a cuerpos que se mueven y resisten.

Estas charlas ya son una constante en los eventos organizados por la propia Sirena del rock y del blues, Tere Estrada, pionera en realizar encuentros de mujeres rockeras para reunir a distintas generaciones con representantes de diferentes géneros musicales enmarcados en el concepto rock. Un preámbulo para llegar a un primero de marzo con muchas expectativas positivas para escuchar a todas las participantes en el concierto ofrecido como homenaje a las ancestras y las sucesoras del legado rockero en nuestro país y mostrar que son muchas más de lo que el imaginario social recuerda.

El cancionero y la necesidad de ampliar nuestras referencias

 El concierto inició a las 18:00 horas con Bloody Benders, quienes arrancaron con su versión de Mis Siete Novios de Vianey Valdez (1964), que inmediatamente se convirtió en el sencillo Por las que ya no están (2024), recordándonos que lo que íbamos a escuchar no solo sería un rescate de la memoria, sino una continua evolución entre generaciones.

Las pioneras homenajeadas fueron Gloria Ríos, las Hermanas Jiménez, Angélica María, Rita Guerrero, Vianey Valdez, Ela Laboriel, Julissa, Leda Moreno, Hebe Rosell y Angélica Infante, quien falleció este año. A ellas se sumaron leyendas vivas como Baby Batiz, Mayita Campos (presente en el Festival de Avándaro con Los Yakis), Yolanda Espinosa (baterista de Las Mary Jets), Gilda Méndez, Maggie Mei y Norma Valdéz.

Durante cuatro horas, el público recorrió el rock & roll clásico, la era hippie y la música de protesta que emergió desde los hoyos funkys y cómo dijo Margarita Bauche al interpretar Amigo soldado, fue “la generación del cambio”, avanzando hacia la década de los 80 y sus exponentes en la música rupestre, el hard rock, el heavy metal y el punk, culminando con dos canciones clásicas de los 90: El País de la Lujuria de La Lupita con Rosa Adame, Pobre de Tí de Tijuana No en voz de Ceci Bastida y Nada de La Dosis, con la presencia de Sara Valenzuela. El espectáculo combinó proyectos nuevos como Las Decapitadas,

MariCaléndulas y Vondré con otros consolidados como Las Ultrasónicas y Elis Paprika, uniéndose con algunas de las vocalistas homenajeadas. La nueva generación entró en contacto con la anterior para interpretar canciones, algunas veces fieles a sus versiones originales y, en otras, reimaginándolas en un ejercicio de apropiación que actualizó su sonido y contexto.

En ese tono, Las Luz y Fuerza resignificaron Edi, Edi (1962), originalmente interpretada por Angélica María, transformando al personaje en una figura en proceso de deconstrucción. De manera similar, Renee Mooi tomó Ven Cerca (1961), de Julissa y Los Spitfires, y la llevó hacia otro territorio sonoro a través del live looping, sacando la canción del escándalo que en su momento provocó y situándola en el terreno de la experimentación.

Entre los momentos memorables destacó la colaboración de Brenda Marín y Nina Galindo en El Twist (1962) de las Hermanas Jiménez. Cecilia Toussaint, además de compartir escenario con El Palomar en Manantiales de Bonanza, se salió del programa y, en lugar de interpretar su emblemática Carretera (1988), rindió tributo a Betsy Pecanins con Soy mi voz, una pieza en la que ambas participaron y que resonó como un homenaje profundo a las mujeres que han marcado el rock nacional.

En otro instante, tres generaciones de punks ocuparon el escenario. Ali Gua Gua recordó lo significativo que fue escuchar Virginidad Sacudida de Secta Suicida Siglo 20 y, al momento siguiente, la mismísima Zappa Punk estaba lista para interpretarla, ahora en compañía de Las Fokin’ Biches, convirtiéndose en el nuevo sueño punk de muchas de las asistentes.

El evento también contó con la participación de Las Rockylators, una alineación especial conformada por Norma López (Flor de Metal) en la batería, Maytorena (El Palomar) en el teclado, Tere Estrada en la guitarra, Rocksi de Las Ultrasónicas en el bajo y Cuca Tena en la voz. Este grupo fue el encargado de unir los diferentes momentos y eras, conectando a las pioneras con la nueva generación. Nos llevaron hasta el cierre de carácter comunitario, donde

Madame Recamier nos introdujo a la canción que, en la historia de la música protagonizada por mujeres, significó la llegada de la mujer moderna, independiente y con voz propia, una idea que se acentúo con la participación de la rapera Ximbo: el cierre del cancionero con la versión de La Chica yé-yé (1965), interpretada originalmente por Blanca Estrada y Los Rockin’ Devil’s.

Las mujeres rockearon, tanto en el escenario como en la plancha donde se concentró el público, en su mayoría mujeres de diversas edades que cantaron, bailaron y gritaron con las emociones reflejadas en sus ojos y sonrisas. Sólo se apagó un poco cuando en los cambios de instrumentos para transitar de una presentación a otra, se escucharon por un rato, piezas musicales cantadas por hombres lo cual suscitó asombro y crítica en un evento de mujeres.

Algo a destacar es que la mayor parte del equipo técnico y staff estuvo conformado por mujeres. Las ingenieras de la colectiva Showmasters, el trabajo de la agencia Frequency Mx para la difusión y promoción del evento, las asistentes que fueron enlace y atendieron al elenco y la prensa como parte de la propuesta para visibilizar que el trabajo de las mujeres está en todas la áreas.

Sin duda, Sirenas al ataque. Homenaje a las rockeras mexicanas ha quedado registrado en la historia de la música y de las mujeres. Ver a compositoras, instrumentistas, arreglistas y cantantes de generaciones de hace casi 70 hasta 20 años de trayectoria compartiendo el escenario que ellas mismas han forjado con su trabajo y resistencia (palabra muy presente en las charlas), organizadas para dar lo mejor, unidas para colaborar, conocerse y escucharse. El cierre de la chicas ye yé estuvo acompañado de agradecimientos a Tere Estrada, quien convocó e hizo la propuesta al Secretaría de Cultura de la Ciudad de México quien otorgó el apoyo y la facilidades para su realización.

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