AIRE
De mis labios surca
el ave del lenguaje.
El sendero de arena parece extinguirla.
“Entra”, dices, “no cierres los ojos”
“despliega con lumbre el aire llano”
Siempre supe que al atravesarme
estabas incendiando mi estación.
MIGRACIÓN
Debiera toda imagen ondulante en mí extinguirse,
debiera guardarse en la caracola de un vientre;
no como un castigo, sino como signo de regresión.
–as hecho una mujer para calza el mundo
habitar el mundo.
Guardarme, bajo la intimidad de una edad primitiva.
Debiera, asfixiarla bajo el silbido de algún resuello.
Tapar en un frasco vacío mi voluntad de engendrarse cósmica.
No necesito aferrarla, he dicho, ¡levántate y anda!
La hija sembrada en mi espejo no hunde esperanzas,
no promete dar riego a una tierra inexistente.
¿Será que el siseo del tren se ha llevado a los pasajeros?
Un viaje es un monstruo que anda y comprende su lenguaje.
Debiera abrirse la garganta a su cascabeleo;
Un viaje no asegura nada, sin embargo camina.
Viajo ligera; “le he nombrado suficiente”
Aún así; no puedo jurar, que no habrá migraciones este año.
OSAMENTA
(Versión 2021)
Ah
﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽﷽e una canción aparecida
í en el cuenco de una canción aparecida,
en el saco de huesos y laberintos; entrar y morir.
Era mejor que los ojos se abrieran a su nacimiento;
por eso digo que el nacimiento nada sabe explicar.
Al nacido le enseñan a atesorar las dudas;
nada puede responder sin las lecciones de los maestros de academia.
No obstante;
pienso en la osamenta y en su cabello como reliquia:
El cabello es un inusual posible,
sigue creciendo hasta después de muerto.
—¡No corten mi cabello!
Pero los hombres no saben escuchar las palabras de los muertos:
“Él me partió,
me cerró los labios y los ojos,
hoy el espacio luminoso es desierto para mí,
y por más que encuentre una casa…”
—Él nos ha encontrado una casa, larga de jardines y corredores, luego,
no sé porqué en ella se circula, una inusual aridez de primavera.