Niños migrantes, los nuevos olvidados en México y Estados Unidos

AMEXI. Ciudad de México. 23 de agosto de 2024.- Algo que comparten México y Estados Unidos es la misma política migratoria, sobre todo en temas sensibles como la separación de familias, el despreció y desatención por los niños migrantes que viajan solos, la ausencia de albergues especiales para ellos, alejados del sistema de cárceles migratorias que existen en ambos lados de la frontera.

Las imágenes, hace algunos años, de menores mexicanos y centroamericanos separados de sus padres por parte del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) que estaban en jaulas, cobijados con papel aluminio, no es tema muy lejano de lo que pasa de este lado del río Bravo.

Esta semana, el ICE reconoció que no ha podido realizar un seguimiento de todos los menores no acompañados liberados de la custodia del gobierno. Se trata de al menos 32 mil niños, la mayoría mexicanos, en los últimos cinco años, que podrían estar, en el mejor de los casos, con familiares, hogares temporales o, en el peor de los escenarios, en manos de redes de traficantes, trabajo forzado y explotadores sexuales.

Historias de la Plaza Giordano

Acá en México no cantamos mal las rancheras. Hace unos meses, en la Plaza Giordano de la Ciudad de México, donde vivían cientos de familias haitianas y venezolanas, antes de ser desalojadas a la fuerza, platiqué con dos menores caraqueños ─Iván y Giovanni─ que vendían dulces y que me contaron que era la única forma de sobrevivir para medio comer, en espera de una visa.

Las historias de terror que se cuentan de menores migrantes, sobre todo niñas y adolescentes que están expuestas a abusos por parte de autoridades, al tráfico de blancas del crimen organizado y de otros migrantes en su travesía por la ruta migratoria, son constantes.

A Jazive, quinceañera salvadoreña, la conocí en Tapachula. Viajaba sola y esperaba un salvoconducto para cruzar por México y llegar a Estados Unidos. Me contó que en su travesía se hizo novia de otro joven de su país para con ello contar con compañía y protección y evitar violaciones. De todas formas, me dijo, se puso la “vacuna antiméxico”, un anticonceptivo, para evitar quedar embarazada en caso de abusos por parte de delincuentes o policías.

Nula, la protección del Estado

La política migratoria humanista no aparece en la ruta de estos niños, niñas y adolescentes. La protección del Estado mexicano es nula, incluso para los menores mexicanos deportados de Estados Unidos, que son prácticamente escupidos por la llamada puerta giratoria de metal de las distintas garitas y que quedan expuestos al crimen organizado.

También esta semana, el Instituto Nacional de Migración, que sigue dirigiendo Francisco Garduño, acusado como uno de los responsables de la muerte de 40 migrantes, informó que de enero a marzo de 2024 ha canalizado a 43 mil 554 menores de edad en situación migratoria irregular.

De ellos, 31 mil 150 menores tienen entre cero y 11 años, mientras que 12 mil 404 tienen entre 12 y 17 años. Según sus países de origen, el mayor flujo de niñas, niños y adolescentes fue de Venezuela, pues registró 16 mil 176 migrantes en este periodo (37.1%). Le sigue Ecuador, con 5 mil 326, es decir, 12.2% del total; Colombia, con 3 mil 693, el 8.5%, y otros países con 42.2%, o 18 mil 359 migrantes menores de edad.

Lo que no explicó en su boletín el INM fue a qué se refiere con “canalizó”. Los detuvo, queda claro, pero ¿están en un albergue-cárcel?, ¿fueron llevamos al DIF?, ¿ya fueron deportados?, ¿se contactó a su familia? La maldita semántica que no explica, como en Estados Unidos, dónde están esos miles de niños. Tal Cual.

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