Preocupación cunde entre los inmigrantes en Misisipi ante un futuro incierto
Foto: Terry Truett / AP
Por Laura Barros
AP. Washington, Estados Unidos. 15 de agosto de 2019.- La preocupación se ha apoderado de las familias inmigrantes afectadas por la redada masiva de la semana pasada en Misisipi (EE.UU.), ante las perspectivas de que los procesos migratorios de los detenidos demoren meses y la falta de empleo en las plantas de pollo, su principal fuente de trabajo.
Las «familias ahorita están tristes, agobiadas, no tienen trabajo», relató a Efe Enrique, un obrero de origen mexicano que quedó desempleado tras el operativo que el pasado 7 de agosto afectó a la empresa en la que trabajaba en la localidad de Morton y a la que no había acudido ese día.
Según Enrique, que prefirió usar este nombre para no revelar su identidad, «la mayoría de la gente trabaja» en las plantas, donde él recibía dos dólares por cada una de las 50 cajas de piezas de pollo que debía llenar en una jornada regular, lo que le «daba para comer».
«A la planta ya no regresa la gente, porque trabajábamos con otro nombre, otro papel, ahorita quieren ellos verdadero nombre o con papeles dependiendo el trabajo que quieran en la planta, pero como todos nosotros los que estamos afectados no tenemos eso…», admitió este joven de 22 años y con cinco en Estados Unidos, a donde admite llegó como «mojado» (indocumentado).
Y aunque esta misma semana logró conseguir un puesto temporal en la reparación de una casa, admitió que es «duro», ya que debe trabajar a pleno sol y sin conocer a ciencia cuánto le van a pagar ni qué va a pasar con el salario que debía recibir de la planta.
Una voluntaria social que se identificó como «Teresa» explicó a Efe que alrededor de un centenar de trabajadores han resultado afectados por la redada sin que les hubiesen entregado su último pago.
También preocupada se declaró una madre nacida en Veracruz (México) y cuyo esposo continúa detenidos por las autoridades migratorias mientras que ella, sobreponiéndose al temor, busca completar los documentos para garantizar que el juez de migración le autorice a permanecer en el país.
«No sabemos todavía cómo le vayamos a hacer. No sé si vaya a salir o no», confesó esta ama de casa quien reside desde hace 20 años en el país, donde nació su pequeño de ocho años.
De su hijo contó que se puso «muy triste» tras conocer la detención de su padre. «Dice que por qué el presidente (estadounidense, Donald Trump) hace eso de separar familias. Está muy triste. Dice que él necesita a su papá», comentó la mujer.
«El primer día yo sentía feo porque decía va a llorar, pero no, mi niño fue fuerte. Dice: ‘Mami, no llores porque yo estoy contigo'», relató la inmigrante, que había dejado de trabajar en la planta junto a su esposo para cuidar de su hijo, quien sufre de asma.
De allí que a la preocupación por la liberación de su esposo se suma la situación económica de la familia. «Nada más trabajaba él», confiesa y destaca que «gracias a Dios» le han estado ayudando en la Iglesia a la que asiste con alimentos.
«Mi esposo -continúa- me dejó un cheque, su último cheque. Entonces, con eso trataré de cubrir este mes», afirmó tras señalar que pese a que tiene temor y a que se siente perseguida debe salir de su casa para ayudar con el proceso de su esposo, que ya llevaba siete años en la planta.
«Nosotros no somos criminales, nosotros solamente queremos trabajar. Si tal vez dieran un permiso (de trabajo) uno se dedicaría a trabajar», señaló.
El sacerdote Roberto Mena, de la Diócesis de la localidad de Jackson, consideró que lo ocurrido es un «drama humano».
«En todas las misas tuve niños llorando y diciéndome que no tienen a sus mamás y papás», comentó a Efe el religioso, natural de Guatemala, tras admitir que ha conocido un par de casos en que ambos progenitores están detenidos y los pequeños están al cuidado de familiares.
Este jueves, el diario The Washington Post reveló datos de la investigación que apuntan a que las compañías procesadoras de pollos afectadas por las redadas podrían haber estado violado conscientemente las leyes migratorias contratando a indocumentados para sacar «ventaja comercial» de ello.