Banda criminal de México robó de 2 a 3 mdd en minerales

Por Christopher Sherman

AP. Ciudad de México. 13 de febrero de 2019.- Un grupo de delincuentes de México robó aproximadamente de 2 a 3 millones de dólares en concentrados de minerales a través de un sofisticado mecanismo que duró meses, informó la compañía minera canadiense Telson Mining Corp.

El presidente de Telson, Ralph Shearing, dijo que algunos choferes de camiones trabajaban con los ladrones que sortearon las medidas de seguridad mientras el material se transportada de la mina de Campo Morado, de Guerrero, al puerto de Manzanillo, en la costa del océano Pacífico.

Shearing dijo que medidas de seguridad adicionales han resuelto el problema. Señaló que los robos parecen haber ocurrido durante un periodo de cuatro a cinco meses mientras la compañía, con sede en Vancouver, investigaba la razón por la que la calidad de su producto se medía a un nivel inferior de lo que estaba cuando salió de la mina.

“Tenía la impresión de que los concentrados no eran algo que se robara con frecuencia, porque ¿qué haces con ellos?”, dijo Shearing. “Tienen que venderlos a un corredor de materias primas o a una fundidora”.

Los robos de minerales no son algo desconocido en México. En 2015, hombres armados robaron concentrado de oro con un valor estimado de 8,5 millones de dólares de una mina en el estado norteño de Sinaloa. Y Codelco, una empresa minera de cobre de Chile, descubrió un mecanismo similar al de Telson, pero a una escala mucho mayor que pareció haber robado toneladas de concentrado durante años.

El crimen organizado en México se ha diversificado. La lucha contra el robo de mercancía más grande del país es contra los ladrones de combustible que perforan los ductos y venden la gasolina y el diésel robado. El gobierno ha reportado que 14.895 de esas tomas clandestinas fueron descubiertas en 2018, un promedio de 41 perforaciones diarias a nivel nacional.

Telson compró la mina de Campo Morado, ubicada en las montañas de Guerrero, en 2017 y comenzó con la producción comercial el año pasado. La mina produce zinc y concentrados de plomo.

Los directores de operaciones comenzaron a notar discrepancias entre los niveles de concentrado de las muestras tomadas de los camiones antes de que salieran de la mina y los grados que recibían de sus compradores en Manzanillo. Tras revisar rigurosamente sus propios procesos de laboratorio y determinar que todo estaba bien, la compañía amplió su investigación.

Encontró que algunos choferes de una compañía de transporte contratada estaban haciendo paradas en alguna parte del estado de Jalisco durante el viaje de cuatro a cinco días en el que transportaban entre 35 y 40 toneladas de concentrado. Antes de partir de la mina, el concentrado se cubría con una capa de cal y se tomaban fotografías para que el cargamento pudiera ser revisado a su llegada en busca de señales de alguna alteración.

Luego, se cubría el cargamento con una lona asegurada con un cable y supuestamente con candados a prueba de falsificaciones.

“Estos muchachos eran tan sofisticados como para saber cómo abrir los candados sin dejar alguna evidencia y sacar algo del concentrado”, dijo Shearing.

Los ladrones remplazaban el material robado con un concentrado de menor nivel del mismo peso, y volvían a cubrir la carga con la cal, la lona y los candados.

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