César Díaz, guatemalteco ganador en Cannes, retrató el horror de su país

Por Maricruz González May

EFE. Ciudad de México. 24 de junio de 2019.- Sorprendido por la entereza con la que mujeres indígenas de Pambach, Guatemala, dan cuenta de las atrocidades que vivieron durante la dictadura y cómo siguen buscando a sus hijos y esposos desaparecidos, Cesar Díaz, ganador de la Semana de la Crítica en Cannes dio voz a estas historias en Nuestras madres.

En la cinta filmada principalmente en la comunidad indígena maya de Pambach, mujeres guatemaltecas dedican sus días a buscar a sus desaparecidos, al lado de un antropólogo forense, que trabaja exhumando víctimas de la Guerra Civil Guatemalteca y buscando, a la vez, a su padre.

En entrevista telefónica con Notimex, César Díaz, quien ganó el premio SACD (Sociedad de Autores y Compositores Dramáticos) de la Semana de la Crítica, sección paralela del Festival de Cannes, mencionó que conoció estas historias durante una investigación para otro documental y al conocer a estas mujeres, decidió contar la historia de un pueblo que ha sido víctima de una masacre.

“A mí me impresionó mucho que cuando llegas a esta comunidad, las mujeres del pueblo te llevan al lugar de los hechos y te cuentan: ´El ejército llegó aquí, era tal hora, asesinaron a los hombres y bebés de esta manera, a nosotras las mujeres nos violaron´. Es una cosa muy de hechos (…) y para ellas compartir estas experiencias es una manera de validar lo que pasó”, refirió el joven cuyo padre desapareció durante la dictadura guatemalteca, en los ochenta.

A decir del realizador, la historia de estas mujeres y la de su padre le rondaron en la cabeza hasta que logró aterrizar las desapariciones guatemaltecas, hechos que no resuenan en el extranjero pero que tanto a su familia como a otras los hizo migrar a México en la década de los 80.

“El tema de las desapariciones es muy álgido en Guatemala, sobre todo porque dediqué el premio (de Cannes) a las víctimas del genocidio y a las mujeres que todavía están de pie a pesar de todo lo que les había sucedido, porque justo ahora se tiene una iniciativa de Ley de Amnistía, que quiere decir que todos los pequeños procesos judiciales que hemos podido lograr después de la dictadura se nos vienen abajo si logran pasar esta ley”, lamentó el creador.

Por eso, el egresado de la Universidad Libre de Bruselas dijo: Sentía la responsabilidad de hacer pública e internacionalmente la situación de desapariciones guatemaltecas y darle voz a las víctimas de genocidio.

Tras su celebrada exhibición en la riviera francesa, Nuestras Madres se estrenará en la comunidad indígena de Pambach, donde mayoritariamente hablan poqomchi (lengua maya).

“Nos gustaría doblar la película porque es una comunidad indígena, en su mayoría monolingüe, y estamos buscando apoyo de la comunidad Europea, porque es para nosotros necesario que devolverles un poco su historia”.

Mientras se logra concretar el doblaje, donde pretenden incluir la participación de actores de Pambach, los agentes de ventas están por cerrar las negociaciones para que próximamente se exhiba en México.

“Creo que es importante que esta historia se muestre en México porque hay muchas similitudes en torno al desenterrar desaparecidos, a los miles de asesinatos que se están dando, a las narcofosas, a la situación que atraviesan las familias buscando dónde están sus desaparecidos (…) En fin, creo que esta película puede resonar de una manera importante”, consideró el creador.

La lucha continúa

“Para Guatemala es muy importante llegar a Cannes y ganar, porque tenemos una industria incipiente, sin apoyos ni ley cinematográfica”, aseguró el realizador guatemalteco. Díaz puntualizó que “por extraño que resulte”, la película pudo levantarse gracias a los estímulos de Francia y Bélgica.

“A mí me hubiera encantado que esta hubiera sido una producción guatemalteca, una producción latinoamericana, pero no lo hubiera podido hacer, jamás hubiera tenido el presupuesto para poderla fondear”, compartió con desilusión.

Para Nuestras madres, Díaz trabajó cinco años para escribir el guion y empezó a buscar fondos en Francia y Bélgica, donde vivió por algún tiempo: “Soy guatemalteco y tengo la ciudadanía belga también, lo que me permitió acceder al fondo belga y a un estímulo fiscal de ahí”, refirió el cineasta.

“La verdad, concretamente es una película europea, o sea es su financiación es totalmente europea. Es triste pensar que un tema tan guatemalteco, con un equipo guatemalteco y con actores mexicanos, tengamos que ir a Europa a buscar dinero para poder hacer la película”, mencionó el cineasta quien además cuenta con formación teatral.

No obstante, el creador –quien actualmente reside en Guatemala- desea que este triunfo haga que los encargados de las políticas culturales de ese país centroamericano volteen a ver al cine e inicien los trabajos necesarios para crear una ley de cinematografía para la producción de cine nacional.

“Necesitamos una ley de cine, un fondo de cine que regule el poquito recurso que se da a la cultura (porque además de ser muy poco, actualmente se da a dedazo al cuate y al amigo). Los creadores pedimos y proponemos un presupuesto real, reglas claras, convocatorias y un jurado internacional para evitar entrar en conflictos de interés”, expuso a propósito del cambio político que están viviendo tras las elecciones del pasado fin de semana.

De acuerdo con César Díaz, en 2018 en Guatemala se produjeron ocho películas, las cuales fueron filmadas con “los dientes”, con el apoyo de amigos, con el patrocinio del hospedaje y la comida, y el préstamo de una cámara de video.

“En Guatemala se hace un cine muy artesanal. Tiene una parte muy padre, que es el hecho de que el compromiso es enorme, porque se sabe que no hay dinero y que hay que darlo todo a la primera”, señaló con optimismo el realizador de 40 años.

Emocionado y confiando en que ya tiene un paso adelante para realizar películas que conecten con el espectador, César Díaz espera no tardar tanto en levantar su siguiente largometraje.

Se trata de una adaptación de la novela Los jueces, de Arnoldo Gálvez Suárez, que cuenta la relación conflictiva entre un barrio pobre de Guatemala y un asentamiento muy cercano a éste.

“Es una novela que me gusta mucho porque es muy cinematográfica y cuenta el momento donde hay un asesinato y la violación de una chica, entonces la gente del barrio acusa a las personas del asentamiento, por lo que se convierten en jueces sin tener ninguna prueba y eso me parece interesante, porque trata de nuevo un tema de cómo hacer justicia en un país donde no hay justicia”, sostuvo.

Para este proyecto, el cineasta aseguró que está buscando llevarlo a cabo con fondos latinoamericanos, por lo que ya trabaja con un productor colombiano que conoció en Cannes y que quiso sumarse a éste.

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