Combatir corrupción e impunidad ¿es fundar otro régimen?
Foto: Victoria Valtierra / Cuartoscuro
Por Gregorio Ortega
Periodistas Unidos. Ciudad de México 21 de septiembre de 2019.- ¿Tú, lector, deseas que tu patria se vaya al traste? Quizá coincidimos, sólo los enfermos pueden esperar, incluso con fruición, que el gobierno fracase, por angas o mangas, pero que quienes hoy mandan se hundan, y nosotros con ellos, es una apuesta de alto riesgo, porque nos lleva directo al destino de Haití.
Como millones de mexicanos, dejé de confiar en los partidos políticos desde que los chuchos pervirtieron al PRD; a partir de que el Verde únicamente es útil para amparar raterías electorales, y de las otras; cuando Vicente Fox capituló ante el sistema, y mandó al carajo la transición, y también al momento en que Felipe dedujo que la solución era matar, lo mismo culpables que inocentes, para combatir a la delincuencia organizada. La cereza en el pastel, desde que el PRI se traicionó a sí mismo y enterró al proyecto de la Revolución, sin siquiera organizar las exequias.
Lo que ahora se construye es con los rescoldos de lo que existió, por eso mismo hay desconcierto y el triunfo en el combate a la corrupción y la impunidad está en duda, pues como me dijera un inteligente amigo: No olvides que los políticos en México comen sopa del mismo plato.
Lo entiendo de la siguiente manera: los administradores públicos pervirtieron tanto a las instituciones a su carga, que en lugar de ellos representarlas y modelar su carácter y actitudes de acuerdo a los rasgos republicanos que les dieron vida, son las instituciones las que se travistieron y adoptaron los rasgos humanos de quienes las administran, en idéntica manera a como las mascotas domésticas se parecen a sus dueños.
Si el análisis es correcto, dar a México un destino optimista pasa por la reforma del Estado, por una modificación profunda del modelo de gobierno, para imponer, en consenso, diferentes reglas del juego, acordes con la necesidad de conceptuar y sustituir al proyecto de la Revolución e ir más allá del neoliberalismo y de la redistribución del ingreso, pues si se deja de crear riqueza, lo único a compartir serán las miserias que ya nos agobian.
Sustentar el cambio de régimen únicamente en el combate a la corrupción y la impunidad, deja sin sustento ideológico y político la refundación de la República y a la 4T, porque si no se tienen los elementos legales para encerrar a las cabezas del expolio, de manera rápida, acabará de minarse la confianza en el Poder Judicial de la Federación, de la misma manera que se destruye la imagen de las instituciones con el escarnio de que son objeto las fuerzas armadas.
Prometer una sanción y dejar sueltos a los delincuentes, va en contra de las decisiones políticas elementales para lograr el cambio.
@OrtegaGregorio