Discurso de la Dra. Cristina Gómez Álvarez durante la conmemoración del 2009 aniversario de la Independencia de México en la CDMX + Video

Foto: Especial

Dra. Claudia Sheinbaum Pardo

Jefa de gobierno de la ciudad de México  

Estimados miembros del presidium

Señores y señoras

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 19 de septiembre de 2019.- Agradezco enormemente a la Jefa de Gobierno la invitación para participar en esta ceremonia, pues para mi es un honor compartir con ustedes este día que conmemora  209 años  del inicio de nuestra revolución de Independencia.  

Deseo iniciar recordando que el mandato de realizar esta ceremonia lo recibimos directamente de los insurgentes cuando en los Sentimientos de la Nación, texto escrito por Morelos y aprobado por el Congreso de Anáhuac realizado en  Chilpancingo en 1813, se estableció en el último sentimiento (23) lo siguiente: que “se Solemnice el día 16 de septiembre todos los años , como el día aniversario en que se levantó la voz de la independencia y nuestra santa libertad  comenzó, pues en ese día fue en el que se desplegaron los labios de la Nación para reclamar sus derechos con espada en mano para ser oída; recordando siempre el mérito del gran héroe, el señor D. Miguel Hidalgo y su compañero D. Ignacio Allende.”

Para recordar este hecho histórico y el mérito de Hidalgo y su compañero Allende, el edificio del Antiguo Palacio del Ayuntamiento de la Ciudad de México es el mejor escenario, pues aquí dos años antes, en 1808, se fraguó el primer intento por establecer un gobierno autónomo de España, propuesta que contó con el apoyo del virrey de Nueva España. La pertinencia de este gobierno se explica porque las tropas franceses había invadido la península ibérica y Napoleón Bonaparte había nombrado a su hermano José emperador del imperio español. No obstante las simpatías que había despertado entra los habitantes de la Ciudad de México la formación de este gobierno,  los comerciantes apoyados por tropas del ejército realista, tomaron prisioneros al virrey y a varios miembros del ayuntamiento, acción que constituyó el primer golpe de estado en  la historia de nuestro país.

          Al cerrarse la posibilidad de contar con un gobierno propio, mientras el rey Fernando VIII fuera liberado por los franceses, iniciativa promovida por instituciones del poder colonial, se abrió entonces paso a la revolución social. En efecto, esta se inició, como sabemos el 16 de septiembre de 1810 cuando el cura Miguel Hidalgo llamó al pueblo de Dolores a tomar las armas para luchar contra el poder colonial. La respuesta fue sorprendente, pues poco tiempo después, Hidalgo logró reunir a más de 100 mil personas, ellas pertenecía a los sectores más desposeídos de la sociedad novohispana: los indios y las castas, quienes formaron las filas del  ejército insurgente. Entre junio y julio de 1811, los españoles fusilaron a Miguel Hidalgo a su compañero Allende, lo que lejos de significar la derrota de su causa, ésta avanzó y al mando ahora de Ignacio Rayón y José María Morelos formó un gobierno en la población de Zitácuaro y esta lucha logró controlar una parte importante del territorio novohispano. Además, la lucha insurgente vivió un momento relevante cuando se realizó el Congreso en la ciudad de Chilpancingo en septiembre de 1813. Ante los diputados de este congreso, Morelos presenta el programa político y social de la revolución que titula Los Sentimientos de la Nación. Este documento retoma los primeros decretos que se proclamaron en 1810, como la abolición de la esclavitud, de las castas y del tributo indiano; además, estableció la igualdad de todos los individuos frente a la ley, quizá el sentido social de la revolución insurgente lo encontramos sintetizado en el siguiente sentimiento (12) “que como la buena ley es superior a todo hombre, las que dicte nuestro congreso deben ser tales, que obliguen a constancia y patriotismo, moderen la opulencia y la indigencia, y de tal suerte se aumente el jornal del pobre, que mejore sus costumbres, alejando  la ignorancia, la rapiña y el hurto.” El lo político Los sentimientos  de la Nación establecieron la República como forma de organización del nuevo Estado que se quería construir basado, por supuesto, en la soberanía popular depositada en el congreso. Esto último con frecuencia se olvida hoy en día, si nosotros solos republicanos es gracias a la lucha insurgente, a la lucha por la independencia. También en Chilpancingo se firmó el Acta de Independencia, en donde en un párrafo se escribe: “queda rota para siempre jamás y disuelta la dependencia del trono español”. Esta acta tenía como propósito buscar el reconocimiento del gobierno insurgente por parte de otras naciones europeas, especialmente de los Estados Unidos de Norteamérica.

          Estos hechos históricos que constituyen una parte fundamental de nuestro pasado han sido menospreciados, y aunque ustedes no lo crean el neoliberalismo se estableció también en la  historiografía mexicana, asunto muy grave sobre todo cuando hace nueve años se conmemoró el bicentenario del inicio de la independencia, es decir, de la primera trasformación en la historia de nuestro país.   

 Poco a poco esta corriente historiográfica neoliberal fue influyendo en la mayoría de los historiadores profesionales, los que en ese tiempo tenía voz en la prensa, en la radio, en la televisión y afortunadamente ya no va hacer así. Ellos afirmaban que la insurgencia mexicana no fue más que una serie de movimientos inconexos que tuvo poco impacto en el proceso que logró la independencia. Además, se presenta a la causa insurgente sin ideas, ni proyecto político salvo el expresa en la Constitución promulgada en Apatzingán en 1814. De esa manera, se quiso negar que en 1810 se iniciara una revolución social que luchara por poner fin a la dominación española y construir un Estado y sociedad  donde hubiera igualdad y justicia sociales.  Para la historiografía neoliberal el liberalismo de las Cortes españolas de Cádiz fue el que constituyó la verdadera revolución que provocó las transformaciones políticas que dieron lugar a la Independencia y a la construcción de un país libre y soberano.

Pero afortunadamente, el 1 de julio del año pasado el pueblo votó para lograr un cambio, una trasformación, donde, es mi deseo, que estas interpretaciones se dejaran de lado y, especialmente, quiero aquí llamar la atención, cuando nosotros tenemos un presidente, Andrés Manuel López Obrador, que coloca a la historia en el debate público todos los días por la mañana. Para la cuarta trasformación la recuperación de la memoria histórica es una tarea importante y cotidiana, pues contribuye de manera notable a formar conciencia histórica en los mexicanos, condición de la existencia humana. La cuarta trasformación se dirige a llevar a la práctica el sueño de los insurgentes mexicanos de construir una sociedad en donde impere la igualdad y justicia sociales. Aquí la primera y la 4 trasformación se toman de la mano.

Para concluir quiero decir que celebro enormemente que nuestra Jefa de Gobierno haya decidido dedicar el año que entra a Leona Vicario, pues se trata de un hecho inédita en la historia de nuestra ciudad. Esto nos permitirá conocer la vida de nuestra Madre de la Patria, nombramiento que le dieron en el siglo XIX, cuya trayectoria es ejemplar para ilustrar el papel que juegan las convicciones en momentos trascendentales, convicciones que la historia neoliberal borró de la conducta de todos los hombres que nos dieron patria y libertad.  Ella, a pesar de pertenecer a un sector acomodado de la capital del virreinato, no dudó en unirse a la lucha insurgente, aún cuando tenía posibilidad de continuar participando políticamente en otros grupos que no eran insurgentes y que no pretendía llevar a cabo una trasformación de fondo, ella optó por el camino de la revolución.  Por eso creo que el haber decidido correctamente dedicarle el año que entra a Leona Vicario  también nos permitirá reflexionar acerca del papel que jugaron las mujeres en la lucha por trasformar nuestro país. Finalmente, creo que el año de 2020 podremos debatir el papel que jugaron los insurgentes y, por supuesto, Leona Vicario en la consumación de la independencia alcanzada en 1821. En ese ocasión  la Ciudad de México sí será protagonista fundamental. Yo espero

que derrotemos la corriente neoliberal que nos ha negado la existencia de que las trasformaciones se hacen cuando el pueblo se organiza para llevarlas acabo y, contribuir de esa manera, en la formación de la conciencia histórica de los mexicanos.  Es mi convicción que la tarea que tenemos los historiadores -aquí llamo a mis colegas, especialmente a los jóvenes- es estudiar el pasado para comprender nuestro presente y siempre con la mirada puesta en el futuro. Otra tarea fundamental que tenemos es difundir ampliamente  el conocimiento histórico entre los mexicanos para que empecemos a contribuir de esta manera a la cuarta trasformación de nuestro país.

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