Periodistas Unidos. Ciudad de México. 12 de abril de 2025.- Los 40 días de la Cuaresma han llegado a su cenit con la Semana Santa, también llamada Semana Mayor, y para los cristianos, sobre todo aquellos practicantes de su religión, es la fecha más importante del año, cuando se conmemoran los eventos centrales de su fe: la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo.
Dichos acontecimientos son el fundamento del cristianismo, que en la Semana Mayor revive el sacrificio que hizo el Hijo de Dios al ofrecer su vida al Padre para la redención de su creación más amada: el ser humano, que por esta acción renueva su relación con Dios, se le abren las puertas del Cielo y renueva su esperanza en alcanzar la vida eterna al lado de su Padre.
Desde el 5 de marzo, cuando se celebró el Miércoles de Ceniza, hasta este sábado 12 de abril han pasado (sin contar los domingos) 34 de los 40 días que dura la “Cuaresma”, del latín quadragesima en referencia a los 40 días que Jesús pasó en el desierto en oración y ayuno para prepararse espiritualmente antes de comenzar su ministerio público.
Todavía en Cuaresma, empieza la Semana Mayor
Así como Él, los cristianos se preparan durante 40 días con oraciones, ayuno, abstinencia de carne, sacrificios, limosnas y obras de misericordia para purificarse y transformar su vida (conversión) que se intensifican durante la Semana Santa para vivir con fe, congruencia y plena consciencia lo que significa el sacrificio de Jesús.
La Cuaresma terminará el Jueves Santo, que este año de 2025 será el 17 de abril, pero será mañana 13 de abril cuando comenzará la llamada Semana Mayor, con el Domingo de Ramos que recuerda la entrada triunfal de Jesús a Jerusalén antes de ser apresado, torturado y asesinado en la cruz. Es momento de celebrarlo y reiterar a Dios Hijo el deseo de seguirle, de estar cerca de Él.
A partir de esta fecha se sumarán los momentos personales de recogimiento, penitencia y oración de la Cuaresma con la vivencia de la fe en comunidad durante la Semana Santa, por medio de procesiones, misas, representaciones populares de la pasión, fallecimiento y resurrección de Cristo en plazas públicas, así como un sinfín de costumbres que cada pueblo ha desarrollado en su historia y transmitido a la siguiente generación.
Fiesta y dolor, silencio, procesiones y escenificaciones
Como en otras naciones, en el México católico es común que cada barrio, pueblo e incluso parroquia organice escenificaciones de los últimos días de Jesús antes de su muerte, como es el caso de la Representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa, alcaldía de la Ciudad de México en la que actúan y participan cientos de personas y que millones más siguen en vivo o por distintos medios de comunicación y redes sociales.
También muy concurridas son las procesiones del silencio, cuando los fieles marchan sin hablar por calles de su localidad para manifestar su respeto, reflexión y recogimiento ante el dolor de Cristo y quienes le acompañaron durante su martirio y muerte, entre ellos la Virgen María, madre de Jesús.
El Jueves Santo es día de celebración y fiesta, mientras que por la noche comienza la tristeza. Temprano, el obispo de cada diócesis preside la Misa Crismal, durante la cual consagra el Santo Crisma y bendice los santos óleos que se usarán ese año para distintos sacramentos; asimismo, todos los sacerdotes renuevan las promesas que hicieron durante su ordenación.
Por la tarde, en cada iglesia se celebra la Misa de la Cena del Señor (la llamada Última Cena), durante la cual se realiza el Lavatorio de Pies (muestra de la humildad y vida de servicio al prójimo bajo el mandamiento: “Ámense los unos a los otros como Yo los he amado”), la institución del sacerdocio (“Hagan esto en conmemoración mía”) y la instauración de la Eucaristía (“Esto es Mi Cuerpo/Esta es Mi Sangre”), el regalo más grande que Jesús ha dado a la humanidad.
Sin adornos ni campanas, comienza el Triduo Pascual
Al terminar, se desnuda el altar de velas, flores y manteles, callan las campanas y se cubren todas las figuras. Aquí comienza en Triduo Pascual, núcleo de la Semana Mayor: el Jueves Santo durante el cual se recuerda la pasión de Cristo, el Viernes Santo en el que se vive una vez más su muerte y el Sábado Santo, tiempo de duelo antes de la fiesta de la resurrección.

Menos concurrida pero aún en práctica es la tradición de la Visita de las Siete Casas, como se le dice al recorrido que las autoridades de su época obligaron a hacer a Jesús antes de ser condenado a muerte: del Cenáculo donde se celebró la Última Cena de Jesús con sus apóstoles, al Monte de los Olivos, donde el Hijo de Dios oró y fue arrestado.
Sus captores lo llevaron, entonces, a la casa del sacerdote Anás y luego a la de Caifás, sumo sacerdote que lo interrogó para luego enviarlo al palacio donde vivía Poncio Pilatos, prefecto (gobernador) de Judea, que habló por vez primera con el reo sin hallar alguna culpa de lo que le acusaban.
Llevado ante Herodes
De allí fue llevado al palacio de Herodes, tetrarca (gobernante) de Galilea, región de donde era originario Jesús y quien se negó a realizar milagros frente al mandatario, que se burló de él y lo envió de regreso a Pilatos. El romano lo recibió en el pretorio y allí ordenó la crucifixión, para lo cual el nazareno debió caminar cargando su cruz hasta el monte Gólgota.
Durante este día de la Semana Santa, los católicos recorren siete templos y hacen una meditación o breve oración ante el sagrario, en señal de acompañamiento a Jesús durante ese sufrido recorrido.
Dolor, sorpresa y luz, culmen de la Semana Mayor
El Viernes Santo es día de congoja y dolor, punto central de las representaciones de la crucifixión y muerte de Cristo, cuando los cristianos lloran el asesinato del Hijo de Dios. Son muchas las muestras de pesar en las calles, con el rezo en procesión de Viacrucis o Camino de la Cruz, que sigue el paso a paso de las últimas horas de Jesús.
El Sábado Santo es tiempo de conmoción y confusión, de duelo, silencio y espera. En muchos barrios se realiza la Quema de Judas, apóstol que traicionó a Jesús y lo entregó a sus perseguidores a cambio de 40 monedas de plata. Este personaje es representado con un muñeco de papel maché al que la gente prende fuego. También se hacen oraciones de acompañamiento y pésame a María, madre de Jesucristo, en el Vía Matris.
Los cristianos velan, es tiempo de vigilia. El sufrimiento por la muerte del Mesías dura hasta la Vigilia Pascual, cuando Cristo triunfa sobre la muerte con su resurrección, fundamento de la fe y de la esperanza de los cristianos. En los templos se celebran cuatro liturgias: de la Luz, con la bendición del fuego nuevo (encendido de cirios), de la Palabra, Bautismal (momento en que los nuevos católicos reciben el sacramento del Bautismo) y Eucarística.
¡Aleluya!, la luz vuelve al mundo
Y al día siguiente, ¡aleluya! La luz vuelve al mundo con la resurrección del Señor. El invierno y oscuridad por la ausencia de Jesús da paso al renacimiento de la vida, comienza la Pascua Florida y la fiesta de la Pascua se extiende durante 50 días, hasta el Domingo de Pentecostés.
Conocido por su profunda devoción a Dios, su particular vivencia de la religión católica, su fervor y su riqueza cultural, el pueblo mexicano tiene un sinfín de tradiciones experiencias religiosas para analizar, renovar y compartir su fe durante este periodo, pero algunas localidades destacan por sus celebraciones únicas y particulares.
Aunque muchos ritos y actividades religiosas se repiten con gran similitud en todo el país, como las procesiones del silencio en Taxco (con sus famosos penitentes), Zacatecas, San Luis Potosí (la segunda más grande del mundo, sólo después de la de Sevilla) y San Juan Tlihuaca, en Azcapotzalco, hay otras tradiciones de Semana Santa que son particulares y exclusivas de determinadas localidades de México.
Aguas frescas, centuriones, penitentes y luchas
El Domingo de Ramos se celebra la Pesca de la Sardina Ciega en el pueblo mágico de Tapijulapa, Tabasco. Patrimonio Cultural Inmaterial de México, en esta muestra del sincretismo en nuestro país indígenas zoques llegan a la Cueva de la Sardina Ciega donde echan barbasco (mezcla de plantas que tiene efectos narcóticos) al río para adormecer a esos peces en el lugar y luego capturarlas con canastos.
En Chihuahua, los rarámuris celebran el Comonorirawachi (cuando caminamos en círculo) en Tewerichic y en el que también se mezcla la cultura ancestral con algunos ritos cristianos y con danzas alrededor de algunos templos representan la lucha de Dios y el diablo.
El Lunes Santo en Oaxaca se celebra el Día de la Samaritana, cuando los pobladores locales ofrecen aguas frescas a quienes recorren esa ciudad.
Las Danzas de los Judas en las cuales participan personas vestidas con elegantes trajes de terciopelo negro y látigos que bailan al ritmo de las bandas de viento, en la localidad de Pajacuarán, en Michoacán; o La Judea, procesión de fieles con máscaras que representan a Judas Isacariote y marchan por el Centro Histórico de Purísima del Rincón, en Guanajuato, en una representación paralela al Vía Crucis.

En Tetela del Volcán, en Morelos, desfilan los sayones, gente del lugar vestida como centuriones romanos con grandes sombreros hechos de papel que mientras caminan o bailan, van raspando sus machetes contra el suelo hasta llegar a la parroquia y Ex Convento de San Juan Bautista. Tras la misa, se reúnen en las calles cercanas donde queman sus sombreros como muestra de arrepentimiento por haber participado en la pasión y muerte de Cristo.