El primer diccionario sánscrito-español, un hito para India y el mundo hispánico
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Por Moncho Torres
EFE. Nueva Delhi, India. 14 de diciembre de 2019.- La publicación del primer diccionario sánscrito-español, del académico catalán Òscar Pujol, marca un hito para el acercamiento cultural entre la India y el mundo hispánico, un puente de conocimiento que nace tras 7 años de intenso trabajo.
El «Diccionario sánscrito-español. Mitología, filosofía y yoga» (Herder) abarca en sus 1.500 páginas más de 64.000 voces traducidas, en las que se destaca las acepciones más empleadas y su doble etimología, además de presentar numerosos artículos enciclopédicos, una puerta a la esencia cultural india para un público más amplio.
Doctor en Filosofía y Filología sánscrita, Òscar Pujol (1959) recibe a Efe en su despacho en el Instituto Cervantes de Nueva Delhi, centro que dirige desde el pasado septiembre tras una primera etapa, 2007-2012, en la que inauguró la actual sede.
Animado por su futura esposa, Pujol visitó la India por primera vez en 1979, un país que nunca le había interesado, pero que resultó ser «un descubrimiento» al que ha dedicado su vida.
«Me impresionó mucho esta sociedad, la religiosidad, los templos, y luego cayó en mis manos una traducción inglesa del Bhagavad Gita (un influyente texto sagrado indio), que me abrió los ojos respecto a mi situación en aquellos momentos», explica Pujol.
«Me tocó la fibra, me tocó el corazón por así decirlo, y a partir de ahí decidí que volvería a la India para leer ese libro en su lengua original», el sánscrito.
PREGUNTA: ¿Y qué es el sánscrito?
RESPUESTA: El sánscrito es una lengua indoeuropea, una de las dos lenguas clásicas de la India, junto con el tamil. Una lengua que se hablaba aproximadamente en el 1.000 A.C. y que sepamos, en el 500 A.C. era una lengua ya hablada por una élite.
Queda entonces como una lengua culta, una lengua refinada, que tiene un gran poder de expresión. La literatura en sánscrito tiene en estos momentos, como mínimo, 3.200 años de antigüedad y es superior, en extensión, a toda la literatura grecorromana junta.
El sánscrito no está muerto del todo, se sigue escribiendo novela, se sigue escribiendo filosofía y poesía en sánscrito, (…) se sigue dando premios a la literatura creativa en sánscrito hoy en día, hay revistas en sánscrito, puedes hacer un crucigrama en sánscrito, puedes escuchar las noticias en sánscrito cada mañana…
P: ¿Y cuál es el impulso que da a todo eso el RSS, brazo ideológico del partido nacionalista hindú BJP, ahora en el gobierno, que busca una India para los hindúes, con las minorías supeditadas ellos?
R: Es cierto que el RSS y el BJP tienen una especie de fetiche con el sánscrito, pero bueno, conozco un montón de pandits -miembros de la casta superior de los brahmanes dedicados especialmente al estudio del sánscrito- que no tienen nada que ver con eso, y a veces se quejan de que se dice más que lo que se hace. (…) Siempre defiendo la situación del erudito sánscrito, que no viene de los grupos del RSS y que incluso a veces se opone a ellos. Es una tradición muy antigua que no tiene nada que ver con los movimientos nacionalistas que empiezan en los años 20 (del siglo pasado).
Mucha gente del RSS ni sabe sánscrito ni lo va a aprender nunca.
P: Y entonces, como decía, esa pasión por el sánscrito nació con ese primer viaje a la India y el descubrimiento del Bhagavad Gita.
R: Sí, lo leí mucho en inglés. Entonces volví a España y mi mujer me compró un manual de sánscrito y empecé a estudiar en Barcelona por mi cuenta con un par de libros(…) Luego vine aquí y continué estudiándolo. La pasión comenzó casi como un juego.
(Pujol explica que tras un primer intento fallido, logró un visado de estudiante para estudiar sánscrito en la India, concretamente en la ciudad sagrada hindú de Benarés, en el norte del país, por la que se decantó en detrimento de Santiniketan, la universidad bengalí creada por el premio nobel Rabindranath Tagore).
P: Preferí Benarés a Santiniketan porque en Santiniketan estás un poco encerrado en la universidad (…) En cambio en Benarés puedes combinar los estudios de la universidad con los pandits que hay en la ciudad. (Sin embargo) para mí eso fue muy complicado, porque yo había estudiado por mi cuenta sánscrito, pero mis compañeros de clase eran casi todos brahmanes que lo habían estudiado toda su vida. (…) Tampoco sabía hindi. Al principio fue muy duro.
P: Y luego nació el primer diccionario sánscrito-catalán.
R: Fue a principios de los 90.(…) Había completado la licenciatura y comencé a trabajar en Benarés como editor de una revista dedicada a los Puranas, que son una literatura mito-histórica que llega hasta nuestros días (…) En esa época es cuando llegó una visita de una universidad española, de las Islas Baleares, y salió con el rector la idea del diccionario.
Propuse en un principio hacer un diccionario trilingüe: sánscrito, español, catalán; pero él prefirió hacerlo catalán. (…) Ahora pienso que es mejor tener dos volúmenes.
P: El primer diccionario le llevó 12 años, y después nacería el diccionario sánscrito-español, que serían otros siete años de trabajo.
R: Sí, siete. Revisando el de catalán y con la ayuda de México. Porque hay mucho interés por el sánscrito en Latinoamérica y es un diccionario español. (En el diccionario) hay algunas palabras del español de México y me hubiese gustado haber tenido más palabras de otras partes. No podemos olvidar que en España somos solo el 7 % de hablantes de español.
P: Y en la traducción de los términos botánicos, nombres de plantas, árboles, tiene una gran influencia el español americano.
R: Sí, claro, hay muchas plantas, tropicales y subtropicales, que en España no existen y que por lo tanto no tenemos nombre para ellas, y en cambio en México, en Colombia, en Ecuador, Perú, incluso en Argentina, sí que tienen nombre. He estado investigando y a veces para una planta tienes como 15 nombres diferentes (…) y realmente se ha podido rescatar muchas palabras sánscritas que en el de catalán se dejaban con el nombre indio al no tener equivalencia.
P: Lo que sí no pudo rescatar del español americano, quizá, era todo ese significado místico de muchos árboles, que tienen aquí en la India.
R: No, y el diccionario tampoco ha podido profundizar en los usos medicinales de las plantas, que sería muy interesante. (…) Las plantas aquí tienen un valor medicinal muy importante. Y también simbólico. Alguna, por ejemplo la planta tulsi, sí que tiene una nota mitológica sobre ella. Es la albahaca sagrada de la India, quizá la planta más sagrada que hay.