En Cuba se vislumbra un diálogo difícil entre gobierno y artistas
Foto: Yamil Lage / AFP
Por Katell Abiven
AFP. La Habana, Cuba. 02 de diciembre de 2020.- La promesa de un diálogo entre el gobierno cubano y artistas que piden más libertad de expresión, parece ahora estancada, luego de que las autoridades comunistas endurecieran el tono y denunciaran un complot fabricado por Estados Unidos.
Estaba previsto que las discusiones, inéditas en la historia reciente de Cuba, comenzaran esta semana entre el ministro de Cultura, Alpidio Alonso, y representantes de los artistas, pero hasta ahora no se fijó un comienzo.
La apuesta por el diálogo es uno de los principales acuerdos alcanzados durante la noche de viernes a sábado, al término de una movilización espontánea e inusual de alrededor de 15 horas de unos 300 artistas frente a la sede del ministerio.
Extremadamente raro, porque en Cuba el derecho a manifestarse solo se otorga excepcionalmente. Más extraño aún: tomado por sorpresa, el ministerio acordó recibir una representación de 30 manifestantes.
Sus demandas incluyeron libertad de creación y expresión, derecho a disentir y el fin de la represión y el acoso contra los artistas independientes.
“Eso fue un momento histórico (…) desde el mismo instante en que una institución como el Ministerio de Cultura de un país representado por un partido único (… ) recibe a un grupo de jóvenes que disienten”, dijo a la AFP el cineasta Juan Pin Vilar, de 58 años, quien participó en la delegación para “ayudar a que esos muchachos puedan tener un futuro mejor”.
En este grupo, “habían verdaderos opositores al gobierno cubano” y fue “un ejemplo de cómo se puede construir un país”.
Circo mediático
Pero a partir del sábado, el tono del gobierno cambió. El Ministerio de Relaciones Exteriores convocó al encargado de negocios estadounidense, Timothy Zuñiga-Brown, acusándolo de “injerencia flagrante y provocadora”.
El domingo se organizó un mitin de varios cientos de jóvenes en defensa de la revolución socialista, con la presencia del presidente Miguel Díaz-Canel, vistiendo una camiseta con los colores de la bandera cubana.
Si hay diálogo, se relacionará sólo con “todo lo que sea con el socialismo”, advirtió el mandatario. “Intentaron engañarnos, montaron un circo mediático”, agregó. Es “el último intento” de la administración Trump para “derrocar la revolución cubana”.
Por supuesto, recuerda Michael Bustamante, profesor de la Universidad Internacional de Florida, “durante mucho tiempo, el gobierno estadounidense ha pagado dinero por lo que llaman la promoción de la democracia cubana” y “estos son programas controvertidos”.
Pero “es demasiado simplista decir que tan pronto como alguien tiene solicitudes relacionadas con la sociedad civil, Washington las organiza”, agrega.
Todo nació de una protesta del Movimiento San Isidro, colectivo de artistas e intelectuales hasta entonces desconocido para el gran público.
Catorce miembros o simpatizantes del grupo se refugiaron durante diez días en una casa de La Habana Vieja, algunos en huelga de hambre, antes de ser desalojados por la policía el jueves por la noche.
“Un futuro mejor”
Importantes nombres de la cultura se han sumado ahora a su impulso, como Jorge Perugorría, protagonista de la famosa “Fresa y chocolate”, el cineasta Fernando Pérez o, a través de internet, los cantantes Leoni Torres y Cimafunk.
“Lo que sucedió fue algo inédito, en el sentido de que hubo toda una comunidad artística que incluso está mas cercana a la institución, que se solidarizó”, subrayó Camila Lobon, artista plástica de 25 años.
“Lo que realmente movió a la manifestación fue el reclamo, el pedido, la voluntad de esa comunidad del cese absoluto del hostigamiento a los artistas, a los intelectuales, a los periodistas, en sentido general a los ciudadanos que disienten de las políticas del Estado en Cuba”, añadió.
Y fue “un pedido de respeto y de reconocimiento de la libertad de expresión”, dijo.
En este país, donde apenas hace dos años llegó la 3G, internet ha jugado un papel clave, tanto para difundir ampliamente en la red la acción del Movimiento San Isidro, como en la convocatoria a cientos de artistas jóvenes para unirse al ministerio el viernes.
Si bien las redes sociales ofrecen más visibilidad a las voces críticas, en los últimos días muchas de ellas han denunciado extraños cortes que impiden el acceso a Facebook, Twitter y Whatsapp.
Al mismo tiempo, los medios estatales han desmontando ampliamente la “farsa de San Isidro”.
Para Camila Lobon, el cambio de tono oficial es “una estrategia que siempre ha usado la institución para decir que ellos sí dialogan y luego subvierten mediáticamente lo que pasó”.
“La respuesta pública, en los medios gubernamentales, es dura y no estoy de acuerdo con ella”, confiesa Juan Pin Vilar, para quien “este diálogo debe continuar”.