AP. Ciudad de México. 12 de agosto de 2021.- El gobierno de Venezuela y su oposición comenzarán el viernes un nuevo proceso de diálogo en México. Es el tercer intento en cuatro años y se celebra entre muy bajas expectativas de los analistas, e incluso apatía de los ciudadanos en la atribulada nación suramericana.
El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, podría jugar un papel fundamental en el proceso porque el gobierno del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, busca que se suavicen las asfixiantes sanciones económicas.
A continuación, un resumen de por qué se celebra el diálogo.
¿QUÉ BUSCA EL GOBIERNO DE VENEZUELA?
Maduro está en una posición de fuerza ante la oposición, que se ha debilitado y fracturado desde las últimas rondas de conversaciones, en 2017-2018 y 2019. Sus rivales están perdiendo la capacidad de presionar al gobierno socialista desde las calles o desde la Asamblea Nacional, que ya no tiene mayoría opositora.
Los analistas sugieren que el único interés de Maduro en estas negociaciones es conseguir que el gobierno de Biden suavice las sanciones endurecidas por su predecesor, Donald Trump.
La expectativa, señaló Mariano de Alba, asesor de alto rango del grupo no gubernamental International Crisis Group, es que el gobierno venezolano se siente en la mesa de negociaciones para conseguir concesiones, pero no de la oposición, sino de Washington.
¿QUÉ INTERÉS TIENE LA OPOSICIÓN?
La coalición opositora que lidera Juan Guaidó ha dicho que buscará impulsar un plan para importar grandes cantidades de vacunas contra el COVID-19 y un “Acuerdo de Salvación Nacional” que implique negociaciones con el gobierno de Maduro y sus aliados locales, organizaciones opositoras y la comunidad internacional. Guaidó, a quien Estados Unidos y otros países reconocen como líder legítimo de Venezuela, rechazó durante mucho tiempo cualquier coexistencia de Maduro, pero abandonó esa posición cuando propuso su acuerdo nacional en mayo.
Sólo en torno al 3,9% de los 28,5 millones de habitantes de Venezuela han completado su vacunación, según la Universidad Johns Hopkins.
La oposición también quiere un calendario para unas elecciones transparentes y democráticas. Se espera que los venezolanos elijan a alcaldes y gobernadores en noviembre, pero las fuerzas opositoras afirman que las condiciones de los comicios son muy injustas y aún no han decidido si participarán.
La oposición tiene poco poder de negociación para presionar a Maduro en materia electoral, señaló De Alba. Guaidó y sus aliados apenas pueden buscar unas condiciones mejores para los comicios de noviembre y algunos acuerdos parciales para tratar de “reinstitucionalizar” el país.
¿QUÉ PAPEL PUEDE JUGAR ESTADOS UNIDOS?
El gobierno de Biden ha defendido una solución negociada a las crisis de Venezuela, pero aún no está claro hasta qué punto estaría dispuesto a relajar las sanciones económicas. El mes pasado intento levantar una sanción y permitir que empresas no estadounidenses exporten gas petróleo licuado a Venezuela, una medida humanitaria que permitiría que la gente volviera a tener acceso a propano para cocinar, en lugar de carbón o madera.
El gobierno estadounidense, al igual que la Unión Europea y Canadá, “están dispuestos a negociar sanciones incluso con Maduro en el poder”, dijo David Smilde, asesor de la Oficina de Washington para Asuntos Latinoamericanos. Pero dado que Estados Unidos celebra elecciones de media legislatura el año que viene, algunos analistas creen que es posible que Biden evite cualquier decisión a favor del gobierno venezolano que complique las opciones del Partido Demócrata, especialmente en el estado de Florida, donde una gran comunidad cubana y venezolana que se opone a Maduro.
¿QUÉ HAY DEL RESTO DE LA COMUNIDAD INTERNACIONAL?
Las complejas dinámicas creadas en todo el mundo por la pandemia del coronavirus, la duración de las crisis venezolanas y el fracaso de las negociaciones anteriores han reducido el interés de la comunidad internacional en el país suramericano, lo que sugiere que el resultado de sus nuevas conversaciones dependerá principalmente de los participantes venezolanos.
Noruega apoya el diálogo en México. Representantes de Rusia, Argentina, Holanda y Francia podrían acompañar a los delegados del gobierno y de la oposición, pero no está claro cuál sería su papel.