Fallece expresidente de Estados Unidos George H.W. Bush a los 94 años

Foto: Liu Heung Shingm / AP

Por Michael Graczyk

AP. Houston, Estados Unidos. 01 de diciembre de 2018.- George Herbert Walker Bush, cuya presidencia despegó con la victoria de una coalición poderosa que expulsó a Irak de Kuwait y se desplomó por una crisis económica que le costó el respaldo de los votantes tras apenas cuatro años en la Casa Blanca, falleció a los 94 años.

George H.W. Bush fue el hombre que buscó una «nación más amable y gentil», y quien invitó encarecidamente a los estadounidenses a que leyeran sus labios: prometió durante su campaña que no aumentaría los impuestos, pero al final los aumentó.

Aristócrata y caballeroso, fue elegido a la presidencia durante una de las campañas más desagradables de la historia reciente. Hijo de un senador y padre de un presidente, su preciado currículum le sirvió para ascender en el escalafón político: fue congresista, embajador ante la ONU y enviado a China, presidente del Comité Nacional Republicano, director de la CIA, vicepresidente durante dos mandatos del popular Ronald Reagan y, por último, presidente de la nación.

Bush, que fue un héroe de la Segunda Guerra Mundial y ostentó la presidencia de Estados Unidos durante el colapso de la Unión Soviética y en los últimos meses de la Guerra Fría, murió el viernes en la noche en su casa de Houston, dijo el vocero de la familia, Jim McGrath. Bush falleció casi ocho meses después de que su esposa de 73 años, Barbara Bush, muriera en su casa de Houston.

La Guerra del Golfo Pérsico _denominada «Operación Tormenta del Desierto»_ fue su mayor marca en la historia. En una entrevista realizada en enero de 2011 con motivo del 20º aniversario de la guerra, dijo que la misión envió el mensaje de que «Estados Unidos estaba dispuesto a usar la fuerza en todo el mundo, incluso en aquella parte del globo en la que esos países pensaban que nunca intervendríamos».

«Creo que fue un evento histórico muy significativo», añadió. «Y creo que siempre lo será.»

Después de que Irak invadiera Kuwait en agosto de 1990, Bush comenzó rápidamente a construir una coalición militar internacional que incluyó a otros estados árabes. Después de liberar a Kuwait, rechazó las insinuaciones de que Estados Unidos continuaría la ofensiva hacia Bagdad, y decidió poner fin a las hostilidades apenas 100 horas después del inicio de la ofensiva terrestre.

«Ese no era nuestro objetivo», afirmó. «Lo bueno de esto es que hubo mucha menos pérdida de vidas humanas de lo que se había pronosticado, y más de lo que hubiéramos esperado».

Pero la decisiva derrota militar no condujo a la caída del régimen, como muchos en el gobierno esperaban.

«Calculé mal», reconoció Bush. El líder iraquí fue finalmente derrocado en 2003, en la guerra liderada por el hijo de Bush, a la que siguió una larga y sangrienta insurgencia.

La Guerra del Golfo de 1991 apuntaló su popularidad, pero se vio perseguido por su decisión de romper una solemne promesa realizada a sus votantes: «Léanme los labios. No hay nuevos impuestos».

Fracasó en su intento de salir reelegido ante el demócrata Bill Clinton en unos comicios en los que el empresario H. Ross Perot obtuvo casi el 19% de los votos como candidato independiente. Sin embargo, vivió para ver como su hijo George W. era elegido dos veces para la presidencia, formando la segunda pareja de padre e hijo que ocuparon la Casa Blanca tras John Adams y John Quincy Adams.

Bush padre «era un hombre del más alto carácter», dijo el 43er presidente en un comunicado tras el deceso de su padre el viernes.

En los años posteriores a su presidencia, George H.W. Bush llegó a ser visto como un líder fundamentalmente decente y bien intencionado que, aunque no era un orador conmovedor o un visionario, tenía firmes compromisos humanitarios.

Bush llegó a la Casa Blanca en 1989 con una reputación de indeciso y de tener opiniones indeterminadas. Su trabajo duro y su acercamiento al cargo le valieron una amplia aceptación entre la población. Ofreció más conferencias de prensa en unos meses que Reagan en sus años en el cargo.

La crisis de Irak (1990-1991) sacó a relucir las habilidades que había forjado en un cuarto de siglo en la política y el servicio público.

Su principal interés fue la política internacional. Durante su mandato cayó el Muro de Berlín, se desintegró el Pacto de Varsovia y los satélites soviéticos abandonaron la órbita de Moscú.

En su papel de 41er presidente de Estados Unidos libró otras batallas, incluso una guerra contra las drogas y una cruzada para convertir a los niños estadounidenses en los mejor educados del mundo, asuntos en los que no tuvo una victoria clara. Además, firmó la histórica Ley de Discapacidad que prohibía la discriminación a personas con discapacidad en el lugar de trabajo y exigía la mejora de los accesos a lugares y al transporte público.

Bush nació el 12 de junio de 1924 en Milton, Massachusetts, dentro de la élite de Nueva Inglaterra, un mundo de colegios privados, mansiones y sirvientes que parecía inmune a la Gran Depresión.

Su padre, Prescott Bush, el hijo de un magnate del acero de Ohio, hizo su fortuna como banquero inversionista y después fue senador por Connecticut durante 10 años.

George H.W. Bush se enlistó en la Armada al cumplir 18 años, en 1942, justo después de salir de la secundaria. Regresó a casa para casarse con su amada Barbara Pierce, de 19 años, hija del editor de la revista of McCall’s, en enero de 1945.

Esbelto, alto y atlético, Bush se volvió un héroe de guerra cuando aún era adolescente. Como uno de los pilotos más jóvenes de la Armada, voló en 58 misiones desde el portaaviones USS San Jacinto. En una de ellas fue derribado mientras completaba un bombardeo de una torre de radio japonesa el 2 de septiembre de 1944, y posteriormente lo rescató un submarino estadounidense.

Hizo su primer intento por llegar a la presidencia en 1980. Pasó las primeras pruebas, las asambleas partidistas de Iowa, pero Reagan ganó la nominación del Partido Republicano.

Bush ridiculizó el plan de recortes fiscales de Reagan, llamándolo «economía vudú», pero cuando éste no logró que Gerald Ford fuera su compañero de fórmula, recurrió a Bush. La decisión trajo armonía a los republicanos y el equipo venció el intento de reelección del presidente demócrata Jimmy Carter.

En la contienda presidencial de 1988, el nominado demócrata y gobernador de Massachusetts, Michael Dukakis, lo aventajaba hasta por 17 puntos cuando sólo faltaban unos meses para las elecciones. Poco le ayudó elegir como compañero de fórmula a Dan Quayle, un senador joven de Indiana al que se le tenía poco respeto.

Pero Bush pronto se volvió agresivo, haciendo énfasis en temas patrióticos y criticando a Dukakis como un liberal alejado de la realidad. El republicano arrasó en 40 estados y alcanzó casi 7 millones de votos, convirtiéndose en el primer vicepresidente en funciones en ser electo presidente desde Martin Van Buren en 1836.

Bush fue elegido por primera vez al Congreso en 1966 y sirvió dos periodos. El presidente Richard Nixon lo nombró embajador ante las Naciones Unidas y, después de la elección de 1972, lo nombró presidente del Comité Nacional Republicano. Bush batalló para mantener unido al partido luego de que el escándalo de Watergate destruyera la presidencia de Nixon, y posteriormente fungió como embajador en China y jefe de la CIA bajo el gobierno de Ford.

Bush se convirtió en el patriarca de una de las familias políticas más destacadas del país. Además de George W., otro de sus hijos, Jeb, fue elegido gobernador de Florida en 1998 e intentó, sin éxito, obtener la nominación republicana a la presidencia en 2016.

Su deceso se produjo apenas ocho meses después del de su esposa, Barbara Bush. Los Bush tenían otros dos hijos más, Neil y Marvin y una hija, Dorothy Bush LeBlond. Otra hija, Robin, falleció de leucemia en 1953, unas semanas antes de su cuarto cumpleaños.

Bush fue muchas cosas, entre ellas el segundo estadounidense que vio a su hijo seguirlo hasta el cargo más alto de la nación. Sin embargo, más que cualquier otra cosa, era un creyente en el trabajo al servicio del gobierno. Pocos hombres o mujeres han servido a Estados Unidos más que el hombre conocido como «Poppy».

«No hay mayor honor que el de servir a hombres y mujeres libres, ni mayor privilegio que el de trabajar en el gobierno bajo el Gran Sello de Estados Unidos y la bandera estadounidense», dijo a funcionarios de alto rango en 1989, días después de haber asumido el cargo.

No fue un ideólogo: habló despectivamente de «lo de la visión», y se burló del credo de su futuro jefe, Ronald Reagan, como «economía vudú». Por lo general, los historiadores lo califican mejor por sus logros en política exterior que por su desempeño nacional, pero las evaluaciones de su presidencia tienden a ser tibias.

El periodista Tom Wicker se preguntó en su biografía sobre Bush: «¿Era George Bush solo un buen hombre con buenas conexiones, que rara vez tuvo que arrebatarle a la vida los honores que le otorgaba con frecuencia?»

La respuesta de Wicker: Tal vez, pero agregó que las acciones de Bush en Kuwait «reflejan momentos de coraje y visión dignos de su cargo».

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