Feminismo: un movimiento imparable

Foto: Alejandro Meléndez

Por Jorge Meléndez Preciado

            Periodistas Unidos. Ciudad de México. 27 de febrero de 2020.- Desde que el colectivo: Las Brujas del Mar, fundado en septiembre de 2018 en Veracruz,   lanzara  la consigna #UnDíaSinNosotras (18 de febrero), llamando a un paro nacional, nadie esperaba que trajera una conmoción tan grande que ha llevado a panistas en contra del aborto, a empresarios del CCE, a rectores de universidades, a partidos políticos de todos los colores (hablar de ideologías es absurdo en esta época) y hasta a clérigos (no se olvide el abuso y el menosprecio a las mujeres por parte de la Iglesia), entre otros, a querer estar presentes tanto en la manifestación del 8 de marzo como en el paro del 9 de dicho mes.

            Andrés Manuel López Obrador, como en 2004 respecto a la movilización de los hombres y mujeres de blanco, ha reaccionado mal y ha tratado de corregir con algunos datos importantes pero que no son lo más relevante en este momento. Incluso el académico Alberto Aziz Nacif, que simpatiza con el gobierno actual, ha dicho que el decálogo del tabasqueño no tiene “ningún valor estratégico ni programático”  (El Universal, 25 de febrero), y destacó otro que se publicó en El Universal el 15 de febrero donde se dan las bases para que existan nuevas medidas de defensa y apoyo a todas las mujeres.   Aziz señaló, también,  la falta de sensibilidad de López Obrador con el feminismo.

            El 26 de abril de 2006, en la Cámara de Diputados se aprobó la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia. La votación fue contundente: 311 votos a favor y uno en contra. La autora principal fue la antropóloga, Marcela Lagarde de los Ríos, que entonces militaba en el PRD.

            La mencionada especialista  dijo  en entrevista con Aristegui en CNN que celebra el alzamiento de las universitarias por sus derechos y que se necesitan recintos de educación superior libres de violencia y escuelas primarias donde haya seguridad para los niños, recordando los casos de Lesvy y Fátima, respectivamente. Anotó enfáticamente: “en este movimiento no existe mano negra”; es auténtico y debe seguir adelante como en otros países,  España y Argentina,  donde las mujeres salen por cientos de miles.

            En un principio la escritora Beatriz Gutiérrez Müeller se adhirió al movimiento y tuiteó: “No nos cuidan. ¿Les da igual si existimos o no? Pues miren si no existiéramos más”. Y añadió en otro mensaje: “No niñas a las escuelas, no maestras, no mujeres en la calle, no vayas a tu trabajo, no vayas al súper, no salgas ni a la esquina”. Después, cambió de opinión, y llamó a no  utilizar pañoletas verdes (emblemáticas del feminismo), sino blancas y a realizar otro tipo de acciones.

            López Obrador, el 25 de febrero ya no dijo que el movimiento era manejado por la derecha, aunque estaba esa tendencia metida en la protesta. Presumió que en su gabinete hay equidad de género, que en sus anteriores administraciones hubo más damas que varones y que la mayoría de sus programas de apoyo eran con énfasis para las  féminas, aunque no dijo que apoyaría las acciones.

            Empero, varias mujeres de su equipo están a favor de las  dos actividades, las del 8 y 9 de marzo. Entre ellas, Olga Sánchez Cordero, secretaria de Gobernación, que no obstante dijo que laboraría el día 9. Martha Delgado, subsecretaria, quien apoya totalmente. Claudia Sheinbaum, quien afirmó   no descontará el día a las que falten a trabajar, algo que imitó la señora Alejandra  Frausto, de la secretaría de Cultura.

            Gerardo Fernández Noroña y otros, dijeron que tratan de desestabilizar (sic endeble) al gobierno actual. E Irma Eréndira Sandoval, de la Función Pública, satanizó las acciones; algo similar hizo su esposo, John Ackerman, en un artículo en el diario La Jornada (24 de febrero).

            Ello muestra la división existente no sólo en Morena, sino en el grupo más cercano a López Obrador, lo que traerá consecuencias no muy graves por la ausencia de oposición.  Pero  a la larga podría ser riesgoso en una administración que sufre por la  violencia existente, la  inseguridad y  la falta de empuje económico, a lo que se puede sumar la próxima enfermedad del Coronavirús, que está por llegar, máxime que el asunto de las medicinas no se ha resuelto sobre todo entre  los que esperaban fármacos para enfermedades riesgosas, especialmente la Fundación contra el Cáncer de Mama (Fuma).

            Carmen Aristegui afirmó que ella se sumaría al paro del 9 de marzo y en un breve editorial le dijo a López Obrador que no se equivocara, ya que el movimiento es legítimo, autentico y que la derecha no encabeza dichas acciones.

            Muchos de los que apoyan a este movimiento no tienen protocolos para la violencia contra las  mujeres, el salario igual, la aceptación de señoras embarazadas en sus empresas, entre varios  asuntos, según apuntó Carlos Puig (Milenio 25 de febrero). Menos aún exigirán (¡huy qué miedo!) el 8 de marzo que el aborto se legalice, como exigen la mayoría de las chavas que han estado en acción.

            Bueno, hasta una buena cantidad de mujeres deportistas se suman a las transformaciones que el país necesita  (El Universal, 25 de febrero).

            Esta acción rebelde se da cuando en Estados Unidos sentencian  por violencia sexual al productor de cine Harvey Weinstein y Plácido Domingo pide disculpas por los abusos  cometidos  contra las damas. Y en el momento que son asesinados tres estudiantes en Puebla y los alumnos de medicina de la BUAP salen a las calles por un nuevo “Ya basta”.

            Rosa Luxemburgo, la que puso en su lugar a falsos comunistas,  escribió: “Quien es feminista y no es de izquierda, carece de estrategia. Quien es de izquierda y no es feminista,  carece de profundidad”.

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@jamelendez44

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