Ideas y aspiraciones golpistas
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Por Miguel Ángel Ferrer
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 30 de mayo de 2020.- En México, desde luego, no existen condiciones objetivas, es decir, materiales para un golpe de Estado de corte militar. Pero esto no significa que no existan en algunas personas y en algunos sectores sociales ideas, aspiraciones, deseos, ambiciones, planes, preparativos y hasta cronogramas de un golpe castrense.
Reconocer que no existen condiciones objetivas para un golpe militar no quiere decir que los golpistas no estén buscando alternativas no cuartelarias, los llamados golpes suaves. Ahí están, por ejemplo, los golpes parlamentarios, como el que derrocó al Presidente Fernando Lugo, de Paraguay. O el que tumbó a Dilma Rousseff en Brasil. O también, golpe suave, el que derrocó al Presidente Evo Morales en Bolivia.
Este tipo de golpe de Estado es el que desde hace meses se viene fraguando en México. Empieza, como bien se sabe, en los medios hegemónicos de comunicación: radio, televisión y prensa escrita conservadora y hasta fascista.
La primera tarea de esta fuerza mediática es la creación de un clima adverso al gobierno. Mentiras, chismes, calumnias, ataques disfrazados de análisis y circulación de rumores tan insidiosos como falsos son los instrumentos predilectos de los golpistas. ¿Alguien puede poner seriamente en duda que en México ahora mismo estamos viviendo esta experiencia?
Si uno se atuviera exclusivamente a la información y a las opiniones vertidas en la prensa hegemónica sobre el gobierno, podría uno pensar que es inminente, cosa de días, la caída de López Obrador. Pero una simple salida a la calle nos revela que esas informaciones y opiniones no empatan con la realidad.
Según esa prensa hegemónica, López Obrador habría perdido respaldo popular y base social. Y sería tal el descontento con el gobierno que estaríamos a las puertas de grandes movilizaciones ciudadanas para precipitar la caída del Presidente.
La realidad de la calle, sin embargo, dice otra cosa. Y más bien afirma todo lo contrario: el crecimiento de la aprobación y del respaldo popular a López Obrador. Esto quiere decir que las ideas propaladas por los medios hegemónicos no penetran en la cabeza del pueblo. Son una especie de circunloquio entre conservadores. De ellos mismos para ellos mismos.
Podría decirse, en consecuencia, que en México ahora mismo no existen las condiciones para un golpe, clásico o suave, aunque abundan entre los conservadores, muy exacerbadas, ansias, ideas y aspiraciones golpistas.