Identifican a niña guatemalteca de 7 años muerta en Estados Unidos
Foto: Roberto E. Rosales / AP
Por Colleen Long, Astrid Galvan y Sonia Pérez D.
AP. Washington, Estados Unidos. 12 de diciembre de 2018.- Una funcionaria de la Cancillería guatemalteca identificó como Jackeline Caal a la niña de 7 años que murió en un hospital en Texas, luego de haber sido arrestada junto a su padre y otros migrantes en Nuevo México.
El padre fue identificado como Nery Caal, de 29 años, y ambos son originarios de una comunidad indígena de Alta Verapaz, en el norte de Guatemala, dijo la funcionaria, quien habló con The Associated Press bajo condición de anonimato por no estar autorizada a hablar con la prensa.
Por separado, la cancillería informó el viernes en un informe escrito que según información de la Patrulla Fronteriza la niña fue detenida junto a su padre y otros migrantes cerca de Lordsburg, en Nuevo México la noche del jueves 6 de diciembre, ella presentaba fiebre y vómitos y que fue atendida por paramédicos y que unas 8 horas después su salud se agravó y presentó fiebres y convulsiones por lo que fue llevada vía aérea a un centro asistencial en Texas.
Los paramédicos hallaron a la niña con una fiebre de 40,9 grados centígrados (105,7 Fahrenheit) y la transportaron vía aérea a un hospital de El Paso, Texas, donde falleció.
Los resultados de la autopsia tardarán varias semanas, dijeron funcionarios.
El Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos lamentó lo sucedido.
«De parte del Departamento de Seguridad Nacional, nuestras más sinceras condolencias a la familia de la niña” dijo en un comunicado el departamento, al que está adscrito la Patrulla Fronteriza.
«Los agentes de la Patrulla Fronteriza tomaron toda medida posible para salvar a la niña bajo las circunstancias más difíciles. Como padres y madres, hermanos y hermanas, comprendemos el dolor que significa la pérdida de un niño”.
Entrevistada por el canal Fox News, la secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen dijo que la muerte de la niña es algo desgarrador y un triste ejemplo de los peligros de cruzar la frontera ilegalmente. Dijo que el grupo en que viajaba la niña estaba a 145 kilómetros (90 millas) del lugar donde podía ser procesado y que era necesario hacer varios viajes para llevar a tanta gente al centro de trámites.
«Esta familia escogió cruzar ilegalmente”, dijo Nielsen. «Seguiremos investigando la situación, pero como he dicho, hay que enfatizar lo peligrosa que es esta travesía, y los migrantes escogen venir aquí ilegalmente”.
Según la cancillería guatemalteca el padre de la niña fue enviado vía terrestre al hospital para estar junto a ella, a quien se le entrevistó para conocer los detalles de lo sucedido.
La niña habría sobrevivido a dos paros cardiacos previos a su muerte.
El gobierno guatemalteco dijo que no se han determinado las causas de la muerte de la niña porque aún se realizan peritajes por forenses estadounidenses.
Según la oficial de cancillería, la niña no formaba parte de la caravana de migrantes centroamericanos que cruzó Guatemala y México en busca de llegar a Estados Unidos entre octubre y noviembre pasados.
El cuerpo de la menor aún no ha sido repatriado a Guatemala.
En Estados Unidos, autoridades de inmigración dijeron el viernes que se realizará una autopsia para determinar la causa de la muerte de la niña.
Funcionarios de Aduanas y Protección Fronteriza dijeron inicialmente que era una menor no acompañada, lo que significa que sus padres no iban con ella, aunque ahora el gobierno guatemalteco aseguró que estaba con su padre.
Según el Washington Post, la menor viajaba con un grupo de 163 personas que se entregaron a los agentes fronterizos el 6 de diciembre.
Se desconoce qué le sucedió a la niña durante esas ocho horas antes de que presentara convulsiones y fuera trasladada vía aérea al hospital de El Paso. En un comunicado, la oficina de aduanas señaló que no había comido ni tomado agua en varios días.
Procesar a 163 inmigrantes en una noche habría representado un reto para la agencia, cuyas instalaciones de detención son temporales y no cuentan con la capacidad de albergar a tantas personas.
Cuando un agente de la Patrulla Fronteriza realiza un arresto, esa persona es procesada en una instalación, pero por lo general no pasa más de 72 horas detenida antes de ser transferida al Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE por sus iniciales en inglés) o, si es de nacionalidad mexicana, ser deportada a su país.
La muerte de la menor genera dudas sobre si los agentes fronterizos sabían que estaba enferma o si se le alimentó o dio de beber durante las más de ocho horas que estuvo detenida.
Inmigrantes, abogados y activistas desde hace tiempo han presentado denuncias sobre las condiciones de las celdas de detención de la Patrulla Fronteriza. En Tucson, una demanda en curso afirma que las celdas son inmundas, sumamente frías y carecen de elementos básicos, como cobijas. El juez que lleva la demanda ordenó al Sector Tucson de la agencia, que patrulla buena parte de la frontera entre México y Arizona, que proporcione cobertores y colchonetas para dormir y entregue de manera regular los videos de las cámaras de vigilancia del interior de las celdas.
La Patrulla Fronteriza ha visto un incremento en los grandes grupos de migrantes, muchos de ellos con niños pequeños, que se entregan a las autoridades. La mayoría son de origen centroamericano y señalan que huyen de la violencia. En lugar de intentar evadir a las autoridades, se entregan con planes de solicitar asilo.
Los agentes de Arizona con frecuencia ven grupos con más de 100 personas, en ocasiones con niños y bebés.
Arrestar a esos grupos crea problemas logísticos para los agentes, que deben esperar la llegada de las vagonetas de transporte equipadas con asientos para bebé, para llevar a los migrantes a las instalaciones de procesamiento, que se encuentran por lo menos media hora al norte de la frontera.
Anteriormente, un bebé murió poco después de ser liberado de un centro de detención familiar del ICE en Texas, en momentos en que el gobierno del presidente Donald Trump intenta rechazar las solicitudes de asilo para aquellos que cruzaron ilegalmente la frontera. Una corte federal de apelaciones bloqueó temporalmente esa medida, pero el gobierno solicitó a la Corte Suprema su reinstauración el martes.
El procurador de los Derechos Humanos en Guatemala, Jordán Rodas, dijo que lo sucedido era un drama humano “al que están condenados muchos guatemaltecos debido a la indiferencia de sus gobernantes”. También dijo que era hora de cambiar las estrategias de asistencia internacional y que éstas debían ser en forma directa a las comunidades que ante la pobreza y el hambre deben migrar.
Cynthia Pompa, directora de defensa del Centro de Derechos Fronterizos de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), dijo que las muertes de migrantes aumentaron el año pasado a pesar de que se registró un descenso en el número de cruces fronterizos.
“Esta tragedia representa el peor resultado posible cuando las personas, niños incluidos, son sujetos a condiciones inhumanas. La falta de responsabilidad, y una cultura de crueldad dentro de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza han exacerbado las políticas que llevan a los migrantes a la muerte”, dijo Pompa.