La crisis sanitaria caldea la política mexicana a un año de ir a las urnas
Foto: Cuartoscuro
Por Eduard Ribas i Admetlla
EFE. Ciudad de México. 20 de junio de 2020.- La crisis sanitaria y económica del coronavirus ha disparado la temperatura del debate político en México, que camina hacia la contienda electoral más grande de su historia con la celebración de los comicios federales y estatales del próximo año.
La renovación de la Cámara de Diputados y de 15 de los 32 gobiernos estatales servirá de termómetro para conocer el estado de salud de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, quien a finales de 2018 se convirtió en el mandatario más votado en la historia contemporánea de México.
Conscientes de eso, tanto el presidente como la oposición han elevado el tono de sus enfrentamientos y la crispación se encuentra por los aires en plena epidemia de COVID-19, que este viernes superó los 170.000 casos y las 20.000 defunciones.
«Se intensificó la polarización por parte de las fuerzas políticas, que han aprovechado la coyuntura de la emergencia sanitaria para capitalizar el desgaste del Gobierno», confirmó este sábado a Efe la politóloga Martha Singer, profesora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
UNAS ELECCIONES INÉDITAS
El 6 de junio de 2021 estarán llamados a las urnas 94 millones de mexicanos para elegir a los 500 diputados federales, 15 gobernadores, 30 congresos estatales y 1.900 ayuntamientos, según el Instituto Nacional Electoral (INE).
A raíz de una reforma para armonizar las elecciones en el país, elegirán su gobierno a la vez los estados de Baja California, Baja California Sur, Campeche, Chihuahua, Colima, Guerrero, Michoacán, Nayarit, Nuevo León, Querétaro, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, Tlaxcala y Zacatecas.
La mayoría están dominados por los opositores Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido Acción Nacional (PAN), y en muchos de ellos será la primera vez que concurre el izquierdista Movimiento Regeneración Nacional (Morena) de López Obrador.
«Nunca antes se habían elegido a 15 gobernadores de manera simultánea, lo cual puede dar o quitar mucha fuerza a López Obrador», subrayó Singer.
La incógnita principal será ver cómo le va a Morena, un partido creado a imagen y semejanza de López Obrador, quien ha sufrido un severo desgaste por la crisis sanitaria, pero mantiene una aprobación superior al 50 %.
UNA PANDEMIA POLITIZADA
Desde que asumió el poder en diciembre de 2018, López Obrador ha utilizado sus conferencias de prensa matutinas diarias como una tribuna para atacar a los opositores y a los medios críticos, a los que llama «conservadores» y «fifís».
Algo que se ha agudizado durante la pandemia, en la que ha acusado a la oposición de «inventar muertes» de COVID-19 y ha llegado a mostrar un documento apócrifo de un supuesto Bloque Amplio Opositor (BOA) formado por políticos y empresarios que, según el presidente, buscan derrocarlo.
«Es una personalidad que se mueve todo el rato como un candidato y construye su imagen todos los días, desde la mañanera y sus giras por el país», dijo la politóloga sobre López Orador.
Pero los partidos de la oposición, sin líderes claros que hagan sombra a López Obrador, tampoco se han quedado atrás en el enfrentamiento con la convocatoria en todo el país de estrambóticas manifestaciones en coche para pedir la renuncia del presidente.
Un pulso en el que también han participado gobernadores críticos con la estrategia sanitaria del Gobierno, como los mandatarios de los importantes estados de Jalisco y Nuevo León.
El gobernador del primero, Enrique Alfaro, llegó a acusar sin pruebas al presidente de orquestar protestas en Jalisco contra la violencia policial en plena pandemia.
COALICIONES IMPOSIBLES
Ante todo esto, los partidos comienzan a agarrar posiciones para la carrera electoral, como el derechista PAN, que busca reeditar su peculiar coalición con el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) y el liberal Movimiento Ciudadano (MC).
Morena respondió el jueves con una alianza estratégica a favor de López Obrador junto al socialista Partido del Trabajo (PT) y al controversial Partido Verde Ecologista de México (PVEM), una formación conservadora y defensora de la pena de muerte.
No es la primera vez que López Obrador, quien se autodenomina izquierdista, se alía con la derecha, puesto que en 2018 concurrió con el respaldo de un partido evangelista y abiertamente homófobo.
«Esto habla de la enorme debilidad de los partidos mexicanos, que buscan alianzas para administrar recursos. Morena comete un error muy grave porque su electorado es de izquierdas», opinó Singer.