La especulación contra el peso agravará la crisis

Foto: Alejandro Meléndez

Por Arturo Huerta González

EFE. Ciudad de México. 31 de marzo de 2020.- El peso en relación al dólar en un mes (del promedio de febrero que estuvo en 18.84, al 30 de marzo que estuvo en 24.70 pesos por dólar) se ha devaluado en 31.1%, como consecuencia de la salida de capitales, ante el contexto de incertidumbre que sobre la situación económica nacional genera el coronavirus.

La economía mexicana ha venido dependiendo en las últimas décadas de las exportaciones y de la entrada de capitales, dado que dejamos de tener política monetaria y fiscal a favor del sector productivo y del mercado interno.

El coronavirus, al haber empezado en China, que es el segundo socio comercial de México, ha frenado el abasto de insumos productivos, afectando ello la producción nacional, tanto para exportaciones, como para el mercado interno. Las exportaciones de mercancías de México en 2019 representaron el 35.7%, lo que refleja nuestra gran vulnerabilidad respecto al acontecer internacional. El precio del barril de la mezcla mexicana de petróleo, el 27 de marzo cerró en 13.01 dólares, siendo que el 6 de enero estaba en 59.35 dólares, mostrando una caída de 46.34 dólares. Ello afecta seriamente las finanzas de Pemex y del gobierno federal, a pesar de las coberturas compradas para protegerse frente a la caída de dicho precio, –las cuales solo cubren un porcentaje bajo de las exportaciones. La Bolsa Mexicana de Valores trae una caída del 19 de febrero al 27 de marzo, de 24.7%, lo que desvaloriza los activos financieros que cotizan en dicho mercado, y compromete la capacidad de pago y de inversión de dichas empresas, lo que pasa a actuar en forma negativa sobre la actividad económica y tiende a desestabilizar al sector bancario.

La SHCP y el banco central tratan de frenar la devaluación del peso recurriendo a créditos puente con el FMI y créditos swaps con el Tesoro de Estados Unidos, para así ofrecer coberturas cambiarias a los demandantes de dólares.

Los dueños del dinero bien saben que la economía ya está en recesión desde el año pasado y que no hay condiciones productivas, ni manejo de política económica para encarar los estragos que está originando el coronavirus en la salud y en la economía del país, por lo que están procediendo muchos de ellos a sacar su dinero y de ahí que demandan dólares.

El gobierno y el banco central no deben endeudarse en dólares para satisfacer la demanda especulativa por dólares, pues ello llevará a que se acaben dichos préstamos y las reservas internacionales y caigamos en incapacidad de pago de la deuda y en una severa crisis. El banco central mantiene una alta tasa de interés para evitar mayor salida de capitales, y por su parte la SHCP mantiene el equilibro fiscal para generar condiciones de baja inflación y capacidad de pago de su deuda, y el problema es que ambas políticas impiden hacer frente al coronavirus, como al impacto negativo que sobre la economía ello está generando.

Mientras la mayoría de los países tiene tasas de interés entre cero y 1%, y están incrementando el gasto público deficitario para encarar la pandemia y evitar caer en una severa recesión, acá los tomadores de decisiones están más preocupados por ser bien vistos por las calificadoras y los mercados financieros, en vez de responder a los desafíos y demandas que se tienen. De no ser éstas atendidas, caeremos en una crisis de proporciones y en revueltas sociales por parte de aquellos que estan quedando desempleados y están viendo disminuido sus ingresos, por las carentenas y cierre de empresas.

El gobierno y el banco central no deben actuar a favor de los especuladores. La SHCP debe expandir el gasto público deficitario a favor del combate a la pandemia y debe garantizar el ingreso a los que están quedando desempleados, como a los que están en la economía infomal y viven al día, pues sus ingresos se han visto disminuidos por la pandemia y la cuarentena. El gobierno debe apoyar a las pequeñas y medianas empresas que han visto reducidas sus ventas e ingresos, en la condición de que ellas a su vez no originen desempleos y mantengan los sueldos de sus trabajadores. Los paquetes de rescate fiscal de muchos países están representando hasta ahora alrededor del 10% del PIB, por lo que el gobierno mexicano debe dejar de lado el equilibrio fiscal e incrementar significativamente el déficit fiscal y su deuda, la que se pagará cuando se retome el crecimiento económico.

La polítiica monetaria debe acompañar la expansión del gasto público deficitario y bajar la tasa de interés entre cero y 1%, para así estimular el crecimiento de la inversión productiva para incrementar la producción y satisfacer la mayor demanda generada por el mayor gasto público para evitar presiones inflacionarias. Para que la flexibilización de la política monetaria y fiscal no origine salida de capitales, debe establecerse el control de cambios. Es decir, prohibir la salida de capitales y solo satisfacer la demanda de dólares para actividades productivas e importación de bienes de consumo esencial que no se produzcan internamente. De no proceder en tal dirección, caeremos en una crisis de proporciones en términos de muertes por el coronavirus, como en lo económico y en el deterioro del nivel de vida de la población.

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