La milenaria técnica de la laca que vive en manos de mujeres mexicanas
Foto: Carlos López / EFE
Por Mitzi Mayahuel Fuentes Gómez
EFE. Chiapa de Corzo, México. 24 de enero de 2020.- «Una buena pieza de laca perdura en el tiempo. Por eso les digo a mis alumnos que hagan bien su pieza, y así la laca no se les caiga», aconseja a sus discípulas Martha Vargas, la mejor laqueadora del estado mexicano de Chiapas y reconocida por usar una técnica que data de la época prehispánica.
A la edad de siete años, Martha Vargas comenzó a aprender el oficio de la laca. Su tía Mercedes, distinguida por su fina técnica, se percató de la necesidad económica que había en la casa de Vargas y por ello decidió instruirla en esta técnica milenaria.
«Ya ahorita tengo 82 años. Empecé de 7 años y me acomodé con doña Delfa en una casa de artesanía que era la más grande que había, ahí me acomodé a trabajar con doña Delfa», dijo en entrevista con Efe esta artesana mexicana.
Ahora, 71 años después, Martha es una de las laqueadoras más reconocidas de Chiapa de Corzo por su técnica fina y de calidad en las piezas ornamentales como jicalpextles, en muebles y cofres. Su pasión fue mejorar la técnica de la laca.
«Esa es la técnica para que la laca no caiga al empiezo, supongamos que esta pieza que voy hacer le voy a poner el paje, la tierra encima y además hay que poner la mano, hay que tallar para pulir con la mano porque esa fuerza es la que permitirá que se adhiera a la pieza y no caiga, eso es lo que yo enseño desde hace 40 años, que no me he retirado del trabajo», expresa.
En las antiguas culturas chiapanecas se usaron las cortezas de ciertos frutos como recipientes. Algunos de estos son la calabaza, el tecomate, la jícara, el huacal y los pumpos. Había recipientes lisos y pintados con una depurada técnica de decoración denominada laca o maque.
La artesana dice que le gusta decorar toles, camarines y cruces con los dibujos tradicionales como flores (alcatraz, amapolas, orquídeas, pensamientos y rosas), pájaros y patos. Aunque refiere que hace muchos años se dibujaban a los dioses.
«Este dibujo es de más de mil años porque en ese tiempo no hacían flores; eran los dioses que existían lo que pintaban, esta es una réplica de una pieza encontrada y está en poder del instituto de antropología, yo la copié».
Con el paso del tiempo los productos para lograr una buena calidad se han encarecido, hoy su precio es aún más alto, por lo que la artesana recomienda utilizar axe, que es grasa animal que se consigue del nin o grana cochinilla, que se produce en el árbol de jocote, acompañada de tierra de color.
«¿Por qué cae? Porque el empiezo está mal hecho. Ahora para que les rinda el axe, la grasa del animal, es un animalito que se da en el árbol de timbre, pero no todos los días hay, está muy escaso, no hay, ¿por qué? Porque el campesino ya lo acabó sembrando su milpa y ya lo acabaron, muy pocas hay», argumenta.
El costo de la cuartilla de este producto está entre los 700 y 800 pesos (unos 37 a 42 dólares) y cada año sube de precio pues conseguirlo es más difícil. Es necesario contar con este elemento, señala, puesto que sin él no se podrá hacer laca, dijo.
Así también, usa calichi o tierra blanca, que deposita en una cubeta con agua y se debe revolver como atole. Con una manta lo cuelan hasta conseguir el tizate.
Sobre la pintura abunda que la manera tradicional es dibujar y pintar con los dedos. Hoy los jóvenes también están rescatando la elaboración de esta tierra de color e implementando nuevos tonos, como lo explica Segundo de Jesús Suárez, joven artesano de Chiapa de Corzo.
«Se utilizan diferentes flores para sacar el color» como la hoja de flor de cempasúchil. «La flor de muerto saca un color café muy bonito y estamos por experimentar con la semilla del chicozapote», relata.
Martha comparte que su mamá les enseñó diferentes oficios pero ella decidió dedicarse a la laca que le ha permitido enseñarle a nuevas generaciones desde hace 40 años, con el propósito de compartir sus conocimientos y que la tradición se preserve.
Así lo confirma Segundo de Jesús, pupilo de Martha, quien también impulsa esta técnica para no perder lo tradicional.
«Lo que sí se está perdiendo o transformando es la hechura de las flores tradicionales, las cuales se hacen con la yema de los dedos, tenemos una gran variedad de flores tradicionales: rosas, amapola, pensamientos y lirios y ahora solo las rosas se ocupan».
Decenas de mujeres artesanas en Chiapa de Corzo se dedican a trabajar la laca. Chiapas, Guerrero y Michoacán son los únicos estados que siguen produciendo en México objetos laqueados, técnica que data de la época prehispánica.