La noche más negra de Avispones, en la desaparición de los 43

Por José Luis Simón

Las balas sobre Avispones

Segunda y última parte

AMEXI. Chilpancingo, Guerrero.  24 de septiembre de 2024.- Esa noche del viernes 26 de septiembre de 2014 quedó marcada para toda la vida de los futbolistas de Avispones de Chilpancingo.

“La noche la veía más negra que de costumbre”, compartió el futbolista Irving Raúl Meza, de Avispones de Chilpancingo.

Luego de la lluvia de balas que acabaron con la vida de don Víctor Lugo Ortiz, chofer del autobús, y del futbolista David Josué García Evangelista “El Zurdito”, el camión se detuvo en la cuneta de la carretera.

Tenia 15 años

“¡Abran la puerta, abran la puerta!, se escucharon gritos afuera y también los golpes con las culatas, pero abrir fue imposible, porque la puerta quedó atascada con el paredón de la cuneta de la carretera.

Unos 200 casquillos percutidos

Además, abrir la puerta, hubiera significado el ingreso de los armados y la consecuente muerte de todos, porque después se encontraron cerca de 200 casquillos percutidos.

Los encapuchados con sus armas se fueron en plena carrera por la carretera, los futbolistas de Avispones de Chilpancingo se quejaban por el dolor de las heridas y comenzaron a salir por las ventanas como pudieron.

El entrenador fue auxiliado para salir, luego empezaron a caminar entre la oscuridad, matorrales, vegetación y cruzaron una alambrada de púas para alejarse del autobús, al pensar que los matones volverían.

Después de varios minutos, que se volvieron una eternidad, regresaron al autobús.

El entrenador hizo llamadas telefónicas al presidente de la Liga de Iguala, Humberto “Chón” Soto, a quien le pidió que enviara ambulancias, al tiempo que se desangraban.

Sepelio de «El Zurdito»

En esa espera llegaron unos policías federales que no brindaron apoyo, se fueron, y aproximadamente dos horas después llegaron las ambulancias, que trasladaron a los heridos.

Luego el funeral de “El Zurdito”, el de los sueños de ser estrella en las canchas.

Ahí, ante el ataúd de “El zurdito”, los jugadores oraron, en coro, como en cada inicio de partido.

“Señor, dame la fuerza suficiente para salir y ganar este encuentro. Y mientras lo hacemos, no dejes de mirarnos, para que no digamos o hagamos algo que te pueda ofender. Señor, sé nuestro guía y protégenos de toda lesión. Amén”.

Y “El Zurdito” inició otro partido en la eterna vida y en la terrenal inició otro encuentro, una lucha por evitar el olvido de las autoridades.

Doña Roberta Evangelista Hernández

El gobierno ofreció ayudar a los familiares con departamentos de interés social.

También, un autobús de prestigiada marca para Avispones de Chilpancingo, pero al final sólo le dio un camión, de esos de pasajeros y servicio urbano.

Doña Roberta Evangelista Hernández y su lucha por justicia.

Doña Roberta Evangelista Hernández, madre de “El Zurdito”, no ha tenido lo que siempre ha pedido: justicia.

“Sigo y seguiré con ese dolor y con esa tristeza y, sobre todo, con el coraje ¿por qué le arrebataron la vida a mi hijo? Seguimos exigiendo que Avispones no sea un caso olvidado”, expresó en el quinto aniversario luctuoso.

«Justicia, justicia, justicia…»

Doña Roberta Evangelista Hernández no ha tenido lo que pide y lo que los futbolistas corearon cuando bajaron el ataúd con el cuerpo de “El Zurdito” a la tumba, para su eterno descanso: “Justicia, justicia, justicia…”, fue el coro.

La balacera sobre el autobús de los Avispones de Chilpancingo, es parte de la historia colateral en la desaparición forzada de los 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa.

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