Labor titánica de un almacén militar para dar batalla a la COVID-19 en México

Foto: José Pazos / EFE

Por Cristina Sánchez Reyes

EFE, Ciudad de México. 05 de julio de 2020.- Todos los días, la jornada en el almacén COVID-19 del Ejército mexicano empieza a las cinco de la mañana, cuando todavía el frío cala. Aun así quienes aquí trabajan se mueven con la precisión de un reloj suizo para cargar el material que los militares distribuyen en hospitales de todo el país.

En este almacén, ubicado en el ex hangar presidencial del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, se empacan a diario entre 20 y 30 toneladas de material médico que cubre las necesidades de los hospitales.

«Este almacén está abierto las 24 horas, no tiene una hora de cese o cierre», detalla a Efe el mayor cirujano dentista José Manuel Ríos Alcántara, jefe del almacén COVID-19.

México superó esta semana a España y a Francia en fallecimientos de la COVID-19 al acumular 30.366 decesos y 252.165 contagios confirmados en laboratorio.

El trabajo de este almacén es preciso y ordenado. Apenas un camión o avión se va y los soldados ya empiezan a trabajar en colocar tarimas y cajas para cuando llegue el otro. No hay falla.

Aunque el almacén está a disposición de la Secretaría de la Defensa Nacional, que se encarga de comprar medicamentos y materiales a empresas privadas nacionales y extranjeras, es el Estado Mayor presidencial el que coordina la logística.

«Ellos saben cuántos hospitales hay y las necesidades de hospitales, ellos me turnan sus órdenes, las recibimos y ya sabemos a qué destinos del país van a salir diariamente», dice Ríos.

A la par que supervisa el trabajo de sus subordinados, quienes llegan a trabajar hasta 20 horas al día, el mayor detalla que este almacén está integrado por cuatro grupos: medicamentos, equipos de protección personal, material y equipo médico.

Los turnos para quienes trabajan aquí se dividen en dos, cada uno de 24 horas. En cada uno, 25 militares y cinco administrativos militares se encargan de recibir, catalogar y cargar los vehículos de transporte aéreo y terrestre que se repartirán en todo el país.

Es un trabajo arduo y agotador, ya que en promedio se cubren unas cinco rutas diarias, hasta 12 horas de trabajo.

Sin embargo, al principio de la pandemia, recuerda Ríos, se distribuían unas 100 toneladas diariamente como mínimo «hubo ocasiones en que trabajábamos 30 horas seguidas. Era agotador», comenta.

Desde que el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió aplicar el Plan DN-III-E, un programa militar para auxiliar a la población en casos de desastres naturales, este almacén no ha parado.

TRABAJO ARDUO

Con solo una seña, el mayor coordina a sus subordinados, que lucen agotados pese a que no es ni el mediodía. Y es que el militar explica que hoy han tenido que cargar un avión que repartirá material en varias ciudades de al menos tres estados del norte del país.

Físicamente, reconoce Ríos, es un trabajo exigente y pese a que todos aquí pertenecen a la milicia, es algo a lo que no estaban acostumbrados ya que la mayoría son, como él, cirujanos dentistas más acostumbrados a un consultorio que al trabajo de campo.

«Tengo personal de sanidad, cirujanos dentistas, asistentes de consultorio dental, asistentes de prótesis dental, asistentes de tratamiento médico que son los encargados de recibir insumos llevar contabilidad y carga de vehículos», comenta.

Todos, asegura, se han adaptado a estas condiciones y hoy tienen las mismas capacidades que quienes portan las armas, aunque reconoce que existe ya un agotamiento muy grande.

«Ayer, por ejemplo, terminamos a las tres de cargar lo que iba por tierra. Y hoy, a las cinco empezamos a cargar el avión. Nos hemos acostumbrado a dormir poco», confiesa.

No obstante, asegura que está al pendiente de todos sus soldados, pues aunque han tenido pequeños incidentes como pinchaduras de llantas o que la camioneta no arranca, no quiere que haya algún accidente mayor.

APOYAR A LA POBLACIÓN

Ríos admite que para ellos esta ha sido la «emergencia de las emergencias» porque nunca se había presentado una situación como esta que necesitara apoyo a nivel nacional.

El Plan DN-III-E es un plan estratégico que el Ejército ha tenido por muchos años y «tiene la función de apoyo a población civil», a la que se ha apoyado en terremotos, huracanes y desastres naturales, pero siempre era en las zonas donde ocurría el desastre.

Por eso hoy el mayor Ríos y su equipo de cirujanos dentistas se sienten orgullosos de su labor pues aunque su trabajo no es tan visible como el de aquellos que trabajan en los hospitales.

«El arma de los médicos es todo lo que tenemos aquí. Es tan importante el trabajo que realiza el personal de almacén que se encarga de extraer el producto y colocarlo, como de quien lo distribuye y quien lleva el control logístico», explica.

Finalmente, pide a la población que todavía no cree en el coronavirus que «vinieran con nosotros un día a ver el trabajo que se hace aquí y si después de eso no se convencen es que de plano no existe», concluye. 

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