Lecciones para las elecciones

Foto: Cuartoscuro

Por Humberto Musacchio 

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 05 de febrero de 2021.- Es difícil de creer, pero el principal saboteador del proceso electoral es, precisamente, quien debe garantizar que todo ciudadano esté en posibilidad de ejercer el derecho al sufragio. El Instituto Nacional Electoral privará del voto a muchos ciudadanos, pues, sin considerar la situación extraordinaria impuesta por la pandemia, llamó a renovar las credenciales vencidas, primero en forma telefónica o mediante internet, lo que resultó de una ineficiencia mayúscula, y desde hace unos días abriendo oficinas del Registro Federal de Electores, donde los tumultos contribuirán a elevar los contagios. ¿No podía autorizar el voto con las credenciales vencidas en 2020?

Lo anterior no parece preocupar a los ejércitos de la grilla, pese a que faltan sólo tres meses para las elecciones. Su atención está puesta en la selección de candidatos, la organización de sus fuerzas y las fórmulas propagandísticas que pondrán en juego.

Por supuesto, tienen su importancia los comicios estatales en los que ha de elegirse gobernador en 15 entidades y se renovarán casi dos mil alcaldías y tres mil diputaciones locales, pero es en la elección de diputados federales donde el gobierno de López Obrador y la oposición se juegan su futuro.

Hasta hace unas semanas, y pese al desastroso manejo de la pandemia, la debilidad de la oposición permitía suponer un triunfo de Morena, que, de ese modo, habría de conservar la mayoría en San Lázaro. Pero la cauda de errores tácticos y estratégicos del gobierno federal ha modificado drásticamente el panorama.

Por supuesto, el covid-19 nos ha puesto en medio de un fenómeno mundial donde todos los países, tal vez con la sola excepción de China, están siendo duramente castigados en lo económico. Los jinetes del Apocalipsis cabalgan sobre todo el territorio nacional. La caída de 8.5 del Producto Interno Bruto ha significado el cierre de cientos de miles de pequeñas y medianas empresas, desempleo masivo, inseguridad, mayor exposición ante el virus, desnutrición, hambre, enfermedad y muerte para millones de mexicanos. No es la primera vez. Un amplio segmento de la población está acostumbrado a vivir en medio de los horrores mencionados, pero esta vez son más, muchísimos más, los que enfrentan un drama que se creía propio solamente de quienes se hallan hasta abajo en la escala socioeconómica.

Hoy, todos, pobres y ricos, están expuestos al contagio de covid y a la muerte. Se dirá que desde siempre sabemos que cualquier día nos toca morirnos. Sí, pero esta vez el riesgo es inminente y alrededor de nosotros caen personajes conocidos, amigos cercanos, parientes que se nos adelantan.

La desgracia se ha instalado entre nosotros y con ella la desesperanza, que nos pone muy cerca de la muerte. Como en otras epidemias, la respuesta de muchos es que, si hemos de morir, bien vale la pena vivir plenamente los días que nos queden, como ocurrió durante varias de las pestes que vivió Europa, cuando las sociedades se entregaran al mayor desenfreno, a la ruptura de todo orden moral y legal, pues se sabe del poco aprecio que merece la vida en tales condiciones.

Todo lo anterior para mostrar el negro panorama en que se mueven los actores políticos. El gobierno federal está apostando a la llegada de la vacuna, la que sea, y a convertir la inmunización frente al virus en un triunfo de la política. Pero le queda muy poco tiempo y de aquí al primer domingo de junio los vacunados serán una minoría, pues el mercado internacional de vacunas no podrá satisfacer la demanda mundial. Y, si agregamos la situación económica, casi se puede decir que el elector tendrá pocos motivos para votar por los candidatos de Morena, sobre todo si su perfil es igual o parecido al del candidato a gobernador de Guerrero, el impresentable Félix Salgado Macedonio.

La oposición no puede echar las campanas a vuelo, pues poco o nada tiene qué ofrecer. La alianza de PAN, PRI y PRD, lejos de sumar votos, bien puede restárselos a esa coalición de izquierderecha. Lo que sí puede darle el triunfo es que Morena y su líder real sigan como hasta ahora, tropezando a cada paso. Y todo indica que para allá vamos. Pero la derrota de Morena no será un triunfo de la oposición, sino la entrada a un periodo de turbulencia para todo el país.

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