Michoacán en poder del narco: 37 cárteles se disputan el control
Por Francisco Castellanos / C. Michoacán
Primera de dos partes.
AMEXI. Tepalcatepec. México. 22 de julio de 2024.- Michoacán uno de los 31 estados que conforman la República Mexicana, y que se distingue por su historia, belleza arquitectónica y natural, así como por su producción agrícola, y por ser el principal productor de aguacate, hoy en día sufre del embate del narcotráfico.
De acuerdo con una investigación periodística que realizó AMEXI, un informe de Inteligencia Militar señala que esta entidad, que se fundó hace 200 años como uno de los que dieron base a la Federación, se ve amenazado por la operación de 37 organizaciones dedicadas al crimen organizado.
Hoy Michoacán sufre profundas cicatrices que han dejado las extorsiones, robos, violaciones, torturas y asesinatos, además de que los grupos criminales evolucionan constantemente para evadir la ley. Cambian de modalidad y de zonas operativas, de víctimas y de victimarios.
Actualmente, el estado se encuentra en su punto más álgido, ante el embate de la organización criminal más poderosa de México, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
¿Cómo se ha tejido la situación del narco en Michoacán?
Michoacán, uno de los estados más poblados del país cuna de revolucionarios que dieron libertad a la Patria, se ubica en la región oeste del país. Limita al norte con Jalisco y Guanajuato; al noreste con Querétaro; al este con el Estado de México, al suroeste con Colima, y al sur con el río Balsas, que los separa del estado de Guerrero, y al oeste con el océano Pacífico.
Pues resulta que a finales del 2001, llegó a Tepalcatepec, en la zona que se conoce como “tierra caliente”, un grupo de hombres vestidos de negro y se instalaron en un hotel del centro.
De inmediato iniciaron las extorciones y desapariciones de personas del poblado, sobre todo productores, ganaderos y comerciantes.
Ante esta situación, un grupo encabezados por los mismos afectados y los hermanos F, con empresarios de todos los ramos acudieron a la comandancia de la entonces Policía Federal de Apatzingán y comentaron:
«Comandante gente de su comandancia está extorsionando en nuestro pueblo, y desapareciendo gente”.
El comandante sorprendido les preguntó: ¿Cuántos son?. Y la respuesta de los denunciantes fue: “más de 30 vestidos de negro como ustedes.
Entonces, el jefe policíaco les dijo: «no, son de nuestra gente, nosotros sólo somos 6 para toda la región que abarca 8 municipios imposible y no puedo ir con 6 elementos a combatir a 30. Vayan con los militares”.
Así lo hicieron, fueron a lo que ahora es la 44 Zona Militar, pero en ese tiempo, hace 11 años, sólo estaba un batallón de Infantería.. Platicaron con un coronel a quien le comentaron la misma historia y nunca fueron.
Poco después, comenzaron aparecer ejecutados en la comarca, de pobladores que no pagaban las extorsiones de protección que pedía el grupo que eran los temibles Zetas.
Entonces, comerciantes, productores, ganaderos, empresarios se reunieron, formaron un grupo armado los «AntiZetas».
El origen del grupo delincuente remonta a Arturo Guzmán Decena, que se dio de alta en el ejército el 12 de mayo de 1992 y desertó el 27 de septiembre de 1997, habiendo sido soldado de infantería por casi cinco años, experto en combate y entrenado por militares israelíes.
El nombre de Los Zetas fue acuñado desde la época de Guzmán Decena, uno de los fundadores de la organización, quien trabajaba para el ejército mexicano y posteriormente era comisionado en la Policía Judicial Federal (PJF) mexicana y cuyo nombre en clave para comunicaciones radiales era Z1, código dado a oficiales de alto rango.
Como en el código radial para comandantes de la PJF eran estos conocidos informalmente como yanquis, así los oficiales de dicha dependencia a cargo de una ciudad tenían el código Z y eran identificados, por ende, como zetas.
El grupo antizetas de ciudadanos de la población, armados con el permiso del cuartel de Apatzingán, se colocaron a las entradas y salidas del poblado y revisaban a todo desconocido que era detenido y así comenzó la guerra. Con ella, empezaron a surgir los primeros decapitados en los límites de Tepalcatepec y Buena Vista, Michoacán; eran personas desconocidas y habitantes de la región.
Como al gobierno de México, no le parece que la población se arme para defender sus vidas y sus bienes, de acuerdo al artículo 10 y 40 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, los bautizó como el “Cártel del Milenio o Los Valencia”.
Poco después apareció Carlos Alberto Rosales Mendoza, líder de “La Empresa”, lo que posteriormente fue la «Familia Michoacana» y, por último «Los Caballeros Templarios», con Nazario Moreno, «El Doctor», Servando Gómez “La Tuta”, preso en El Altiplano; Jesús Méndez, El Chango, Kike Plancarte, ya fallecido; «El Tucán», «El Becerro», «El Tío Nicho», murió en prisión; «El Troyano», «La Fresa» y muchos más, unos muertos otros presos.
El trabajo de Rosales Mendoza, era de bajo perfil y el gobierno no lo notaba, pero fue el principal introductor de cocaína, de heroína, en Michoacán. Todos los anteriores trabajaron con los hermanos Valencia, cuyo jefe Armando estaba preso en Jalisco, detenido por el Ejército Mexicano.
Años más tarde fue detenido por efectivos militares el 24 de octubre de 2004, en la colonia Santa María de Morelia, Michoacán. La captura fue cuando se preparaba para liberar de prisión a Cárdenas Guillén, detenido en 2003 tras un tiroteo con el Ejército.
La detención de «El Chango» en 2011 y la doble guerra contra la escisión de «La Tuta» y los grupos de autodefensa, terminaron por debilitar casi al máximo a «La Familia». Ese es el panorama que se encuentra el viejo padrino, Carlos Rosales Mendoza, cuando en marzo de 2014 un juez federal decide ponerle en libertad.
Sin embargo, el cadáver del Tísico, como se le conocía, fue encontrado el 29 de diciembre del 2015. Había sido asesinado, según confirmó la fiscalía michoacana. El cuerpo de Rosales, apareció junto a otros tres cerca de una caseta de peaje de la autopista Siglo 21, de este estado.
La información la confirmó la Procuraduría General de Justicia (hoy fiscalía) de ese estado.
Esos antizetas, fueron después las Autodefensas de Michoacán, nacidas en Tepalcatepec, La Ruana y Coalcoman, el 24 de febrero del 2013, que cansados de las extorciones; y lo que colmó el plato, según el DR., José Manuel Mireles, vocero de la organización, fue que empezaron a exigir como pago a las esposas, hermanas, primas, cuñadas, etcétera.
“Bañalas porque al rato vamos por ellas para llevárselas al jefe”, les decían «Los Templarios», por tal motivo se volvieron organizar como en aquellos años, fueron a Cherán y pidieron consejos de cómo estaba organizada la Policía Comunitaria, y comenzó la guerra contra ese cártel, que tuvo repercusiones a nivel mundial.
Luego de una lucha encarnizada con «Los Caballeros Templarios» y con la colaboración del Ejército Mexicano, Policía Federal y La Marina, las autodefensas limpiaron el 80 por ciento de la entidad del narco, es decir, 77 municipios de 112.
La realidad es que durante más de un año proliferaron las autodefensas y avanzaron por el territorio que dominaban los «Caballeros Templarios», pero finalmente fueron disueltas por el gobierno federal y en esta “institucionalización” cavaron su propia tumba, pues se convirtieron en actores de la sociedad civil.
Pese a las declaraciones públicas del Comisionado para la Seguridad en Michoacán, Alfredo Castillo, conocido como el Comisionado para la Paz, y como «El Virrey«, porque gobernaba Michoacán, enviado a la entidad por su amigo el presidente Enrique Peña Nieto, el 7 de julio del 2014, aseguró en Uruapan las autodefensas “ya no existen”.
Según esas declaraciones de Castillo las autodefensas desaparecieron desde el pasado 10 de mayo y ahora son la “Fuerza Estatal Rural”; por todo el estado –a excepción del noreste y el oriente-.
Los cárteles en Racimos
Así de existir un sólo cartel, a la fecha hay al menos 37 en la entidad de acuerdo a informes de Inteligencia Militar y de las narcomantas, en las cuales se dan a conocer y narcoletreros que dejan a sus víctimas ejecutadas, decapitas o descuartizadas.
De esta forma en Michoacán, los grupos criminales evolucionan constantemente para evadir la ley. Cambian de modalidad y de zonas operativas, de víctimas y de victimarios.
Hoy, el estado se encuentra en su punto más álgido, ante el embate de la organización criminal más poderosa de México, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Este cártel liderado por Nemesio Oseguera Cervantes, «El Señor de Los Gallos”, no llegó en ningún momento a la entidad, pues siempre estuvo ahí. Como se sabe, su principal jerarca es originario del municipio de Tepalcatepec (limítrofe con Jalisco), lo que convierte en automático a la región en un trofeo para este grupo delictivo.
En su lucha por hacerse del territorio los “jaliscos” o las 4 letras han tenido que compartir y pelear con otros grupos criminales como Cárteles Unidos (CU), una alianza de células delictivas de Michoacán que hasta hace poco vivían replegadas por el avance del Mencho.
Cárteles Unidos agrupa a varios líderes criminales, pero el principal es un ex autodefensa y ex miembro del CJNG que se identifica como Juan José X, según informes.
Este grupo opera en los municipios michoacanos de “Tepeque” y lucha contra «Los Viagra», «Caballeros Templarios», «Troyanos» y «La Nueva Familia Michoacana».
El grupo criminal al que pertenecía «La Tuta» irrumpió en 2005, con el objetivo inicial de expulsar de la región a Los Zetas y obtener el dominio de Michoacán.
«Los Caballeros Templarios» nacieron como una escisión del cártel «La Familia Michoacana», fundado por Nazario Moreno González, el “Más Loco”, abatido en marzo de 2014.
El debilitamiento, abatimiento y captura de los líderes de estos grupos provocó el surgimiento de otros más, uno de ellos «Los Blancos de Troya», dirigidos por Roy Ríos, «El Troyano».
Con base en esta historia hoy en día se asegura que en Michoacán operan por lo menos unas 37 organizaciones dedicadas a la delincuencia organizada.
Entre las que se menciona destacan: «Los Vengadores», una facción del Cártel de los Valencia; «Los Locos de la Sierra», «Los Justicieros», «La Vieja Guardia», «Grupo H3», «El Grupo de El Metro», «Los Caballeros de Elite», «Brazo de Oro», «El Grupo del Cenizo», «Grupo Iris» y «Los Cinco del Cerro». Desde luego que también existen células del Cártel de Sinaloa.
Los hermanos Correa Velázquez, liderados por Daniel, alias «El Tigre», se identifica como el grupo narcotraficante de más reciente aparición en Michoacán; de ahí que el Cártel Jalisco Nueva Generación enfoca sus fuerzas para abrir un nuevo frente en el oriente del estado en contra de la facción.
Es por todo esto que gran parte de los michoacanos viven bajo el fuego y el temor a 37 cárteles dedicados a extorsionar, robar, violar y asesinar.