AP. Colombo, Sri Lanka. 10 de julio de 2022.- Los partidos políticos de oposición en Sri Lanka tenían previsto reunirse el domingo para acordar un nuevo gobierno, al día siguiente de que el presidente y el primer ministro aceptaran renunciar en el día más caóticos en meses de protestas en el país. Los manifestantes irrumpieron en las residencias de los dos dignatarios y prendieron fuego a uno de los edificios en un momento de ira por la crisis económica.
No estaba claro si el presidente, Gotabaya Rajapaksa, se encontraba allí en ese momento, y el vocero del gobierno Mohan Samaranayake dijo que no tenía información sobre los movimientos del presidente.
Los manifestantes seguían en el complejo tras invadir la residencia oficial del mandatario, su oficina y la residencia oficial del primer ministro, y dijeron que se quedarían hasta que los dos dimitieran oficialmente. Se desplegaron soldados por la ciudad y el jefe de la Defensa, Shavendra Silva, pidió a la gente que mantuviera la ley y el orden.
El legislador de oposición M. A. Sumathiran dijo que juntos, todos los partidos de oposición podían reunir con facilidad los 113 miembros necesarios para formar una mayoría en el Parlamento, donde pedirían al presidente, Gotabaya Rajapaksa, que instalara el nuevo gobierno y después renunciara.
Dijo que los partidos esperaban alcanzar un consenso el domingo.
El primer ministro, Ranil Wickremesinghe, dijo que abandonaría el cargo cuando hubiera un nuevo gobierno. Horas más tarde, el presidente del Parlamento indicó que Rajapaksa renunciaría el miércoles. La presión sobre los dos iba en aumento en medio de un colapso económico que provocó un grave desabastecimiento de productos esenciales. La gente tiene problemas para conseguir comidas, combustibles y otros artículos básicos.
Si renuncian tanto el presidente como el primer ministro, el presidente de la cámara Mahinda Yapa Abeywardena asumirá la presidencia provisional, según la constitución.
Rajapaksa nombró a Wickremesinghe como primer ministro en mayo en un esfuerzo de resolver el desabastecimiento e iniciar la recuperación económica.
Wickremesinghe ha sido parte crucial de las conversaciones con el Fondo Monetario Internacional sobre un rescate y con el Programa Mundial de Alimentos para enfrentar la crisis alimentaria incipiente. El gobierno debe presentar un plan de sostenibilidad de deuda al FMI en agosto antes de llegar a un acuerdo.
Los analistas señalaron que era cuestionable que otro líder pudiera hacer más que Wickremesinghe. Los esfuerzos de su gobierno parecían prometedores, y el domingo llegaban al país fertilizantes cruciales para los cultivos de la próxima temporada y un primer cargamento de gas para cocinar.
“Esta clase de inestabilidad podría crear confusión en organizaciones internacionales como el FMI y el Banco Mundial”, señaló el analista político Ranga Kalansooriya. El nuevo gobierno, señaló, tendría que acordar un programa común de recuperación económica.
Es improbable que un gobierno de consenso acuerde las reformas económicas defendidas por el FMI sin que algunos de sus miembros pierdan su identidad política e ideológica.
El país depende de ayuda de India y otros países mientras sus autoridades intentan negociar con el Fondo Monetario Internacional. Wickremesinghe dijo hace poco que las conversaciones eran complejas porque Sri Lanka es ahora un estado en quiebra.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, dijo que Washington seguía los acontecimientos en Sri Lanka e instó al parlamento a trabajar deprisa para aprobar soluciones y responder al descontento.
En una conferencia de prensa en Bangkok, Blinken dijo que Estados Unidos condenaba los ataques contra manifestantes pacíficos y pidió una investigación plena de cualquier violencia asociada a las protestas.
Sri Lanka anunció en abril la suspensión del pago de préstamos extranjeros debido a la escasez de divisas. Su deuda externa total asciende a 51.000 millones de dólares, de los cuales debe pagar 28.000 millones para fines de 2027.
Meses de protestas prácticamente han desmantelado a la dinastía política Rajapaksa, que ha gobernado Sri Lanka durante la mayor parte de las últimas dos décadas, pero los manifestantes la acusan de mala gestión y corrupción. El hermano mayor del presidente renunció como primer ministro en mayo después de protestas violentas que le hicieron buscar refugio en una base naval.