Periodismo crítico

Foto: Cuartoscuro

Por Gregorio Ortega

El primer enemigo de la prensa crítica está en las direcciones generales, porque temen privilegiar su compromiso con la sociedad por sobre su relación con el gobierno, y en las mesas de redacción y subdirecciones editoriales, donde la zafiedad se confunde con la inteligencia

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 10 de abril de 2020.- Es durante las crisis que aparece la verdadera estatura de los humanos. Hannah Arendt reunió en un libro ensayos sobre Hombres en tiempo de oscuridad. Con este título quiere referirse al ser humano. Incluye a Rosa Luxemburgo y a Karen Blixen.

Hoy, el espacio que llenaron esos seres excepcionales descritos por Arendt, es ocupado por periodistas que, obligados por las circunstancias, el entorno y su formación ética y moral, crecen hasta convertirse en estorbos para el poder, en todas sus manifestaciones: lo mismo se hace escarnio de la prensa neoliberal, conservadora y de derecha, desde la cúspide de la Presidencia de la República, que se les asesina por instrucciones de los barones de la droga y del dinero, pues nunca han quedado claros los motivos de tanta muerta violenta de periodistas en el último lustro. La manera en que ejecutaron a Javier Valdez es clara, pero poco se sabe de cómo mataron a Miroslava Breach.

Considero, como lo mencioné hace un par de días, que nos confrontan con un cambio de paradigma ético y moral, como preparación anímica y emocional que haga fácil aceptar un reordenamiento geopolítico y la profundización de la concentración económica. Nos encaminan a un mundo de mano de obra barata.

¿Cuál es el papel del periodismo en este trance? La libertad crítica, que en México tuvo un breve verano como consecuencia de la firma del TLC y el levantamiento neozapatista. Confluyeron presiones externas e internas para abrir la olla de presión y dejar atrás, en cierta medida, la respiración artificial de la publicidad oficial. Bozal de toda perrera municipal.

Tengo la certeza de que, si el periodismo fuese racionalmente crítico y honorable, nunca hubieran sido necesarias las organizaciones no gubernamentales, pues para la sociedad su mejor arma de defensa es una prensa independiente y solidaria; no entenderlo así, es no querer dar salida a las verdaderas funciones de los medios de difusión, cuya gran competencia ahora está en las páginas digitales y en las redes sociales.

El futuro de la prensa escrita es la digitalización de sus contenidos, tanto para evitar gasto de papel como por preservar la madera; de los noticieros de radio y tv, el streaming, al que Carmen Aristegui temió, a pesar de ser ella una marca, un valor, una fuerza ética, que declinó ante la seguridad de la nómina.

Pero el primer enemigo de la prensa crítica es interno. Está en las direcciones generales, porque temen privilegiar su compromiso con la sociedad por sobre su relación con el gobierno y otros factores reales de poder (el narco, que los amenaza y mata), y las mesas de redacción y subdirecciones editoriales, donde la zafiedad se confunde con la inteligencia, y las envidias destruyen todo estado de ánimo que pudiera contribuir al auténtico periodismo crítico.

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