Una momia española de casi 1.800 años atrae a fieles católicos en el centro de México

Por Édgar Ávila Pérez

EFE. Pachuca, México. 15 de febrero de 2025.- La momia de una joven española de 16 años, nacida en La Rioja en el año 257, se ha convertido en una figura de devoción católica en Hidalgo, México, donde es venerada como Santa Columba. Su cuerpo, que se conserva en la iglesia de uno de los primeros conventos franciscanos de Pachuca, llegó a la región en el siglo XVIII gracias a la hija del Conde de Regla, Pedro Romero de Terreros, uno de los hombres más ricos de su tiempo.

La historia de Santa Columba se remonta al emperador romano Lucio Domicio Aureliano y a la fe inquebrantable de una joven católica llamada Camila, quien, según la tradición, fue decapitada por negarse a casarse. Su momia llegó a la Nueva España y, con el tiempo, ha sido objeto de devoción en Hidalgo.

«Se puede ver a través del cristal su belleza, tiene una nariz afilada, una ceja muy delineada, su vestuario intacto, realmente es una reliquia valiosa», comentó Sara Montes Romero, cronista de la ciudad, en entrevista con EFE.

El viaje de una santa desde Europa hasta México

La urna que alberga a Santa Columba está acompañada por una imagen de un pergamino que narra su historia:

«Reliquia auténtica milagrosa de Santa Columba virgen y mártir. Nació en España, sacrificada en Sens (Francia) en el año 273 por orden del emperador Aureliano».

Los restos de la joven se encuentran en el antiguo Convento de San Francisco, un edificio colonial cuya construcción comenzó en el siglo XVI y finalizó en 1660.

La fiel Lisseth Rodríguez, visitante frecuente de la iglesia, expresa su devoción por la santa: «Me parece muy bonita, cuando ando en el centro de la ciudad vengo a saludarla, a pedirle por el bien de mis niños».

Según la crónica histórica, Camila pertenecía a una familia noble en lo que hoy es España. A los 16 años, mientras vivía en Sens, Francia, el emperador Aureliano quedó fascinado con su belleza y le ordenó casarse con su hijo.

La joven rechazó la orden porque deseaba dedicar su vida a Dios, lo que le valió castigos brutales: fue azotada, desgarrada con peines de hierro, encadenada y finalmente decapitada.

Su cuerpo permaneció incorrupto en Europa hasta que llegó a la Nueva España, gracias a la marquesa de San Francisco, hija del conde Pedro Romero de Terreros, influyente empresario minero y fundador del Monte de Piedad de México.

«La hija, al poseer tal cantidad de dinero, decide comprarla y traer el cuerpo de la santa desde Francia. Imaginemos la travesía en barco; y desde entonces se ha conservado como una santa, sin deterioro total», explicó Montes.

Una reliquia inalterada por el tiempo

Desde la época virreinal, los restos de Santa Columba han permanecido en la capilla de Nuestra Señora de la Luz, dentro del exconvento de San Francisco, un templo de estilo barroco.

La historiadora Sara Montes destaca la impresionante conservación del cuerpo, lo que ha fortalecido su veneración entre los fieles:

«Se conservó virgen, católica hasta su muerte. Es una santa que permanece ahí, su cuerpo sin daño alguno, a través del tiempo su conservación es muy increíble», afirmó.

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