Virgen de Guadalupe, imagen maldita de un equipo argentino
Foto: Especial
Por Jesús Yáñez Orozco
- Daba mala suerte a Colón de Santa Fe
- Atribuían el mal desempeño del equipo a la presencia de la estatua de la imagen religiosa del estadio del Estanislao López
- Fue desaparecida a sugerencia de un brujo invidente
- Ariel Garcé, capitán del equipo santafesino, involucrado en el hecho
- Tiempo después volvió a ser colocada en su lugar
- El Chino también jugó el mundial de Sudáfrica 2010, convocado por Maradona
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 12 de diciembre de 2020.- Cuando se funden dos religiones obran inconmensurables milagros o grandiosas desgracias: católica y futbol. Hace 10 años, Ariel Chino Garcé, jugador del Colón de Santa Fe, se le apareció en un sueño a Maradona, recién fallecido. La Mano de Dios, entonces director técnico de la Selección Argentina tenía la quimera que la Albiceleste era campeona del Mundo en Sudáfrica 2010.
Cosa que no sucedió.
De aquella visión onírica, el Diego sólo recordó un rostro: el del Chino. De ahí la convocatoria del entonces defensa del Club Atlético Colón. Garcé asistió a un Mundial, milagrosamente, debido a una aparición.
Pero un año después, el 7 de septiembre de 2011, como castigo divino, estuvo involucrado en un polémico incidente con la Virgen de Guadalupe, patrona de los mexicanos y del resto de América.
Sí, la que se le apareció a Juan Diego en un ayate en el cerro del Tepeyac.
Ariel y Diego Armando, Guadalupe y Juan Diego.
En 2002, Jorge Fossati, entrenador uruguayo que dirigía al Club Atlético Colón, regaló la estatua de la Virgen de Guadalupe –dos metro y medio de altura– al Sabalero (nombre popular del Colón). La representación —que medía poco más de dos metros— fue colocada en el palco de las autoridades.
En 2011, Colón pasaba por una pésima racha: 7 derrotas en 12 partidos. El próximo encuentro era contra el Unión de Santa Fe y no podían perder el duelo contra el “odiado” rival.
Los clásicos se juegan como una final.
Perdieron.
Era tal la desesperación de algunos jugadores que llevaron a un brujo invidente para obtener otro tipo de ayuda y ganar de nuevo. El chamán caminó por el campo del Brigadier General Estanislao López y detectó la presencia de una virgen a la que le achacó los malos resultados.
Una derrota ante cualquier otro rival se subsana con cierta facilidad, pero la caída ante el rival con el que compite por la gloria en su misma provincia fue la gota que desbordó el vaso.
Según contó a BBC Mundo, Claudio Gómez, periodista del diario Perfil, quien ha venido siguiendo la trama, detalló que tras la derrota en el clásico, algunos futbolistas, desesperados llevaron a al mencionado brujo para que alejara “los malos espíritus».
El curandero de ojos muertos, caminó un poco por el campo del club y al parecer preguntó:
¿»Acá hay una virgen»?
Según señaló Gómez, el episodio confirmó lo que ya los jugadores venían diciendo en voz baja: la estatua traía mala suerte.
Y a los pocos días desapareció.
El hecho inmediatamente generó reacciones. Tras la protesta de algunos fervorosos creyentes, intervino la justicia. Y se abrió una causa por robo calificado. El club incluso recibió la visita de la policía en un par de ocasiones.
Por supuesto la iglesia intervino mediante el monseñor José María Arancedo (Arzobispo metropolitano de la Arquidiócesis de Santa Fe), esgrimiendo:
“El sentimiento de la gente hacia la Virgen, que se ha expresado, a través del desconcierto y el dolor de muchos santafesinos, ha servido para valorar su significado y para buscar una respuesta a esta situación”.
Los jugadores, que habían negado su participación en el acto, no resistieron ante la presión mediática y dieron su versión en voz del capitán Ariel Garcé, uno de los principales acusados.
El Chino declaró que la estatua estaba deteriorada y decidió llevarla a reparar. Pero en el camino se le cayó y se rompió.
Argumentó:
“Al ver la imagen rota me asusté. Me desesperé. No supe qué hacer. Pensé que los compañeros se iban a enojar conmigo. Empecé a a insultar, a llorar y terminé arrojando los restos de la escultura”.
Garcé fue el principal implicado.
Incluso, hubo declaraciones que lo culpaban directamente, como la de José Luis de Santi, miembro del Tribunal de Honor de Colón:
“Llegó el Chino Garcé con una grúa y la bajó”.
Por el hecho, De Santi presentó su renuncia argumentando que era un fervoroso creyente, “no puedo estar por un lado venerando a la virgen y por otro aceptando que es mufa (de mala suerte)”.
La declaración oficial fue que había llevada a ser restaurada y un mes después fue colocada de nueva cuenta.
Pero ya no era la misma.
Por supuesto que, 10 años después, el misterio sigue rondando la cancha del Sabalero. Incluso surgieron rumores en los que algunos vecinos de un curandero ciego vieron la destrucción de la estatua, poniéndola en un par de bolsas y llevándosela en dos carros diferentes.
La situación se les salió de las manos a los jugadores y lanzaron un comunicado en el que se lamentaban y no creían que causarían tanto dolor al retirar la representación religiosa y por supuesto negaron en todo momento la intervención de brujos y videntes.
Probablemente Garcé no conocía la historia de la Virgen de Guadalupe, que es muy similar a la suya.
Al Chino Garcé nadie lo veía en Sudáfrica 2010 y fue.
No lo llevó su desempeño en la cancha.
Sino una quimérica cábala de la Mano de Dios.
La misma superstición por lo que retiró la Virgen de Guadalupe del estadio del Sabalero.
«Irónicamente, después que la Virgen despareció, Colón ganó un partido y empató dos. Da la casualidad que el destino le cambio», opinaba el periodista Gómez.