4 de julio, del nacimiento de una nación al Black Lives Matter
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Por Jurgis R.
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 09 de julio de 2020.- Julio de 1776, ha nacido la tierra de la libertad. Arden las llamas de la democracia y de la igualdad. Todos los hombres nacen iguales, dice la primera declaración de independencia en las Américas. Una pequeña nota al pie de la declaración olvidó decir: “Todos, excepto mujeres, negros, indios y todo aquel sin propiedades”.
Como en Grecia, los hombres libres de Estados Unidos de América (EUA) dictaron leyes que privaron a la mujer de toda participación pública y política debido a su “innata” incapacidad para pensar. Como en Grecia, los hombres de la democracia estadounidense fueron una minoría opulenta que no consideraba humanos a los esclavos.
Ya Aristóteles había dicho que “el esclavo es un instrumento viviente, un instrumento de trabajo”. Sus enseñanzas tuvieron éxito. La Royal African Company aseguraba “un constante y suficiente suministro de negros [instrumentos de trabajo] a precios moderados”.
Entre 10 y 15 millones de africanos esclavizados llegaron al continente Americano, gran parte de ellos a EUA. Esta nación, como otras, se cimentó con sangre negra; pero nada peor que la mezcla negra entre la raza blanca advertía el prócer de la independencia Thomas Jefferson.
Quizá, por esa misma fatalidad, en el año 1942 una orden militar de Estados Unidos prohibió hacer transfusiones de sangre entre negros y blancos.
En menos de 100 años, el trabajo esclavo en EUA hizo posible su industrialización; en el proceso, algunos instrumentos de trabajo (de los 4 millones de esclavos) tuvieron la osadía de fugarse de las plantaciones de sus “amos”. Por ello, en los diarios de Mississippi, Tennessee y otros condados se ofrecían los servicios de los nigger dogs, entrenados en la difícil tarea no sólo de hallar al fugitivo, sino de evitar destazarlo, pues ese era derecho exclusivo del legítimo propietario.
El 4 de julio de 1852, Frederick Douglas dijo: “¿Qué representa para el esclavo americano el 4 de julio? Un día que le revela más que ningún otro del año, la gran injusticia y crueldad de que es víctima constante”.
Aunque las rebeliones no eran comunes comparadas con las de las Antillas, el pánico y acciones terroristas de los esclavistas del sur estadounidense no se hicieron esperar después de la guerra civil. La esperanza civilizatoria estaría a partir de ese momento en manos del Ku Klux Klan.
En poco más de 100 años, multitud de hombres puros y blancos, de origen caucásico según Johann F. Blumenbach, pusieron manos a la obra para secuestrar negros de las cárceles, atarlos en los árboles y prenderles fuego; había que quemar a todos estos negros pues está en su naturaleza la avidez por jovencitas blancas y vírgenes.
En 1898 la defensora de los derechos civiles Ida B. Wells denunció alrededor de diez mil linchamientos ocurridos en 20 años.
Diecisiete años después, los linchamientos no solo fueron olvidados por la justicia del país más “justiciero” de la historia reciente, sino estimulados y promovidos desde la Casa Blanca, donde el presidente Teddy Roosevelt observó la premier y éxito de taquilla titulada: “El nacimiento de una nación” (The Birth of a Nation), dirigida por D. W. Griffith.
Dicha superproducción de hollywoodense ridiculizaba a los afroestadounidenses y estigmatizaba al negro como violador de mujeres blancas. Se exaltaba al Ku Klux Klan como auténticos caballeros, vestidos con vestimentas blancas, que incendiaban cruces y ponían orden al caos que los negros habían provocado. Todo ello avalado por Jesucristo en persona.
El 4 de julio de 2020 los estadounidenses festejaron el 244 aniversario de su Independencia, donde un conocido personaje hace nostalgia por la vida del sur en Lo que el viento se llevó; acusa de terroristas a los manifestantes de Black Lives Matter (la vida de los negros importa); y define como enemigos de la república a los manifestantes de Dakota del Sur.
En todos esos años de existencia, la nación que pregona la libertad e igualdad en el mundo es el símbolo vivo del supremacismo y del racismo. Afortunadamente su población también es el símbolo de la resistencia y protesta social: “No puedo respirar”, “Fin a 500 años de genocidio”, “Black Lives Matter”.