Para Alejandra Gómez Colorado
Mujeres del mundo hechizado y machizado
Conviertan en polvo efímero
Las cadenas ígneas y patriarcales nacidas de cerrazones famélicas
Abran las ventanas a las conciencias de féminas y varones aspirantes a respirar aires de bienaventuranza
Hagan ondear las banderas libertarias
Esparciendo semillas de grandeza inédita
La grandeza de ser mujer y no musas de desfallecidos caballeros sexistas
Sin vosotras la luz del sol se va debilitando
La luna se encoge y se comprime
Y nerviosas las estrellas extravían su brillo
Los hombres perdemos la ligazón con la mitad del cielo
Vuestra herencia es la de Sor Juana y la de Juana de Arco
Poseen el legado de los sueños de Rosa Luxemburgo
Y se nutren de la valentía y la capacidad exploratoria de las mujeres buscadoras
de rastros de sus hijos e hijas desaparecidos
Vosotras sabéis bien que en cada mujer
Existen albergues internos
de glorias anhelantes por salir
Y que nunca más deben sufrir la evaporación
Por la maldita explotación y opresión que han sufrido
Enséñenos a los hombres
A deambular por caminos sembrados de equidad
Y hagan brillar las luces amorosas
Que bailan amorosamente en sus entrañas.
P.D. estas líneas no están dedicadas a mujeres que han avergonzado a su género como cierta ministra británica campeona de atropellos neoliberales o a cierta lideresa sindical que se bañaba en las aguas del charrismo.