Alza de la tasa de interés, crónica de un largo estancamiento anunciado
Por Arturo Huerta González
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 06 de octubre de 2021.- El jueves 30 de septiembre el Banco de México aumentó la tasa de interés de referencia del 4.5 al 4.75%. Señalaron que “el aumento de la tasa de interés se dio en un entorno en el que en la primera quincena de septiembre se registraron variaciones anuales de 5.87% en la inflación general”, y de ahí su justificación. El problema es que la actividad económica sigue por debajo de los niveles antes de la pandemia, así como los niveles de empleo y no se diga los niveles de ingreso per-cápita de la población, por lo que no se justifica aumentar la tasa de interés, pues ello encarece el crédito y la inversión, y retrasará más la recuperación de la economía nacional, como la generación de empleo.
El alza de la tasa de interés está dirigida a disminuir la demanda, como si la inflación fuera consecuencia del alza de demanda, la cual ha disminuido por los recortes presupuestales, como por la caída del consumo por los bajos salarios y el alto desempleo y subempleo.
En su comunicado Banxico señala que “las presiones inflacionarias globales y los cuellos de botella en la producción continúan afectando a la inflación general”. Si ellos reconocen que la inflación ha aumentado por lo caro de las importaciones, como por los cuellos de botella en la producción nacional, se evidencia que son problemas de oferta (de insuficiente producción) los causantes de la inflación, por lo que no deberían aumentar la tasa de interés, pues ésta encarece el crédito, como la inversión, lo que acentuará los rezagos productivos y la escasez de productos y seguirán las presiones sobre precios. De hecho, éste es el tercer aumento de la tasa de interés en lo que va del año, y no han logrado frenar la inflación, evidenciando que están acentuando los problemas de oferta (producción) que la están originando y de ahí que hayan aumentado las perspectivas de inflación para este año al 6.2%.
Al ser la inflación resultado de escasez de producción, dicho problema no será transitorio. El alza de precios sería transitoria si se incrementase la productividad y la producción para encarar los rezagos productivos y el alza de costos, pero con el aumento de la tasa de interés lo que están ocasionando es mayor caída de la inversión, por lo que proseguirán los cuellos de botella y las alzas de precios que ello ocasiona. Ello, junto con la austeridad fiscal, configurará un contexto recesivo inflacionario por varios años.
El alza de la tasa de interés está encaminada a su vez a frenar la salida de capitales y a seguir fomentando su entrada, para evitar mayores presiones sobre el tipo de cambio, pues al encarecerse el dólar, aumenta a su vez el precio de las importaciones y la inflación en el país. La política de seguir bajando la inflación incrementando la tasa de interés para promover la entrada de dólares para abaratarlo y así los productos importados, ha resultado muy cara, pues la gran presencia de importaciones en el país ha desplazado a la producción nacional, de ahí que tenemos menos industria y perdimos la autosuficiencia en granos básicos. Ello mantiene presiones latentes sobre el déficit de comercio exterior e incrementa la dependencia de la entrada de capitales para su financiamiento. De ahí que siguen las altas tasas de interés para estimular su entrada.
Las autoridades monetarias siempre argumentan que el alza de la tasa de interés es para bajar la inflación y proteger el poder adquisitivo de los que menos tienen. El problema es que éste sector siempre pierde, con inflación y sin inflación. El que se beneficia de las altas tasas de interés y de la estabilidad de la moneda, es el sector bancario-financiero, que es el que controla y posee la moneda. Ahí están las ganancias de la banca en los primeros ocho meses del año, que aumentaron 39.2% en relación a igual período del año pasado, en un contexto de fuerte caída de la actividad económica nacional y además, no han aumentado la disponibilidad crediticia a las empresas. El alza de la tasa de interés frenará el incipiente crecimiento que enfrenta la economía nacional e incrementará la carga del servicio de la deuda y los problemas de cartera vencida, lo que terminará con las ganancias de la banca.
Hay que enfatizar que muchos otros bancos centrales, tanto de países desarrollados, como en desarrollo, no están preocupados de la inflación, sino de la necesidad de encarar los cuellos de botella de abastecimiento que enfrentan, así como de los problemas de desempleo, por lo que no han aumentado la tasa de interés y la mantienen en niveles cercanos a cero. Ellos bien saben que la inflación que enfrentan se eliminará una vez que retomen el crecimiento de la productividad y la producción, impulsado por la baja tasa de interés y los paquetes fiscales de expansión del gasto público que están instrumentando. A ellos les interesa el sector productivo y el empleo, y el crecimiento económico, y no como acontece en el país, donde la política monetaria y fiscal responde a los intereses del sector financiero, a costa de sacrificar el crecimiento industrial y agrícola y la generación de empleo.