Periodistas Unidos. Ciudad de México. 03 de septiembre de 2022.- Sí existe una garantía o una herencia regocijante, es esta, el apego seguro.
Pero primero, para adentrarnos en el tema, tenemos que saber qué es el apego seguro. Es la certeza de brindarles a nuestras hijas e hijos una infancia sana y una adultez evolucionada y pacífica. Sí, después de la lactancia materna, es otra de las vacunas más importantes del ser humano. Esta parte rige la seguridad y desenvuelve la crianza, con el apego seguro, logramos una adultez serena, con una capacidad grandiosa para relacionarse con otros seres humanos.
Este tipo de vínculo refleja con claridad el lazo afectivo y duradero que se establece en el tiempo que él o la bebé pasan con su madre, padre o cuidador.
Mientras la persona que se hace responsable de su crianza sea empática, sensible, amorosa y atenta, bebé estará desarrollando confianza y seguridad ante la vida, ahora mismo y durante el resto de su vida. Es impresionante cómo sucede, la naturaleza tiene su parte perfecta en cómo funciona el cerebro de un bebé ante el cuidado de su protector, para ellos es simplemente, la vida misma.
Indiscutiblemente los niños que han sido tratados con esa cautela y delicadeza, esos niños y niñas que han tenido la oportunidad de desarrollarse dentro del apego seguro durante los primeros dos años, son niñas y niños que significativamente son más autónomos, tienen una autoestima portentosa, ejercen su libertad con seguridad en sí mismos como en su entorno que resulta ser amigable, manifiestan mayor confianza, y sin duda, gestionan mucho mejor sus emociones. Y este gran resultado se mantiene a lo largo de su vida.
¿Cómo reconocer cuándo un bebé tienen apego seguro?
- El niño se esfuerza por mantener la proximidad con su cuidador.
- Busca el contacto físico y emocional de manera repetida en el tiempo.
- Se siente más seguro para explorar cuando tiene cerca a su figura de apego.
- Cuando se separa de su cuidador, el niño siente ansiedad. Además, hace esfuerzos por atraer su atención.
- Conforme van creciendo son más autónomos y capaces de relacionarse con los otros.
- Después de los dos años de vida, se convierten en niños plenos con una gran autoestima y seguridad en sí mismos.
¿Apego inseguro?
La famosa cárcel sin rejas.
El apego inseguro es aquel en el que el vínculo está contaminado por el miedo. Este se expresa, principalmente, como retraimiento en la relación con otros o emociones confusas, de dependencia y rechazo.
Existen tres tipos de este apego:
–Apego inseguro desorganizado: es un tipo de vínculo muy propio de quienes han sufrido abusos en su infancia. Nunca sabían que esperar de quienes tenían la misión de protegerles.
-Apego inseguro ambivalente: la principal característica es la intensidad con la que se viven las contradicciones de una relación. Las personas que lo sufren tienen una gran necesidad de afecto.
-Apego inseguro evitativo: se caracteriza por la dificultad de establecer vínculos cercanos con los demás. Les cuesta reconocer sus propias emociones.
Todas las formas de apego inseguro implican limitaciones, especialmente para la vida afectiva.
Nadie viene con un manual, es complicada la crianza, pero cuando existe el compromiso por ser mejores madres y padres, se estudia, se busca información, nos capacitamos, practicamos, estamos. Los primeros años de vida son los más importantes, es ahí dónde se gesta el porvenir de nuestros hijos e hijas.
El apego seguro puede considerarse un factor de protección para el futuro desarrollo emocional, cognitivo y social del niño. Gracias a estas experiencias «seguras», el niño puede aprender las bases de la confianza y la reciprocidad, sentirse seguro al explorar el ambiente y hacia las novedades, desarrollar las capacidades de autorregulación emocional y de gestión del arousal en caso de estrés.
En el apego seguro, el niño puede también desarrollar de manera sana la capacidad de autorregulación de las propias emociones e impulsos, así como las bases de la propia identidad: sentido de competencia, autoestima y equilibrio entre autonomía y dependencia, aprender comportamientos empáticos pero sobre todo desarrollar un conocimiento interno positivo de sí mismo, del otro y de la relación (como del mundo). Estos aspectos lo protegerán en el futuro en situaciones de estrés, permitiéndole una mejor adaptación social y la construcción de relaciones adultas equilibradas y gratificantes.
El apego seguro, como es fácil comprender, es el principal factor protector contra la formación de comportamientos violentos y antisociales: en efecto, gracias a un cuidador capaz de sintonizar con las necesidades del niño y de proporcionar presencia y reglas equilibradas, el pequeño desarrolla las competencias necesarias para regular y modular impulsos y emociones, y para gestionar mejor estrés y traumas psicológicos, desarrolla comportamientos prosociales y empáticos y es respetuoso de las reglas.
Etapas en la evolución del vínculo del apego
- Seis primeras semanas de vida: los bebés nacen con predisposición a relacionarse y muestran preferencias por voces y caras. En esta etapa reconocerán quién o quiénes son las personas a las que se apegará.
- Desde que nace hasta los tres meses: en esta etapa el bebé manifiesta su preferencia por la persona que lo cuida. Normalmente suele ser la madre quien cubre sus necesidades, quien le atiende cuando llora, tiene hambre o lleva el pañal sucio. En esta etapa se crean las bases del vínculo de apego que empieza a unir de forma especial.
- De los tres a los seis meses: esta fase es la de formación del apego, cuando el bebé empieza a responder a sus seres queridos de forma diferente a como lo hace con personas extrañas. Se siente tranquilo y seguro con su cuidador y se muestra incómodo cuando no está cerca. Estos meses son clave para identificar a las figuras de apego y adquirir sentimiento de confianza basado en que cuando la necesita siempre está y responde a sus necesidades.
- Desde los seis meses hasta el primer año: etapa en la que el vínculo del apego termina de consolidarse. Cuando el cuidador se separa el bebé muestra su angustia llorando y rechaza a las personas desconocidas. Esto indica que el bebé ya ha creado un lazo profundo de afecto especial con las personas que lo cuidan.
- A partir del primer año: es la última fase del periodo de consolidación. Hay niños que a partir del año ya son capaces de estar en calma cuando sus cuidadores no están junto a ellos, pero a otros les puede llevar más tiempo. Normalmente en este periodo ya andan y se mueven de un lado a otro y en la mayoría de ocasiones ya no muestran tanta inquietud ante los desconocidos. Aquí el vínculo se vuelve más maduro, fruto del desarrollo emocional e intelectual del bebé.
- Después del segundo año: en esta etapa la relación de apego sigue cambiando, la intensidad es la misma, pero se manifiesta de manera diferente porque el niño o niña se ha convertido en una persona con la identidad más clara. Expresa cariño, busca ayuda cuando la necesita, tiene un papel más activo con las relaciones con los demás. Se pone de manifiesto todo lo aprendido con sus figuras de apego en los meses anteriores y se traslada a la manera de relacionarse con los demás mostrando confianza o desconfianza, autonomía o dependencia.
Fortalece el apego con tu bebé, ideas clave:
- Disponibilidad y sensibilidad: el bebé tiene que saber que estás disponible pase lo que pase. Saber interpretar lo que necesita y responder de manera satisfactoria a sus necesidades es clave.
- Permanecer cerca del bebé: estar cerca de tu hijo desde el principio favorece el apego por este motivo se fomenta la piel con piel cuando das a luz, el colecho, porteo… Tu bebé necesita percibir tu cariño y sentirse seguro y protegido. Evita las separaciones largas durante los primeros meses de vida.
- Manifestar expresividad: los bebés perciben las emociones por eso intenta ser expresiva cuando abrazas, acaricias, besas, le haces reír o le consuelas. Los gestos son muy importantes por eso sonreír a tu bebé cuando te diriges a él es muy importante.
- Cogerlo en brazos: fundamental, el contacto de tu piel con la suya le trasmite amor, serenidad, bienestar, seguridad… Así se va familiarizando con tu olor y tus caricias.
- Mirarlo: si, lo has leído bien, mirarlo a los ojos mientras estás con él, mientras lo cuidas y le hablas cariñosamente. A las semanas de nacer el bebé va viendo con más claridad a corta distancia, pero a los dos meses empezará a ver con nitidez, aunque estés más lejos y eso le encanta. A tu bebé le gusta mirarte y explorar tu cara, tocarte y disfrutar de tu olor. Así que razón de más para mirarlo y disfrutar juntos.
- Evitar la sobreprotección: una cosa es fomentar el vínculo emocional y otra sobreprotegerlo, además esto afecta al desarrollo del bebé. Deja a tu bebé que explore lo que hay a su alrededor, fomenta su autonomía para que se dé cuenta de las cosas que puede hacer sin tu ayuda pero que sepa que estás cerca para apoyarlo cuando lo necesite.
- Háblale cariñosamente: cantar y hablar de forma dulce y cariñosa es muy bueno porque le ayuda a percibir los sentimientos y emociones que transmiten tus palabras.
- Aprovecha las rutinas para mostrarle tu cariño: el día está lleno de rutinas, el baño, la comida, la hora de vestirse, el paseo, etc. Demuéstrale en todos esos momentos tu cariño y cuánto lo quieres. Es fundamental que se sienta muy querido.
- Ten expectativas adecuadas a su nivel de desarrollo: conocer los comportamientos típicos de cada edad te ayudará a ser realista y saber qué puedes esperar de tu peque, qué estímulos le puedes ofrecer y qué límites puedes poner.
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