Atacar corrupción y desigualdad en el mundo

Por Jorge Meléndez Preciado

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 16 de noviembre de 2021.- Fallaron los pronósticos de los críticos de López Obrador acerca que el presidente mexicano ha caído en el número de sus seguidores y no plantearía nada trascendente en su visita a la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

Incluso algunos que vieron las manifestaciones de apoyo que suscitó su visita entre los mexicanos que viven en Estados Unidos, dijo que había acarreado a muchos con la promesa de darles 100 dólares (sic priista).

En realidad, hubo una importante asistencia de nuestros paisanos en muchos terrenos:  danza, música, canto, alborozo, aunque también reclamos, ya que exigieron que no sólo tengan algunos derechos, sino todos, incluido el de votar plenamente, amén que los servicios que reciben en los consulados sean los correctos, y no los traten con desdén o desprecio, algo que debe atender prontamente: Esteban Moctezuma Barragán.

En Canadá el gobierno y algunas ONG, entre ellas: Acciones Interculturales, han creado infinidad de actividades, de las religiosas hasta las convivencias, recreos, actividades deportivas de mucho tipo y comidas tradicionales, en las cuales están invitando a los representantes mexicanos a que participen en estas formas de dignificar el trabajo de los que laboran en el campo.

En Nueva York, obviamente, estuvo presente el gran contingente que se auto titula, Puebla York, pero hasta algunos que viven en el otro extremo del país, en Seattle, cerca de Washington (David Brooks, La Jornada, 10 de noviembre).

Este año recibiremos de nuestros migrantes, que han aumentado su salida con la pandemia, 50 mil millones de dólares, lo que ha permitido que nuestra crisis sea menos terrible. Y hace bien Andrés Manuel en comprometerse a plantearle a Joe Bien- con quien se reunirá igual que con Justine Trudeau el 18 de noviembre-, en que se legalice a 11 millones de compatriotas que están con problemas migratorios y pueden ser deportados.

Es correcto haber planteado, por AMLO, el Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar, ya que 750 millones en el mundo sobreviven o mueren porque no reciben ni siquiera dos dólares al día, incluyendo nuestro país.

Y mejor proponer que se haga un fondo de un billón de dólares al año para atender esos problemas, con las aportaciones del cuatro por ciento de las mil personas más ricas del orbe, igual cantidad del millar de empresas más poderosas en el mercado mundial y el 0.2 por ciento de las naciones integrantes del G20.

Fui crítico el mexicano, al señalar que la ONU debe salir de su letargo y el formalismo que la caracteriza. Es necesario, entonces, que se reforme y denuncie los atropellos mundiales, amén que combata la corrupción en el mundo y contra la desigualdad y el malestar social que cunde en el planeta, con más decisión, profundidad, protagonismo y liderazgo.

Puso el ejemplo del famoso Plan Covax para la aplicación de vacunas a nivel mundial, el cual, dijo, es un doloroso y rotundo fracaso porque sólo se han distribuido el seis por ciento de las dosis disponibles.

Llamó a entregar directamente los apoyos a los necesitados, suprimir los intermediarios onerosos para que no se desvíen los recursos.

Señaló que el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional podrían hacer un censo de pobres y dispersar los recursos. Algo que teóricamente está bien, aunque quienes conocemos estos organismos sabemos de sus burocracias doradas, las enredosas formas de hacer las cosas y la falta de agilidad para llevar a cabo los planes que siempre aprueban, los cuales terminan generalmente en nada.

Planteó López Obrador que la seguridad debe ser no como ahora, sinónimo de poderío militar, sino como el derecho a una vida libre de temores y miserias, como lo planteó hace casi un siglo Franklin Delano Roosevelt.

El principal obstáculo, aseguró, es la corrupción en todos los órdenes: las élites, el modelo neoliberal y en la impunidad de quienes solapan y esconden los fondos ilícitos en los paraísos fiscales por lo que sería hipócrita ignorar que el principal problema del planeta es la corrupción en todas sus dimensiones y la causa principal de la pobreza y la desigualdad.

Propuestas mesuradas, que no tienen nada de socialistas, como dicen tontamente sus enemigos, las cuales deben realizarse si queremos salir de la crisis en todos los órdenes que nos llevan a la ruina y la extinción del mundo.

Tanto que Antonio Guterrez, el secretario general de la ONU, coincidió con López Obrador, y planteó que el actual sistema desangra todo de arriba para abajo y que al hablar el presidente mexicano de las desigualdades económicas recordó las políticas ficticias basadas en qué si las personas que están en la cumbre les va bien, a las que están debajo también les irá bien; o sea, el fracaso rotundo del modelo neoliberal que se niega a cambiar.

Ojalá los ocho multimillonarios mexicanos entiendan el mensaje de López Obrador y Guterres.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

 

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