Por Arturo Huerta González
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 19 de febrero de 2025.- El contexto actual de alta tasa de interés y recortes presupuestales impiden a la economía salir de la tendencia decreciente de actividad económica en que estamos, así como para hacer frente a los avatares que se presentarán ante la caída de exportaciones, de remesas, y de entrada de capitales que nos llevarán a la recesión económica y a aumentar los problemas de insolvencia, que desestabilizarán al sector bancario-financiero.
Siguiendo los planteamientos de Hyman Minsky, solo la intervención de un Gran Banco Central y un Gran Gobierno pueden evitar una gran recesión. Por lo tanto, no puede seguir Banxico con las altas tasas de interés y Hacienda con su afán de reducir el déficit fiscal, lo cual no responde a los propósitos públicos, sino que favorecen al sector bancario y al gran capital. Se requiere de una expansión del gasto público y que el banco central otorgue el financiamiento barato para ello. La política monetaria y fiscal deben actuar a favor del crecimiento productivo y la generación de empleo.
La política económica debe generar condiciones de crecimiento y de ganancias en el sector industrial y agrícola para impulsar la inversión privada en dichos sectores, para contrarrestar la eventual caída de exportaciones ante los aranceles que se están estableciendo en EUA, así como reducir importaciones y el déficit de comercio exterior y la dependencia de la entrada de capitales. El impulso de una dinámica de sustitución de importaciones y de crecimiento hacia el mercado interno, mejoraría el ingreso de empresas e individuos y del gobierno para que hagan frente al pago de su deuda e impulsen la inversión y el consumo, lo que retroalimentaría el crecimiento.
Banxico debe aliviar la carga del servicio de la deuda pública y apoyar el presupuesto público, comprando deuda para que el gobierno pueda incrementar el gasto e inversión para impulsar el mercado interno y la inversión privada en el sector productivo.
El banco central y el gobierno deben trabajar conjuntamente para encarar los problemas actuales y por venir y debe ser el gobierno el que trace los objetivos a cumplir y no Banxico, cuyos miembros no fueron electos por el voto popular.
El banco central no puede ser independiente de los objetivos nacionales que trace el gobierno de impulso al mercado interno, al sector industrial, a la petroquímica y a la agricultura y otorgar crédito barato para el impulso de la inversión y el crecimiento.
Ante tantos años de desaceleración económica y caída de demanda, la economía cuenta con capacidad ociosa, desempleo y subempleo que puede ser usada expandiendo el gasto público y la demanda para reactivar la inversión productiva y la economía, por lo que la expansión del gasto público no sería inflacionaria.
Al caer en más deuda el gobierno al aumentar el gasto no implicaría problema debido a que sería en su moneda, la cual la refinancia. Estaría impulsando el crecimiento económico y evitaría la recesión e inestabilidad bancaria al mejorar el ingreso de los deudores para que hagan frente al pago de su deuda.
El mayor gasto público aumentaría los depósitos bancarios de los que serían beneficiados, así como las reservas bancarias y el banco central emitiría deuda para regular dichas reservas bancarias para evitar exceso de liquidez en la economía. De hecho, el gasto deficitario del gobierno al aumentar la liquidez de la economía tiende a bajar la tasa de interés y de ahí que el banco central emite deuda para regular la liquidez de la economía y evitar que baje a cero la tasa de interés. La emisión de deuda se realiza después de que se haya efectuado el mayor gasto público. La emisión de deuda es una política monetaria para regular la liquidez de la economía y no para financiar el gasto del gobierno. El gobierno simplemente gasta en su moneda y recauda lo que gasta.
De no participar conjuntamente Banxico y Hacienda no saldremos de la desaceleración económica en que estamos, ni se podrá encarar el efecto negativo que tendrán sobre la economía los embates externos.
El gobierno no tiene problema de aumentar la deuda pública interna, la cual está en pesos y se refinancia. Lo importante es que la tasa de interés debe bajar significativamente. Y además, el banco central puede comprar la deuda del gobierno, no para que este gaste más allá de la capacidad productiva existente, sino para impulsar la esfera productiva y el empleo, lo que mejorará el ingreso de empresas e individuos para mejorar su situación financiera e incrementen su gasto e inversión. El banco central con la compra y venta de deuda estaría regulando la liquidez de la economía y la tasa de interés necesaria para el impuso del sector productivo.
La baja tasa de interés y la expansión del gasto público actuarían en bien de todos los sectores de la economía. Nos dice Will Mitchell que “si el banco central comprara títulos directamente al Tesoro y luego éste gastara el dinero, sus gastos serían reservas excedentes en el sistema bancario…El banco central actuaría sólo como intermediario. El banco central compraría títulos al Tesoro y los vendería al público. No se produciría ninguna monetización”. (“The consolidated government – treasury and central bank”, Ago. 2010, en www.billmitchell.org) Por lo tanto, el gasto público deficitario no sería inflacionario y si en cambio impulsaría el desarrollo industrial, agrícola, el empleo y generaría ingresos para refinanciar la deuda y reducirla.