Cambios importantes en la estructura sindical
Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 22 de agosto de 2021.- La votación llevada a cabo en Silao, Guanajuato, para decidir si el contrato de la CTM que manejaba hace 15 años dicha organización, a través del señor Tereso Medina Ramírez, continuaba en sus manos, puede ser el principio de un cambio importantísimo en el movimiento sindical mexicano.
Con una participación del 90 por ciento de los afiliados, el resultado fue que el 55 por ciento (tres mil 214) votaron por el no y el 44 por ciento (dos mil 62) por el sí.
Habrá un plazo de 20 días para hacer impugnaciones, donde la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) determinará si tienen validez o no, y la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje (JFCA) proporcionará el resultado final.
Desde luego que los coyotes de la CTM, en voz del abogado, Óscar de la Vega, ya se inconformaron; aunque otros, en este caso el especialista, Mario Echegaray, dicen que ese tipo de prácticas novedosas dará certeza a las inversiones, y posibilita que no haya rechazos de los productos enviados a los Estados Unidos, cláusula que viene en el nuevo TMEC, firmado durante el presente sexenio.
La votación fue de las más vigiladas, ya que incluso participó el INE, lo que era necesario, ya que una anterior, en abril de este año, fue impugnada por múltiples cochinadas muy frecuentes en México: anulación de votos, acarreo y relleno de urnas.
Esta nueva forma de que los trabajadores decidan quiénes son sus dirigentes sindicales, está en las leyes internacionales del tratado de América del Norte. Algo que se veía llegar, pues como anotó hace años el investigador Paul Virilio, en la globalización nos encontramos con el “fin de la geografía”, ya que los procesos locales, aunque se insista en un nacionalismo muy arraigado, se convierten necesariamente en internacionales.
En Silao, por ejemplo, se fabrican las camionetas Silverado y otras de la General Motors, donde se utilizan infinidad de componentes de muchos países, aunque la mano de obra sea mexicana en su inmensa mayoría. Pero estamos ante un proceso global.
Por otro lado, ahora los trabajadores podrán elegir a uno o varios sindicatos que los representen, algo que era un viejo sueño de los obreros mexicanos de avanzada: el no estar uncidos a un solo organismo, el cual nunca informaba de sus acciones y utilizaba sus cuotas para enriquecerse al máximo como lo hicieron Fidel Velázquez, Joaquín Gamboa Pascoe, Francisco Pérez Ríos (todos de la CTM) y lo realizan en muchas partes, desde los presuntos dirigentes de maestros hasta albañiles.
Hay un caso aberrante: el señor Víctor Flores, supuesto dirigente de Ferrocarrileros desde hace 25 años, permitió la venta de ese importante medio de locomoción por parte de Ernesto Zedillo a los Estados Unidos (el entonces presidente de México luego resultó accionista de la compañía yanqui), que lo desaparecieron para los ciudadanos y lo utilizan únicamente para la industria y la transportación de granos. Flores nunca ha llevado a cabo elecciones y sigue manejando los diferentes emolumentos que deberían recibir trabajadores y viudas de los empleados del tren.
Pero tenemos casos en todas partes, y este ejemplo debería servir para liberar a petroleros, trabajadores de la construcción, profesores y demás gremios importantes.
Contra lo que se dijo para espantar a los obreros de Guanajuato, los que opten por otro líder y central sindical, tendrán los mismos derechos, prestaciones y condiciones laborales. Y ahora, podrán ellos decidir quiénes son sus representantes, algo que fue muy difícil desde que diferentes centrales sindicales, pero especialmente la CTM, fundada en 1938, en el sexenio de Lázaro Cárdenas, y cuyo líder inicial fue Vicente Lombardo Toledano, no obstante que tenían como lema: “Una sociedad sin clases”, se pervirtió a la llegada, en 1941, de Fidel Velázquez, quien la dirigió hasta su muerte en 1997. ¡Más de medio siglo en el poder a sangre, despidos y mala paga a los trabajadores!
Esperemos que concluya bien esta nueva forma de elegir a los líderes en el sindicalismo mexicano. Y sobre todo que sea la chispa que incendie la pradera con el fin de que los charros ya no jineteen ni al país ni a la clase obrera. Algo que se tiene previsto en la nueva Ley del Trabajo de 2019.
Un pasito que puede abrir un mundo diferente para los que han construido México.
@jamelendez44