CARTAS DESDE MÉXICO: Del “Estamos hasta la madre” hasta “no somos chairos ni fifís”

Foto: Luis Barrón


Por Adriana Esthela Flores

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 27 de enero de 2020.- Hace nueve años vi una caravana por la Paz con Justicia y Dignidad que hacía estremecer los lugares por donde caminaba. A su llegada al Zócalo, recuerdo al poeta Javier Sicilia apoyado por miles de personas que acudían a su llamado para voltear a ver las voces del dolor dejadas por la mal llamada “guerra contra el narcotráfico”.

En este 2020, el recibimiento de la Caminata por la Verdad, la Justicia y la Paz fue completamente distinto: “¡Vendidos, acarreados, pagados!” fueron los gritos que les lanzaron decenas de adultas y adultos mayores que se congregaron ahí para reunir firmas para iniciar un juicio a expresidentes pero que, en realidad, se convirtieron en un conjunto anti Sicilia y Le Barón.

“¡Fuera, pinches pagados, vendidos, facciosos!” eran los gritos dedicados a los de la caminata, entre quienes marchaba don Melchor Flores, quien aun busca a su hijo, el “Vaquero Galáctico”, desaparecido en 2009; iba Erika, quien busca justicia para sus tres familiares asesinados en Acolman en febrero del año pasado; iban las familias de los tres trabajadores de Sanborn’s desaparecidos el 29 de noviembre en la alcaldía Gustavo A. Madero.

Pero todos eran, según los simpatizantes de la 4T, una bola de acarreados financiados por el expresidente Felipe Calderón. No hubo espacio para ninguna muestra de solidaridad, para compartir una palabra de aliento o mínimo un apretón de manos. Nada.

Minutos antes, Adrián LeBarón encabezó el discurso central de la caminata donde, a diferencia de aquel grito de dolor “¡Estamos hasta la madre!”, destacó una aclaración: “No somos chairos ni fifís”.

¿Qué fue de aquel grito? Pregunté a quienes caminaron en aquella primera caravana de 2011 y que, este fin de semana, cargaron de nuevo el reclamo de paz. Entre ellos, el activista Daniel Gershenson.

“Estamos en un punto muerto, este gobierno entró con grandes expectativas pero el presidente no ha dado el ancho, ni el resto de su gabinete. Las víctimas de siguen acumulando y esto parece un barril sin fondo”
¿Hubo algún cambio de discurso?

“Antes era un discurso muy duro, de dientes para afuera y esa retórica se ha agudizado porque quien detecta la titularidad del Ejecutivo es una persona que pavimentó su camino político hablando de víctimas, de desposeídos y eso cambió en cuanto tomó posesión”

Le pregunté también al senador Emilio Alvarez Icaza, exombudsperson del Distrito Federal. “Hubo un cambio porque sentías entonces una erosión en la política de seguridad. En el sexenio de Peña, él es quien promueve la Ley de Víctimas y ahora hay un cambio de gobierno que estaba dotado de una enorme esperanza y expectativa de las víctimas, en campaña se encuentra con ellas, como presidente electo se encuentra con ellas y se hace una agenda de la justicia transicional que lamentablemente ahora está abandonada y el problema es que la violencia no ha cedido.

Lamentablemente se hace necesario volver a salir y volver a poner en la mesa la agenda de la justicia, la verdad y la paz”. -En aquel entonces, la caravana decía “Estamos hasta la madre”. ¿Hoy cuál es el sentimiento, el mismo o se intensificó? “Tuvimos una reflexión y lo que se acordó es que nuestra casa sigue ensangrentada”.
Sí, la casa sigue ensangrentada pero ahora, entre sus habitantes, hay profundas divisiones políticas.

“La caminata es una pinche farsa porque nunca lo vinieron a hacer cuando Peña Nieto, cuando Fox, con Zedillo cuando sí hubo matanzas más grandes. El presidente recibe a la gente honesta y trabajadora y el presidente está para servirnos a todos pero no a un puñado de pendejos. Le Barón quiere el litio de México y quiere que por eso interceda Estados Unidos para hacerlos lo mismo que en Bolivia, nada más que aquí ya abrimos los ojos”, aseguró María Isabel Vargas tras despedir, entre gritos, a Israel Rivas, quien ha encabezado las recientes protestas contra el desabasto de medicinas contra el cáncer.

Mientras se alejaba de los manifestantes, resguardado por elementos de seguridad, Rivas contenía el llanto. ¿Por qué cree que les gritan de esta manera? “Porque hay mucha polarización”, resumió.

Así las cosas en este México donde la polarización alcanzó también a las víctimas.

Nos vemos el próximo lunes, sin cigarros y mucho café.

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