Periodistas Unidos. Ciudad de México. 15 de mayo de 2022.- Sin romantizar, la maternidad de tiempo completo es una joda, dedicarte al 100% a la crianza y con la responsabilidad que conlleva es un desgaste monumental sin monumento, ni salarios ni siquiera mínimos, el tiempo hace a la paciencia y el modo Zen lo hace la práctica. Si sumas el cuidado de la cría las 24 horas, los 7 días de la semana más su consciente desarrollo, se acumula nulo espacio personal, las etapas cambian, cada día es más complicado organizar tiempos para crear otros espacios.
La maternidad es el trabajo más común pero también el más difícil, entender que no sólo es cuidar que no se hagan daño, entender que es sentarte a jugar y a aprender, hacer de comer, tener listos los 3 o 4 cambios del día, cambiar pañales, asumir todas y cada una de las situaciones cotidianas, interpretación de su lenguaje primitivo, respirar y suspirar paciencia cuando no hay comprensión de allá para acá y de acá para allá, ser madre es un compromiso diario, me queda claro que la maternidad debe ser deseada y planeada para no sufrir y hacer sufrir, y es que no es queja, es un importante reconocimiento a todas las madres que se parten la madre criando diario, reconocimiento a todas las madres que están comprometidas con su crianza, a todas esas mujeres que se despiertan temprano a hacer del presente un mejor sitio y se duermen tarde organizando siempre el día siguiente. Madre es sinónimo de amor, insomnio y revolución, me queda claro, si existe un punto de sacrificio al momento de elegir ser madre, ese brinco cuántico en dónde dejas de ser para convertirte en otra que no nace sabiendo, que aun sin saber cómo, enfrentamos todo con la frente en alto y los brazos llenos.
Es cierto que existen muchas etapas, tal vez voy en la primera, en la etapa pañalera, y es de esta de la que puedo hablar, es esta la que puedo compartir, decido ocupar este espacio para hablar de este tema entorno al 10 de mayo, con toda la conciencia despierta, tratando de no romantizar la maternidad, hablar de este servicio a la humanidad del que se habla siempre con abnegación y pocas veces se habla de su dificultad y sus parte antagónicas.
Con el paso de los días, vamos criando mejor de cómo nos criaron, en mi caso, ser mamá de Sol Venus me puso en un lugar de confrontación, la educación y preparación de un ser humano que traje al mundo, a un mundo roto, colapsando en tantos sentidos, y esa pregunta ¿qué ser crio a diario?, ¿una que contribuya con los problemas globales o una que contribuya a mejorar el planeta y la consciencia humana? Decido lo segundo, el camino más difícil que he tomado, sé que todo ser humano se rige por imitación y ahora llevo la batuta de responsabilidad de con quién convive para que imite ciertos comportamientos sociales con el objetivo de ser un ser luminoso que contribuya a mejorar este mundo. Sin embargo no la cargo de responsabilidades, en plena libertad la invito a ser, pero sí señalo desde ahora lo básico, nada fácil. Justo empezó con cierta tendencia a expresarse a manoteos y gritos, a rechazar lo que se le indica, entiendo que no tiene control emocional y no existe aún el lenguaje que practicamos la mayoría , sin embargo es toda una chamba interpretarla y entenderla, paciencia y evolución, paciencia y práctica, paciencia y disciplina, paciencia y empatía, paciencia primero y después lo que siga.
Después de un año y medio de maternar, voy encontrando la forma de hacerme responsable de mi misma en el aspecto físico, duré un largo rato en la fachez, fodonguez, en la comodidad plena de maternar sin mirarme en un espejo para producirme un poquito, deje de lado esa parte de la feminidad, no me preocupe por mi peso, ni por la ropa que usaba, eso me llevo a un tipo de desarraigo, eso me llevó a una parte que desconocía por completo, siempre me gustó verme bien y sentirme un mango, no la pase tan mal, lo tomé como una breves vacaciones y por fin me siento lista para volver a sentirme como me gusta, para volver a usar esos jeans, para usar ese maquillaje sencillo que me gusta, para usar esos vestidos, despertó de pronto esa necesidad de sentirme gustosa, atractiva y también me siento bien con eso y a ella le encanta verme así, de pronto toma mis collares y labiales, de pronto pasea por toda la casa mis bolsas y mis vestidos, y esta etapa llega a enamorarme, sin duda vuelvo a procurar mi hogar de otra manera, vuelvo a ocuparme de todos los aspectos de orden, limpieza y decoración, a esta edad de ella empieza a gustarle contemplar la casa bonita, ya tiene claro qué hay que asear y cuidar, eso también me encanta, por supuesto que de pronto es un kilombo, de pronto las pelotas de su alberca inundan los espacios comunes, de pronto los juguetes de la hora del baño están hasta en la mesa de la cocina, naturalmente no deja de ser una astuta bebé/niña traviesa que florece de esa forma para entender su espacio y su territorio.
Hemos luchado las últimas semanas contra los celos, estamos implementando el “amor es compartir”, mamá es tu mamá pero también es hija, tía, hermana, sobrina, deberá aprender que no soy de su propiedad y que las cosas que si son de su propiedad también pueden ser usadas por otros pues “amor es compartir”, y si tenemos es para compartir, estamos aprendiendo a erradicar su violencia primitiva, estamos transformando la forma iracunda de proteger, cuidar lo suyo no implica golpear al de a lado, implica respetar allá y aquí y más allá. No enamorarse ni aferrarse a las cosas, las cosas, cosas son y no la hacen a ella. A esta edad es un poco aferrada a sus juguetes y a las personas, naturalmente hay que fluir e inculcar el desapego por las cosas y también por las personas, nada nos pertenece, estamos aquí de paso y polvo somos y en polvo nos convertiremos. Cuidar para crecer, claro, el desapego no implica que tire o rompa o pierda sus cosas, el desapego es para evitar el sufrimiento porque el sufrimiento es opcional.
Fomentar el respeto es una ardua batalla de confrontación, de límites y explicaciones del por qué sí y el por qué no, estamos librando ciertas batallas y espero seguir librando junto a ella las que están por venir.
Agotador y lo que le sigue, pero todo es una etapa y disfruto el trabajo duro de ser su mamá, por ratos siento explotar, algunas veces exploto y cuando ha sido frente a ella, retomo el diálogo y la digna disculpa, retomo las explicaciones y me muestro humana. Es de humanos equivocarse, es de humanos explotar en llanto, tristeza o enojo. Mi hija está aprendiendo y quiero que también aprenda a solicitar disculpas tras haber cometido un error, quiero que aprenda a explicar eso que la hizo sentir incomprendida y que sepa dirigir sus emociones aun mejor que yo. No quiero que mi hija se me parezca, quiero incluso que sea auténticamente ella, que sea la que quiera ser y lo comprenda así, amo la idea de que la veré en lo que se convertirá, y estoy en paz con eso pues estoy poniendo todo de mi para que sea en plena libertad la que elija ser, en paz porque siembro en ella las mejores semillas, y ver en las flores que se convertirán me llena de emoción sin expectativas. Sólo es una emoción que espera pacientemente.
Viva la utopía, la imaginación, la rebeldía que viene de forma nata, que viva la inocencia y la maravillosa sorpresa, ese asombro por el mundo y sus cosas y cuestiones, que viva la infancia feliz y segura, que viva la maternidad deseada. Que vivan las mujeres, que vivan las mamás pues con ellas todo es posible. ¡Viva la maternidad en todas sus formas amorosas de ser!.
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