Despertar soñando

Por Paloma Escoto

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 24 de diciembre de 2022.- Era muy pequeña cuando puse atención a mis sueños, no me fue difícil, mi mamá ha sido una mujer que ha prestado particular atención a sus sueños, incluso en un periodo de su vida, en la adolescencia, solía contarlos, en ese periodo resultaba una premonición (sueños precognitivos), por los tiempos en los que le tocó vivir y en dónde le tocó vivir, esto resultaba ser “una herejía”, sufrió mucho, mi abuelo la escondía y le pedía que guardara en secreto sus sueños para protegerla del bullicio social. Lo curioso era que lo que revelaba de ellos, sucedía, y en lugar de tomar acción por este regalo, dejaban que sucediera lo qué tal vez a ella se le regalaban para evitar algunas tragedias, sólo tal vez, sin embargo era más amarga la presión social, decían que eso era pacto con el demonio y  a ella la comían sus nervios tras el burdo prejuicio e ignorancia de la sociedad de su tiempo.

Los míos, por lo menos los de mi infancia, pubertad y adolescencia no se le parecieron, no eran sueños precognitivos, los míos eran más una ventana surrealista, un puente fantástico y una salida momentánea de la realidad habitual. Los disfrutaba mucho, en su gran mayoría han sido lucidos. Al ritmo que han ido evolucionando y en el ritmo en el que yo he crecido, he ido ejerciendo muchísimo poder en ellos, la importancia que les doy es la suficiente para tomarme el tiempo para desmenuzarlos para  saberme y comprenderme atrás de las máscaras. Tras bambalinas. En el auténtico mar dónde habito.

Hace aproximadamente como una década conversábamos de esto con mi amigo, Thor. Un gran amigo Ingeniero en Robótica, un crack en esos temas pero también un ser místico pero también muy comprometido con la ciencia, compartíamos la fascinación de tener sueños lucidos, él más onironauta que yo. En esa época queríamos compartir un sueño común que nos desplazara desde Francia a México y viceversa para poder reunirnos a través de la experiencia onírica en sueños sensoriales telepáticos, sin dejar de ser máscaras pero también siendo esa fragilidad de lo inconsciente. La diferencia de horarios y ocupaciones, no nos lo permitió y tampoco es que hayamos puesto mucho empeño en ello. Sin embargo, es muy probable lograr algo así. Y es que he descubierto que el silencio tiene un susurro oculto, es posible tocar el pensamiento del otro a través de evocaciones profundas.

He hecho más de algún experimento, he llamado antes de llamar, y he sido llamada antes de ser llamada. Quién te piensa te llama, quién te siente te evoca y si hay tan sólo un eje de reciprocidad e intención, la comunicación exitosamente se logra.

“De acuerdo con psiquiatra suizo Carl Jung, los sueños traen mensajes desde el inconsciente. La mente y el cuerpo son una unidad, y así como el cuerpo biológico mantiene su homeostasis y se auto-regula, de igual manera el inconsciente y la consciencia se equilibran recíprocamente. Pero además para Jung el inconsciente o, mejor dicho, la capa más profunda de la psique inconsciente de cada individuo ―el inconsciente colectivo―, tiene un carácter transpersonal, está conectado a todo lo que existe. Los sueños son, por tanto, fuentes de mensajes espirituales y existenciales trascendentes. La psique inconsciente y los sueños que produce tienen una función reguladora con respecto a la vida del sujeto, facilitando su proceso de crecimiento y acercamiento a la totalidad de su ser.

 «(Bennet, 1983; James, 2016).”

En el viaje onírico podemos realizar procesos sanadores, tengo años aplicando esta teoría, heridas profundas escondidas atrás de las máscaras, por ejemplo las heridas de la infancia, hacerlo desde los sueños me ha conducido a un viaje de comprensión absoluta de lo que soy con las máscaras puestas. El proceso es cómo abrir un libro prohibido dónde toma su tiempo la lectura y la comprensión de cada capítulo que nos ha formado. Es un ejemplo, apenas el comienzo de todo lo que podemos sanar y estructurar a través del viaje onírico. En el Junganismo creemos que los sueños son contenedores y transmisores de la sabiduría común de toda la humanidad. Por supuesto, una fuente inagotable de información sobre nuestro mundo interno.

Hay muchas personas que pasan de largo sin prestar atención a ese otro mundo, tal vez a muy pocas personas nos interesa lo que somos y hacemos en esa otra puerta que se abre cuando “dormimos”, siempre les digo, “no subestimes tus sueños”, muchas respuestas están esperándote. Y es así, hay sin fin de angustias, dudas, inseguridades, miedos, opresiones, deseos,  etc, que de pronto no se comprenden, van avanzando con la máscara de la ansiedad y la depresión, por ejemplo. Lo que es real es que las personas desconocen la magia de los sueños, y el viaje onírico y todo lo que se puede lograr desde ahí. Hay muchas personas con las que incluso no se puede hablar del tema porque existe un prejuicio, un miedo heredado o simplemente una arrogante ignorancia.

Soy de las personas que analizan sus sueños, me gusta encontrar el significado de ellos, es una tarea de autoanálisis personal que hago a diario. Suelo llevar un bitácora de sueños, me permite saber cómo me encuentro atrás de las máscaras, en mi inconsciente, pues por naturaleza existen muchas válvulas de escape para no vernos, para pasar por alto deseos, miedos, frustraciones, inseguridades, solemos evadir muchas cosas. Y solemos convertimos en un costal de piedras, enfocarnos en eso de lo que huimos es una auto confrontación necesaria. Les voy a compartir cómo lo hago yo, tal vez pueda servirles. Elegí un cuaderno para mis bitácoras, no los narro por completo pero si me cuestiono, ¿qué o quién aparece en el sueño?, si existe un conflicto, ¿cuál fue y cómo me sentí? , procuro consultar el libro de Freud, “la interpretación de los sueños”.

“Los sueños son el primer eslabón de una serie de formaciones psíquicas (…) su valor es más teórico que práctico y nos pueden ayudar a explicar la génesis de las fobias, neurosis e ideas obsesivas (…) Cada sueño se revela como una formación plena de sentido a la que cabe asignar un lugar preciso en la actividad consciente » Freud

También suelo analizarlos desde la perspectiva junguiana, la matriz de los sueños: los arquetipos de lo inconsciente colectivo.

Desde la psicología junguiana, los sueños son la dramatización de nuestro viaje a las profundidades, en búsqueda de nuestro tesoro, de nuestro ser más genuino. Es en una serie de sueños, más que en un sueño aislado, donde se muestran las diferentes etapas de dicha travesía.

Además, Jung se percató de que el proceso de transformación psíquica, además expresarse en el mito del héroe, también tenía correspondencias en las descripciones de la transformación alquímica, cuyas imágenes en ocasiones también emergían de manera espontánea en los sueños.

¿Para qué sirven los sueños?

Según las ideas de Jung, los sueños nos permiten acceder al significado simbólico y profundo de nuestras experiencias vitales. Serían un símbolo, en el sentido de re-unión, de puente, con las necesidades singulares de la psique, y por eso Jung creía que transmiten caminos posibles de acción ante los cuestionamientos que han acompañado a la humanidad desde sus inicios.

“La función principal de los sueños es intentar restablecer nuestro equilibrio psicológico.” Carl Jung

Para mi, soñar es despertar, cada que analizo mis sueños, cada que me hago consciente de lo que vivo ahí, siento que crezco, que avanzo, siento que me acerco, siento que me abrazo, siento que tomo poder sobre mi misma, cada que sueño y me revelo, siento que despierto con una piel nueva, muchas veces con más tareas, con más conflictos, pero los prefiero conscientes a ignorarlos, siento que me brinda la oportunidad de comprender mi presente y de hacerme responsable de lo que realmente soy, aunque no me guste lo que a veces encuentro, lo que a veces me muestro, atrás de las máscaras hay un mundo, el más genuino y esto no lo hace puro, es un mundo a luz y sombra, dónde a a veces se muestran los monstruos más aterradores y es vital enfrentarnos a ellos para evolucionar esta historia, la colectiva y la individual.

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