Diseñar la nueva economía

Foto: Alejandro Meléndez / FotorreporterosMx

Por Jorge Meléndez Preciado

            Periodistas Unidos. Ciudad de México. 31 de mayo de 2020.- Todavía no salimos de la pandemia, la cual tardará algunas decenas de días, y sabemos que el regreso será lento, cargado de incertidumbres, con pérdidas en muchos terrenos.

            Algunos funcionarios ya están diseñando cómo hacerle: el plan 4 por 10 en la Ciudad de México (cuatro días de trabajo presencial y 10 desde la casa), tomar la temperatura en los transportes y guardar la distancia entre unos y otros, el cubrebocas indispensable, el regreso a clases hasta que no haya peligro y en grupos reducidos. Todo eso, por cierto, tiene que ver con un esquema que encarecerá artículos, servicios, pasatiempos, etc.

            Por eso los mexicanos sabemos que será más complicado adquirir comida, viajar y ahorrar, aunque si hay una nueva política financiera tendremos posibilidades de comprar vivienda y más.

            Los hombres del dinero no serán solidarios, en su mayoría. No sólo el impresentable de Salinas Pliego, sino la gran mayoría. Ello porque en los más recientes días salieron del país más de 250 mil millones de pesos, no obstante que el pago de intereses en bancos mexicanos es de los más altos en el mundo, 5. 5 por ciento Si no hay un acuerdo serio y firme del gobierno con los ricos, no habrá más recursos.

            El Banco de México predice que se perderán un millón 500 mil empleos y que el descenso del PIB será de 8.8 por ciento. La destrucción de empresas medianas y pequeñas será, desgraciadamente, muy amplia.

            Para crecer con mayor prudencia y firmeza, evitar que el deterioro ecológico, social, cultural y científico sea mayor y enfilarnos a una nueva etapa no traumática, el Grupo Nuevo Curso de Desarrollo de la UNAM, coordinado por Enrique Provencio y Rolando Cordera, donde están David Ibarra, Carlos Tello, Julia Carabias y Enrique del Val, entre otros, hace un planteamiento que debe estudiarse y aplicarse.

            El gobierno no puede solo resolver los problemas; los empresarios y políticos tampoco. Escuchemos la voz de los expertos que no piden nada más que entiendan, en serio, las soluciones viables, sensatas, trascendentes.

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