Por Jorge Meléndez Preciado
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 07 de octubre de 2024.- La Maestra Ifigenia Martínez (hace años de Navarrete, apellido del que se liberó y murió con el de su progenitora, Hernández), fue nombrada por la autoridad universitaria directora de la entonces Escuela Nacional de Economía (ENE) en 1967.
Su llegada no resulto fácil, pues los grupos de izquierda se lo impedimos durante algunos días ya que se había llevado a cabo una encuesta de los alumnos, cuyo triunfador fue el ilustre economista sinaloense, José Luis Ceceña Gámez.
Cuando fue a tomar posesión de su cargo, los muchachos la recibieron con bombas molotov, y sus enviados- entre los cuales estaba un familiar mío queridísimo-, no pudieron entrar al local, por lo que tuvo que haber una negociación.
Y es que a la Pilli- como se le denominó un tiempo, aunque después se ganó el: Doña Ifi por sus acciones a favor del cambio en el país- llegaba con el apoyo de la secretaría de la Presidencia de la República, en la cual era la jefa de la Oficina, pero el titular de la entonces Secretaría fue: Emilio Martínez Manatou.
Una de las cuestiones que aceptó con gusto y presidió durante varios años la Gran Señora, fue encabezar una Comisión Mixta, paritaria, con el objeto de transformar los planes de estudio y darle rumbos diversos a los egresados de Economía.
Había quienes aspiraban, entonces, dedicarse al sector público, al privado o a las relaciones internacionales, en los dos últimos años de la carrera, y otros que insistíamos en que hubiera un estudio sistemático de El Capital, la obra insigne de Carlos Marx, seminario que dirigió el autor de uno de los mejores libros del 68 y llegado a México por la guerra civil española, el incomparable: Ramón Ramírez Gómez.
En la tal comisión mixta, se desecharon varias propuestas de la Directora, entre ellas un Centro de Economía Aplicada- la técnica más moderna entonces- que dirigiría, Héctor Espinosa Villareal, y el nombramiento para instaurar, la División de Estudios Superiores, donde estaba propuesto: Gustavo Romero Kolbeck, aunque más tarde se inició dicho piso superior, dándole a la Escuela el carácter de Facultad.
En la Comisión Mixta había un debate intenso y apasionado, sobre todo entre alumnos destacados: Pablo Gómez (entonces presidente de la Sociedad de Alumnos), El Flaco Torres, Humberto Moro, Eduardo Valle- que llegó antes del Movimiento Estudiantil de Sinaloa- Eduardo Suárez (trotsquista), Óscar Levín y varios más. Yo era parte de ese grupo.
De botas y piernas muy lindas que presumía, la Maestra Ifigenia vivió dos acontecimientos, entre muchos, que fueron importantes: la suspensión de una asamblea por la usurpación a Checoslovaquia por las tropas de la URSS (21 de agosto de 1968) y la entrada de las fuerzas armadas a la UNAM (13 de septiembre del trágico y glorioso año), que la muestra en una foto subida a un camión del ejército.
Doña Ifi trataba de enlazar la teoría económica con la práctica. De que hubiera actividades culturales diversas, incluso alentó un cine club que dirigían un par de compañeros (Alejandro López y Carlos Thierry) ligados a lo que después sería el Movimiento de Acción Popular (MAP) y un periódico que encabezó la señora: Dolores Arana (mamá de Federico, autor de libros de rock como Huaraches de ante azul), en el cual hice mis pininos de tecleador.
Desde entonces, Doña Ifi se fue perfilando hacía la izquierda, tanto así que en su casa de Coyoacán se empezaron a reunir los que después harían la Corriente Democrática del PRI: Rodolfo González Guevara, Cuauhtémoc Cárdenas y Porfirio Muñoz Ledo, con quien tuvo una cercanía importantísima, la cual no se alteró a pesar que ella optó desde el principio por Andrés Manuel López Obrador y el sapiente Porfirio no.
Ambos, Ifigenia y Porfirio fueron senadores por la izquierda en 1988, ya que la votación en aquel año en el entonces Distrito Federal, fue contundente e irremontable a pesar de fraude orquestado por Miguel de la Madrid y Manuel Bartlett Díaz.
Yo conocí antes a la profesora universitaria por tres escritos, entre muchos:
- Su colaboración en el número uno de la Revista del México Agrario, que fundó y dirigió mi hermano Hugo Tulio Meléndez, quien trabajo en Presidencia de la República junto con la
- Un texto acerca de la necesidad de la reforma fiscal, algo que no era tan destacado en aquellos años, pero las mentes claras y profundas como ella ya lo veían indispensable para no polarizar económicamente al país.
- Un trabajo acerca de la corrupción estatal contra los campesinos, recopilado en un libro que no recuerdo el nombre, en el que plantea como desde antes de sembrar, al cosechar, al traer los productos a la capital y llegando a esta gran urbe los hombres de la tierra son extorsionados por todos.
Hace buen tiempo me enteré que la actual legisladora, Dolores Padierna, estaba organizando un libro que editaría la Cámara de Diputados en homenaje a Doña Ifi, con entrevistas a la gran Maestra. No sé qué pasó, y en caso de haberlo publicado estará embodegado como sucede con muchas cuestiones públicas que desconocemos de trabajos importantes en universidades o congresos.
En cierta ocasión le pregunte a nuestra multimencionada: ¿cómo fue Carlos Salinas de Gortari cómo su alumno? Su risa dijo todo, pero también demostró que su vida fue para construir un México diferente y no cebarse en señores que al estar en España como súbditos del rey (Felipe Calderón y más) de aquel país muestran lo que son.
Adiós, queridísima Ifigenia Martínez y Hernández, quien en su último escrito (toma de posesión de Claudia Sheinbaum) señaló: debemos lograr sobre nuestras divergencias…construir juntas y juntos, un país más justo y solidario. “Es tiempo de altura de miras. Es tiempo de construir nuevos horizontes y realidades. Es tiempo de mujeres. Sigamos dejando huella”.
Ojalá se le escuche.