Por Humberto Musacchio
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 16 de enero de 2024.- Si como artista se caracterizó Siqueiros por su afán totalizante, como político desplegó una vida igualmente intensa desde su temprana participación en la huelga de San Carlos, en 1911, la organización obrera en varios frentes, la fundación del Sindicato de Obreros Técnicos Pintores y Escultores, y de su periódico El Machete, del que fue codirector, su militancia en el Partido Comunista Mexicano y su participación en la guerra civil española en el bando republicano, hasta su encarcelamiento por Adolfo López Mateos, el primer presidente guatemalteco de México. A lo largo de esa vida, Siqueiros desplegó su talento como muralista y su rigor académico en la pintura de caballete. Justamente repudiado por encabezar el primer atentado contra Trotsky, gozó, en cambio, de la admiración de un amplio sector de la izquierda, para el cual resultó inexplicable que, semanas después de la matanza de Tlatelolco, con las cárceles atestadas de presos políticos, aceptara el Premio Nacional de Ciencias y Artes que le otorgó el criminal gobierno de Gustavo Díaz Ordaz. Años después, Arnoldo Martínez Verdugo, dirigente del Partido Comunista, le dijo al autor de esta columna que la dirección del PCM lo obligó a aceptar el premio. Cosas de la historia.
CINCUENTA AÑOS SIN MAESE NOVO
Cronista excepcional, dramaturgo altamente apreciado, polemista temido y poeta ineludible, Salvador Novo fue un creador de intereses y realizaciones múltiples. No es exagerado decir que se trata de un periodista excepcional, de un publicista que dejó frases tan pegajosas que hoy se repiten en las conversaciones, como “Siga los tres movimientos de Fab: remoje, exprima y tienda”. Novo, también funcionario cultural, fue el intelectual consentido del diazordazato y él, para corresponder, interrogado en 1968 por un reportero de Excélsior tras la ocupación militar de la Ciudad Universitaria, contestó: “Vaya, vaya. Es la primera noticia, y muy buena, por cierto, que recibo en el día”. Nacho Solares escribió que después de eso se inició un pronunciado declive del personaje, el que en últimas horas visitó Jacobo Zabludovsky, quien entró con sus camarógrafos al cuarto de hospital donde agonizaba el escritor y encontró “un cadáver aún medio viviente, la boca entreabierta, la piel transparente, consumidas las mejillas, calvo, sin la dentadura postiza y unos ojos alucinados”. Novo estaba muerto, pero su literatura seguiría viva.
VÍCTOR RICO GALÁN, PERIODISTA Y POLÍTICO
En los años sesenta, la revista Siempre! era de lectura indispensable y uno de sus colaboradores más afamados era el gran Víctor Rico Galán, nacido en España en 1928 y muerto en México hace medio siglo. Con sólo diez años, Víctor fue correo de las fuerzas republicanas en territorio dominado por los franquistas. Al término de la guerra civil, salió con su familia hacia América. En México se tituló como maestro en filosofía mientras ejercía el periodismo en varios medios. Cofundador y principal figura del Movimiento Revolucionario del Pueblo, organización de izquierda, en 1966, bajo acusaciones como “incitación a la rebelión, conspiración y acopio de armas”, fue recluido durante más de cinco años en la cárcel de Lecumberri, donde organizó con otros presos políticos grupos de estudio y una comuna para las tareas colectivas. Entre sus compañeros de reclusión figuraron Rolf Meiners, Antonio Gershenson, Fabio Barbosa, Luis del Toro, Enrique Condés, Adolfo Gilly y otros militantes. Al salir de prisión, fue profesor de la UNAM, donde dirigió con brillantez e impresionante didactismo el Seminario de El Capital, en el que obligaba a pensar a los participantes más allá de los manuales soviéticos. De ese modo adquirían otra manera de ver y afrontar la realidad social. Con la salud minada por los años de encierro, Víctor murió el 12 de enero de 1974.