El atraso del conocimiento económico de Alfonso Romo
Foto: Cuartoscuro
Por Arturo Huerta González
En su participación en el Foro de Fondos de Inversión 2020 celebrado la semana pasada, Alfonso Romo, Jefe del Gabinete para el Fomento, Inversiones y Crecimiento Económico de la Presidencia de la República, dijo a representantes del sector privado que ellos son los responsables de invertir en ciencia y tecnología, ya que “el Gobierno no incrementará su gasto en investigación y desarrollo científico debido a restricciones presupuestarias”. Dijo que le “encantaría que el sector público tuviera los recursos para invertir y atender algo que es de la más alta prioridad”. Al respecto cabe decirle a Alfonso Romo que el propio Fondo Monetario Internacional en un reporte de política fiscal de inicios de abril de 2016, recomienda a los países en desarrollo trabajar con gasto público deficitario a favor del desarrollo de ciencia y tecnología, debido a que ello impulsa el crecimiento de productividad y la dinámica productiva, lo que evitaría que el déficit genere presiones inflacionarias y sobre el déficit de comercio exterior. La Teoría Moderna del Dinero, que tienen que conocer los que toman decisiones en el país, señala que un gobierno soberano que controla la moneda y no se compromete a la convertibilidad de la misma a un tipo de cambio nominal fijo, puede trabajar con gasto deficitario a favor de todo aquello que se produce en su moneda y para impulsar el desarrollo tecnológico y productivo, sin necesidad de emitir deuda, ni establecer impuestos. Ese gasto impulsará la dinámica económica, incrementará el ingreso de empresas e individuos, y el gobierno verá aumentada la recuadación tributaria, lo que le permitirá cerrar el déficit fiscal impulsor del crecimiento economico. El gobierno actual, en vez de impulsar internamente el desarrollo tecnológico, Alfonso Romo señaló que él prefiere “en el corto plazo comprar tecnologías ya probadas, que desarrollar nuevas» y reiteró que “es mejor comprar tecnología”. Tal postura es lo que nos ha condenado al atraso, pues país que no desarrolla tecnología depende de aquellos que si la producen, y para ello se recurre a deuda o a promover la entrada de inversión extranjera para financiar la importación de tecnología. De ahí los altos niveles de endeudamiento externo y la creciente extranjerización de la economía. El problema es que esa tecnología, la monopolizan los que la adquieren y no es transferida al resto de los productores, tal como quisiera el Consejo Coordinador Empresarial en uno de los principios sociales anunciados.
Alfonso Romo reiteró que la innovación debe estar en el sector privado. Ello es desconocer lo que ha acontecido a nivel mundial. Han sido los gobiernos los que han impulsado el desarrollo tecnológico, tal como lo hizo EUA en la Segunda Guerra Mundial, para poderla ganar y después transfirió dicha tecnología al sector privado. El desarrollo tecnológico alcanzado en China ha sido por las grandes inversiones en ciencia y tecnología desarrolladas por el gobierno, además de exigirles a las empresas transnacionales que transifieran tecnología a las empresas nacionales, y nada de eso existe en el país, sino se le pide al sector privado que invierta en ello. Los países de la OCDE invierten el 2.7 % del PIB en ciencia y tecnología y México invierte menos del 0.5%. Las grandes empresas privadas que desarrollan tecnología, lucran con ello y no la socializan hacia las pequeñas y medianas empresas. Ello no impulsa el desarrollo económico, sino acentúa las desigualdad existente.
Alfonso Romo dijo que «ya pasamos de la austeridad republicana, a la franciscana y ahorita estamos en la calcutiana, no hay dinero y eso es una oportunidad para el sector privado. El motor de la economía va a tener que ser el sector privado». Una cosa que no ha aprendido y que la realidad actual se lo evidencia de nuevo, es que el sector privado no puede ser el motor de crecimiento si no crece la demanda, si el gobierno no gasta e invierte. Para quien va a invertir y producir el sector privado si no crece el mercado interno y el mercado externo se ha desacelerado y no somos competitivos. Aparte, hay altos niveles de capacidad ociosa como consecuencia de la caída de la demanda por los recortes presupuestales, por lo que menos invierte el sector privado. Tiene razón Alfonso Romo al decir que “sin un mayor crecimiento no funcionará la Cuarta Transformación” y dice que lo logrará “con base en un elemento fundamental: brindar certidumbre”. Sin embargo, la certidumbre no lo da la alta tasa de interés, el peso fuerte y la austeridad fiscal con que trabajan, ya que ello contrae demanda, disminuye la competitividad, aumenta la capacidad ociosa y disminuye los ingresos de las empresas, por lo que acentúa los problemas de deuda de éstas y menos posibilidades tienen las empresas para invertir y ser el motor del crecimiento.
Para que aumente la inversión, tiene que haber condiciones de crecimiento y de ganancia en el sector industrial y agrícola, y para ello las autoridades hacendarias y monetarias tendrían que incrementar el gasto y la inversión pública, así como bajar la tasa de interés y trabajar con tipo de cambio competitivo y nada de ello acontece en el país.
Alfonso Romo seguirá fracasando en su propósito de que el sector privado sea el motor de crecimiento, como lo viene deseando desde antes del 1 de diciembre de 2018.