El Colectivo por México y los cartuchos quemados

Por Eduardo Ibarra Aguirre

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 02 de febrero de 2023.- 02

Vayamos por partes. En primero lugar es plausible que políticos profesionales los más y ciudadanos sin partido los menos, emprendan iniciativas para sumar voluntades y concertar esfuerzos, además de que es lo habitual cuando se acerca una gran cita con las urnas, en junio de 2024, en la que se decidirá si permanece el rumbo abierto en julio de 2018, con todo y las actualizaciones y correcciones que le imprima Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard; o bien como dicen los que desde el MC reúnen entre 5 y 6 por ciento de la votación nacional, “construir un solo México, donde la polarización debe cesar”.

El partido que se distingue por reciclar a políticos provenientes de todos los institutos, por supuesto que después de obtener un cargo de elección popular, y también por sus buenos anuncios televisivos, se resiste en dar su brazo a torcer para integrarse a la alianza del PRIANRD que comanda el “activista social” Claudio X. González, el magnate gracias a papi, y emprende junto con sus amigos y/o aliados José Narro, Francisco Labastida y Cuauhtémoc Cárdenas –a los que se atribuye la iniciativa–, para fortalecerse con personajes porque no se les da hacer política en la base de la pirámide socioeconómica, y más tarde negociar con Va por México una posible alianza. Una de dos o la que usted aporte. Por los motivos que sean, pero el ingeniero tuvo el tacto de no llegar al evento.

Delgado Rannauro es experto en esas lides, lo demostró con Morena y López Obrador con los que no caminó a su lado en 2018 porque ya no le era políticamente rentable o vaya usted a saber por qué, pues ahora sería parte de la coalición política gobernante y no uno de sus sistemáticos pero serios críticos desde el ala moderada de las oposiciones y que propugnan la manoseada “tercera vía” a la vez que se presenta como socialdemócrata, cualquier cosa que esto signifique. Y si no que le pregunten a Pedro Sánchez, del PSOE.

Oportuno es no perder de vista que el nacimiento del Colectivo por México se produce en un contexto no sólo preelectoral sino con la existencia de un presunto riesgo con el Plan B de la reforma impulsada por el presidente Andrés Manuel y aprobada por la Cámara de Diputados, de que al desmontarse una parte del muy oneroso y longevo aparato de organización electoral que Lorenzo Córdova y Ciro Murayama entre otros personajes similares o peores construyeron, se podría llegar a “escenarios caóticos, a la ruptura de la paz social”. Lo anterior al decir del dueto Córdova-Murayama, acompañados por José Woldenberg y Carmen Aristegui, la que toma partido abiertamente, comprando boletos y acusaciones sin la menor investigación periodística. Allá ella y su “periodismo de investigación”.

Está por verse qué papel jugarán los colectivistas en una batalla que está en curso y por definirse en las calles y el Zócalo de la capital mexicana el 26 de febrero y el 18 de marzo, pero sobre todo en la dictadura mediática que desinforma a la nación y la aldea. Y en definitiva en la Suprema Corte con ministros que ni usted ni yo elegimos, pero son los que en última instancia legislan en México.

Acuse de recibo

Felipe de la Mata, magistrado del Tribunal Electoral, jura que “No es la elección popular (el método conveniente). Al rato sería el magistrado más guapo el que resultara electo, o el que mejor cante o el que mejor baile”. Con esa gran aportación México podría ahorrarse todas las elecciones… Rolando Cordera escribió un artículo en defensa de José Woldenberg sobre el que dice: “La de Pepe fue una conducción memorable del IETD que aterrizó en su designación como consejero ciudadano en el primer IFE plural y autónomo del gobierno. Luego, fue llevado a la presidencia del flamante Instituto (Federal Electoral) donde tuvo un desempeño ejemplar que ha merecido el reconocimiento de propios y extraños. https://www.jornada.com.mx/2023/01/15/opinion/011a1pol (…) Cordera Campos escurrió el bulto al señalamiento crítico principal, registrado en varias ocasiones y medios, como el de Pablo Gómez: En el caso Pemexgate (transferencia de fondos a la campaña presidencial del PRI en 2000) que no eran 500 millones de pesos, los que se robaron sino 1 100, todo sacado a través del sindicato. Y el entonces IFE, encabezado por José Woldenberg (el señor de “¡El INE no se toca!”) les dio 50% de descuento, partido que finalmente no erogó nada. El INE “no es la institución inmaculada, nunca lo fue, viví allí, conozco sus movidas”, recuerda Gómez Álvarez. https://www.jornada.com.mx/2023/01/18/economia/017n1eco

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