Periodistas Unidos. Ciudad de México. 27 de mayo de 2021.- El bloque contra López Obrador es muy amplio. En ocasiones sigiloso; en otras callado; en algunos casos, muy abierto y torpe. Entre ellos están varios partidos, incluidos algunos que buscan su registro y parecían muy cercanos al de Macuspana ¿verdad maestra, Elba? También el evangélico Partido Encuentro Social (PES), que está al borde del fracaso en su registro.
Desde luego una gran parte de las iglesias y, claramente, un grupo muy amplio del empresariado que ha financiado actos electorales (¿esperemos que el INE sea tan “valeroso” como hasta ahora?), algo que ya anunciaba Gustavo de Hoyos, el cual junto con Claudio X González unificó al trío de partidos que dicen: Va por México (¿al precipicio?). Los mismos actores del Pacto por México.
Pero de repente, uno de sus ideólogos, el frustrado arqueólogo y hoy antropólogo del mercadeo, don Eduardo Caccia, nos receta un artículo en el periódico Reforma, dirigido por alguien que no sabe del oficio tecleador, Juan Pardina, el cual es una joya. Su título: ¡Vas, carnal! (23 de mayo).
Con un lenguaje vulgar por lo repetitivo y estereotipado, fuera de los modismos actuales, intentando mostrar el sufrimiento de los pobres, los jodidos, los de abajo; tratando de hacerles entender que los empresarios buenos salvaran al país y el político malo (obviamente AMLO) los llevará al caos y llamándoles a que el 6 de junio voten contra Morena, es digno de incluirlo en: ¡Por mi madre, bohemios!, la obra que nos regalaba semanalmente Carlos Monsiváis para hacer mofa de los políticos y demás fauna que depredaba el país y mostraba su ignorancia supina.
Pero como Dios los hace y ellos se arrejuntan, Gustavo de Hoyos de inmediato lo subió a tuiter para que se hiciera viral. Y lo logró, aunque las respuestas, los memes y el pitorreo a este autonombrado científico social, será una de las obras más ridículas en muchas elecciones.
Caccia no tiene la menor idea, cuando menos de dos cuestiones: el habla de la gente de barrio es cambiante según las zonas y su trato con los chambeadores es propio de una cinta de los años sesenta del mal cine mexicano.
Que su gran elucubración fue un despropósito mayúsculo, lo muestra que articulistas como Elisa Alanís (Milenio, 24 de mayo) y Salvador Camarena (El Financiero, 25 de mayo) lo criticaron ampliamente; el segundo incluso señaló que López Obrador ganó simpatías, ya que entiende muy bien su papel, en cambio Eduardo despreciaba la inteligencia de los ciudadanos.
Hernández, en tuiter dijo que lo de Caccia le había hecho el día por lo absurdo y en La Jornada (25 de mayo) realizó un cartón, donde un billetudo lanza una arenga a un jodido que contesta: “No mames”. El título de la caricatura es: Convenciendo a la naquiza.
Decía correctamente Salvador Díaz Mirón: “El humorismo es la frase superior de la inteligencia”. Y el multicitado señor que asesora a los millonarios no tiene un IQ elevado; más bien bajón.
Para haber querido hacer un texto más o menos correcto, Eduardo Caccia hubiera recurrido a Picardía mexicana de Armando Jiménez; a los versos y algunos poemas (como el que trata de un presunto diputado), de Renato Leduc- quien insistió, como otros, que no hay malas palabras, sino habla popular y términos coloquiales-; a El laberinto de la soledad, de Octavio Paz, donde la palabra chingar es clave y definitoria del mexicano; a la alburera de Tepito, Lourdes Ruiz, en su obra: Cada que te veo, palpito; y para no hacer más amplia la lista, al importante trabajo de Héctor Anaya, El arte de insultar.
En todos ellos hay cómo dirigirse a audiencias muy amplias, trabajadoras y enormemente aguzadas, algo que desconoce Caccia.
Por cierto, Eduardo señala que se dirige en sus anuncios y mensajes mercadológicos a las tribus. En ninguno de sus escritos veo que siquiera le haya dado una ojeada al libro de Michel Maffesoli: El tiempo de las tribus (1990), un clásico de cómo va modificándose la actitud, la rebeldía y las aspiraciones de los jóvenes.
Como bien dice en su ensayo a propósito de los empresarios, la investigadora Claudia Villegas (libro coordinado por Julio Hernández: Los desafíos de la 4T. El México que se avecina): “Es cierto, quizás disminuirán sus ganancias porque cumplirán con el pago de impuestos, porque pagarán salarios justos y cuidarán el medio ambiente. Si los empresarios renuncian a la corrupción y los negocios con el poder político, entonces México y su economía tendrán una esperanza de remontar el estancamiento que hemos padecido durante muchas décadas”.
Eso, y no lecciones de falso ñerismo es lo que deben hacer Gustavo de Hoyos, Claudio X González, Eduardo Caccia y muchos otros.
Don Caccia, no cacha ni mais, como dicen Ya saben quiénes.
@jamelendez44