El destino nos alcanzó

Foto: Graciela López / Cuartocuro

Por Jorge Meléndez Preciado

               Periodistas Unidos. Ciudad de México. 16 de mayo de 2019.- Ya estamos en contingencia ambiental. A partir de hoy se tomarán una serie de medidas que ya hemos padecido, aunque ahora reforzadas. Ello porque la mala calidad del aire, la ausencia de vientos, la postergación de la temporada de lluvias y la acumulación de vehículos de todo tipo, la cual no para a pesar  que vivimos en una estacionamiento  permanente en casi todos los rumbos de la megalópolis, a  lo que se sumó  23 incendios en 11 demarcaciones de la capital, 16 forestales y siete urbanas. Por si fuera poco, en el estado de México, hay 10 quemazones de buenas proporciones.

               A nuestro conocido elemento hace años, el PM 10,  que al elevarse nos impide hacer ejercicios al aires libre, evita  caminar amplias distancias,  no posibilita que los niños en las escuelas salgan de sus aulas y que circulen muchos vehículos, ahora tenemos uno más nocivo aunque más fino, pero  más letal como  el veneno en bajas proporciones. Se trata de una partícula denominada PM 2.5. Las autoridades no estaban preparadas para ello. Y uno de los combustibles  que la producen es el diesel. El cual  ahora se usa en muchos automotores.

               Este nuevo tóxico posibilita cuadros asmáticos, el síndrome del EPOC (enfermedad pulmonar restrictiva crónica), aumenta los padecimientos cardiovasculares y respiratorios. Es tan nocivo dicho PM 2.5 que se nos invita incluso a cerrar puertas y ventanas, poner trapos y cubiertas en los sitios que nos posibilitan la entrada de aire y evitar incluso refrescarse un poco en este verano calientísimo que estando en el ambiente quema como si fuera  un infierno, el cual a los mayores de edad quizá nos vaya acostumbrando para cuando lleguemos al reino del chamuco, sin ofender a los moneros que elaboran esa publicación y hacen una serie con dicho nombre  ahora en canal 22.

En 1973  vimos una película llamada: Cuando el destino nos alcance, de Richard Fleischer,  que planteaba  la casi destrucción de Nueva York en el año 2022 por el efecto invernadero.  A quienes estaban por morir les pasaban unos videos donde los bosques, los animales más extraños e imponentes aparecían, los mares eran amplios y limpios y algunos humanos transitaban apaciblemente por praderas.  Era una especie de decirles mueres pero la vida seguirá. La verdad es que ya todo el planeta estaba degradado al  extremo y nadie salía a la superficie.

Pareciera que vamos en ese camino. Los datos recientes son que en pocos años  se extinguirán infinidad de especies animales y vegetales, además que la mayoría ya  no cuidamos el mundo.  Tenemos, además, a dos siniestros personajes que tratan de aniquilarlo lo más rápido  que se pueda: Donald Trump y Jair Bolsonaro, este último alentando que se extinga  el amazonas, un pulmón vital  de la humanidad.

Por otro lado, el consumismo irrefrenable, ha hecho que los ríos, los mares y hasta las cavernas más lejanas estén contaminados de plástico. Incluso hay memes  que muestran que en las próximas latas de atún o sardinas habrá más popotes que el contenido de peces. Y ya se dio la voz de alerta que en el Everest, la cumbre más alta del orbe,  se impedirá que los excursionistas vayan con latas, botellas desechables  y  objetos no biodegradables ya que empieza a acumularse la suciedad hasta en las alturas.

En su reciente artículo en La Jornada (13 de mayo),  el ecologista de hace muchos años, Iván Restrepo Fernández, plantea que  según investigaciones, de 915 mil insectos clasificados, el 40 por ciento se extinguirán prontamente debido a los violentos cambios biológicos. Lo mismo ocurrirá con un millón de plantas de ocho millones existentes. Es decir, vamos a la degradación no sólo de los seres vivos sino de nosotros mismos lo que, sin duda, hará que   aquellos humanos todavía en acción muten para salvarse.

No obstante   las llamadas de atención existentes, que vienen desde los años setenta del siglo pasado, la visión de muchos es tan torpe o interesada que se proponen seguir por  el camino del negocio, la frivolidad y la deshumanización. Tanto así que algunos señalan como muy grave que la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, aparte de sancionar a quienes talan árboles y hacen edificaciones absurdas y para una pequeña élite, rectifique y continúe  los planes desarrollistas y criminales  de Miguel Ángel Mancera.

Revertir lo que estamos viviendo en estos días y tiende a ser peor, es posible si en verdad se piensa en los seres humanos, su alrededor y se siembran  esperanzas en lugar de querer hacer del siempre degradante progreso económico el motor de nuestras vidas.

Debemos modificar el camino sino queremos ser ecocidas y morir en el intento.

jamelendez44@gmail.com

@jamelendez44

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