Periodistas Unidos. Ciudad de México. 04 de agosto de 2021.- El domingo 11 de julio de 2021, durante unas pocas horas hubo una serie de protestas y disturbios, sospechosamente sincronizados, en algunas comunidades cubanas. Después de ese día, nada. Después de esas horas, nada. Ninguna noticia y ninguna información de hechos de protesta o de manifestaciones de descontento popular, como se comprueba luego de una minuciosa revisión de los medios de información mexicanos e internacionales a lo largo de las siguientes tres semanas.
Esa revisión muestra, eso sí, un alud de opiniones, juicios, interpretaciones y análisis de lo acontecido ese domingo 11 de julio. Pero nuevos hechos no hay. O, como reza el aforismo, brillan por su ausencia.
Podría decirse que los sucesos de ese domingo fueron una reedición del tristemente célebre maleconazo de 1994, hace ahora 27 años. Una reedición moderna, altamente tecnologizada, cibernética, dígital, internética, pero igualmente engendrada y parida en matriz foránea.
A aquellos hechos de 1994, de hace casi tres décadas, se les quedó el sobrenombre de maleconazo. Pero para ese tipo de fenómenos hoy existen sobrenombres más precisos. Ahora se habla de golpes blandos, de golpes suaves, de revoluciones de colores, de primaveras democráticas made in USA.
Pero a las primeras señales del inicio del golpe blando, el gobierno cubano dio la voz de alerta y convocó a su pueblo a la defensa de la Revolución atacada. Y el pueblo salió a la calle a defender su proceso revolucionario. Y el pueblo ganó. El pueblo volvió a ganar. Como en Playa Girón, como en la Crisis de los Cohetes, como en el Periodo Especial, como en el maleconazo.
Y ganar no significa solamente vencer la intentona de invasión militar extranjera, de ataque nuclear, de golpe blando. También significa que pueblo y revolución salgan más fuertes, más unidos, más conscientes de la necesidad de una mejor defensa en todos los órdenes: ideológico, político, económico, cultural y militar.
A tres semanas del inicio in situ del golpe blando, el fracaso de éste no puede ser más evidente, más palmario, más rotundo. Pero derrotado este segundo intento de golpe blando, no hay duda de que vendrán otros. De la mano, claro está, del gobierno de Estados Unidos y con el inhumano bloqueo económico, comercial y financiero como disparador.
El futuro siempre es incierto y el enemigo poderoso. Pero, como dicen los cargadores en los mercados populares de México, “el golpe avisa”. Y pueblo y gobierno cubanos ya están avisados.