El fantasma de Garrido Canabal

Por Humberto Musacchio

Por Humberto Musacchio

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 28 de junio de 2024.- Tabasco nunca ha sido un estado propicio para el PAN, ni siquiera durante los sexenios de Fox y Calderón, cuando tuvo un pálido repunte que lo llevó a obtener dos alcaldías, y nada más. En las elecciones de 2024 por tercera vez consecutiva no alcanzó el tres por ciento de la votación y de nuevo perdió su registro electoral en la entidad.

Acción Nacional conserva las gubernaturas de cuatro entidades, pero perdió Yucatán ante Morena, mientras que en la Ciudad de México los azules cayeron en cuatro alcaldías que habían ganado hace tres años. Malas cuentas, indudablemente, después del auge de Acción Nacional en los primeros 12 años del siglo.

Tabasco nunca ha sido tierra de acogida para el partido azul, sólo que ahora, en las condiciones políticas del país, el desastre electoral puede ser indicativo de que algo no funciona en Acción Nacional. Para ciertos panistas no fue rentable su alianza con el PRI y el PRD, otros aseguran que el problema estuvo en que debieron guardar silencio ante planteamientos de sus socios que no comparte su electorado; algunos más afirman que la causa radica en que no tuvieron candidatos a las diputaciones plurinominales del estado, pues los propuestos no llenaban los requisitos exigidos por el Instituto Electoral tabasqueño.

Algunos panistas se quejan, sottovoce, de que los dirigentes nacionales de la coalición opositora decidieron que en Tabasco no tenían posibilidad alguna y simplemente les retiraron dinero y todo apoyo a sus candidatos. El hecho es que el PAN tiene a esa entidad como territorio maldito, pues en todo el estado cuenta con apenas 603 miembros de los 277 mil que tiene en la República.

Por supuesto, el partido fundado por Manuel Gómez Morin no es el único en problemas, pues a la extinción del PRD hay que sumar el marcado declive del PRI, que lo mantiene al borde del precipicio. Mientras que, en la acera de enfrente, el Partido del Trabajo perdió su registro en cinco estados.

Pero el hecho es que en Tabasco el PAN no levanta. Hay en esa sociedad un sedimento del jacobinismo que persiste muchas décadas después de que Garrido Canabal, tres veces gobernador de la entidad, quedara fuera de combate, pues fue expulsado de México en 1935 y murió en 1943.

Los biógrafos de Garrido le adjudican éxitos económicos, pero aquel político se mantiene en la memoria colectiva por su rotundo anticlericalismo, que en 1925, cuando la entidad tenía 187 mil habitantes, expidió un reglamento sobre cultos que se proponía “combatir el dogmatismo religioso, el fanatismo y las concepciones mágicas de la vida”, pues consideraba que debía librarse al ser humano del alcoholismo y la religión, del primero, porque es fuente de trastornos morales y económicos y, el segundo, “porque impide una visión racional y científica de la vida, condena a los pobres a la ignorancia y a la resignación, y somete a los pueblos a la explotación de sus miedos y de sus esperanzas por los sacerdotes (El hombre del Sureste, de Carlos E. Ruiz Abreu y Jorge Abdo Francis)”.

Esa convicción se tradujo en fanatismo y en el cierre de templos, la expulsión de ministros (sólo podía haber uno por cada 30 mil habitantes), la quema de imágenes y agresiones de los Camisas Rojas de Garrido contra los católicos, así como la prohibición de realizar actividades religiosas fuera de los templos y portar en la calle ropas talares, lo que era motivo para maltratar a sacerdotes y hasta abusar sexualmente de las monjas, según se cuenta.

El PAN se consideró siempre como el partido católico y, por eso, el jacobinismo extremista de un sector de los tabasqueños los hizo blanco de sus fobias. Pero hoy aquello parece absurdo y hasta criminal, pues la Iglesia católica goza de amplios derechos desde que Miguel de la Madrid, Carlos Salinas ¡y el Partido Comunista! promovieron la contrarreforma de las leyes liberales y juaristas.

Con todo, hay en el aire tabasqueño polvos de aquellos lodos y los sectores más reaccionarios del PAN contribuyen a exacerbar los ánimos combatiendo el derecho al aborto y a la comunidad gay, así como reviviendo consignas y propósitos más del siglo XIX que del actual. Desde luego, así no podrá avanzar el panismo, no en Tabasco, y probablemente tampoco en el México del siglo XXI.

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