Por F. Humberto Sotelo M
Periodistas Unidos. Ciudad de México. 11 de julio de 2024.- En entrevista con Alejandro Páez Varela, del Portal Sin Embargo, “El Fisgón” (Rafael Barajas), nos dio una muestra inequívoca de su tendencia a convertir el argumento político en caricatura. A diferencia de su habilidad como “monero”, pone de relieve una inefable pobreza como ideólogo o como analista político (Vid. Sin Embargo, 4 de julio de 2024).
Antes de mostrar las caricaturas (o los argumentos) de Barajas, permítanos recordarle al lector que Mayer se convirtió en diputado federal gracias a Morena, en 2018, por el Distrito 6 de la Ciudad de México, por la coalición Juntos Haremos Historia. En una entrevista con Carlos Alazraki, en su canal de YouTube, reconoció que llegó a ese cargo gracias al respaldo de Andrés Manuel López Beltrán, hijo de AMLO. En 2021 aspiró a su reelección como Diputado Federal, pero perdió.
Como legislador no se distinguió precisamente por respaldar las iniciativas de AMLO. Así, por ejemplo, al visitar las obras de construcción del Tren Maya, señaló que se estaba cometiendo “una gran destrucción de la selva de esa región”, sumándose a los “ambientalistas” de Claudio X González en contra de dicho proyecto. También cuestionó la supuesta intención del gobierno de AMLO de desaparecer organismos autónomos como el Instituto Nacional Electoral (INE). Asimismo, en 2021 se sumó a las voces de la derecha que recusaron la ampliación del periodo de Arturo Zaldívar en la Suprema Corte, sosteniendo que esto representaba un riesgo para la autonomía de esta institución.
Podríamos evocar otras “hazañas” de dicho personaje, pero pensamos que es innecesario : todo mundo –comenzando por las bases de Morena—conocen su inefable trayectoria. De ahí que fuese totalmente comprensible la indignación que se apoderó de las bases morenistas al enterarse de que Mario Delgado había decidido convertirlo en diputado por la vía plurinominal, en el pasado proceso electoral.
Citlali Hernández, secretaria general de Morena, reconoció dicha malestar señalando : “No gusta que Sergio Mayer esté en la lista de plurinominales, a mí tampoco. ¿Cómo se construyó la lista de plurinominales de Morena? Ustedes saben que el estatuto plantea el sorteo por insaculación, en una asamblea con militantes se eligen cinco hombres y cinco mujeres por distrito y esos se van a tómbola, no se pudieron hacer las asambleas, se inscribió muchísima gente y eso se fue a tómbola. Creo que fue un error, que yo lo expresé en su momento, que el presidente del partido transmitió en vivo la insaculación y me parece que si Mario (Delgado, el dirigente de Morena) tenía apartados algunos lugares que iban a ser designación debió haberlo dicho”; esto lo expresó el pasado 26 de junio a Sin Embargo Al Aire.
Desde luego, no habría que perder de vista que el “affaire Mayer” se desarrolló en el contexto de la designación por la dirigencia de Morena de personajes vinculados a la derecha hasta poco tiempo, como el caso arquetípico del empresario Pepe Chedrahui (hombre muy allegado al fallecido gobernador Rafael Moreno Valle y a Enrique Peña Nieto, a quien respaldó como encargado de recabar fondos en Puebla durante su campaña como candidato a la Presidencia de la República). La respuesta de la dirigencia de Morena –no sólo de la dirección nacional sino también de las estatales—fue que se tornaba preciso convertir a ese tipo de individuos en candidatos de Morena “en aras de dividir a la derecha”, con el objeto de asegurar la cristalización del Plan C del Presidente López Obrador. Frente a las protestas de miles de militantes por la designación de Pepe Chedraui como candidato a la presidencia municipal de Puebla, el secretario del comité estatal de Morena en dicha entidad, Agustín Guerrero, llegó al extremo de sostener que el partido “no estaba para complacer a la militancia, sino para asegurar el triunfo electoral”.
Aunque el avasallador triunfo de Morena en las elecciones recientes apagó de algún modo el fuego del malestar por las designaciones de personajes vinculados a la derecha, los rescoldos aún están muy lejos de apagarse, tal como lo pone de relieve el “affaire Mayer”. A ello contribuyó sin duda la burda defensa que emprendió en favor de éste Rafael Barajas (alias “el fisgón”), director del Instituto de Formación Política de Morena, quien enardeció los ánimos de las bases morenistas al expresar que las críticas a Mayer eran una “estupidez, del tamaño de una catedral”. Y agregó (dirigiéndose a los críticos de Mayer): … “hay que decirles que se callen, que maduren, que crezcan, que sean responsables…”.
Entrevistado por Sin Embargo, aseguró que los ataques, señalamientos y cuestionamientos hacia el partido y su dirigencia forman parte de una operación encabezada por las derechas que están infiltradas en el movimiento. “Yo sí estoy convencido de que es bastante absurdo que en un momento en el cual Morena (pues tuvo un triunfo muy importante en el cual logró el Plan C) logró la mayoría calificada en el Congreso, en el cual se está debatiendo la reforma al Poder Judicial, me parece increíble que de repente toda la conversación de la izquierda gire alrededor de un personaje tan menor”.
Pienso que El Fisgón confunde la realización de una caricatura con la seriedad –y honestidad– que exige un auténtico debate político : esto implica, en primer término, reconocer los argumentos de las voces que cuestiona. Barajas se limita a ningunearlos (para usar la expresión de Octavio Paz) y a denostarlos : ese preciso rechazarlos simple y sencillamente porque no van en consonancia con las necesidades del momento, que no son otras sino las de apoyar el Plan C , y a extirpar de una vez por todas el peligro que representa la derecha. O sea, no hay que criticar, no hay que pensar, no hay que debatir : esto es un lujo imperdonable. Hay que actuar como un solo hombre en defensa de la 4 T, o, si se quiere, como un ejército dispuesto a obedecer estrictamente las órdenes de sus superiores (¿AMLO?, ¿Mario Delgado?, ¿Rafael Barajas?).
Tal actitud es realmente deplorable, máxime tomando en cuenta que –por lo menos en esta coyuntura– el ambiente que se respira en el país debido al triunfo arrollador de Morena en el proceso electoral. ¿No debería esto a inducir al debate, en lugar de silenciarlo?, ¿no es una ocasión apropiada para que “se abran las cien flores” de la crítica, por más que esta no sea del beneplácito de los jerarcas morenistas?
El Fisgón no alude a tal o cual crítico de Mayer, sino se limita a cuestionar a la izquierda de manera general. “La izquierda se distingue por su tendencia al linchamiento de sus opositores”, “la izquierda comete el error de secundar a la derecha”, la “izquierda no entiende que en estos momentos lo que importa el apoyar al Plan C” (estas frases y otras por el estilo podemos encontrarlas en la entrevista que sostuvo con Alejandro Páez Varela, de Sin Embargo). Esta actitud de Barajas nos hace recordar las críticas que externó Louis Althusser al entonces presidente del Partido Comunista Francés, George Marchais, en ocasión de la derrota de la izquierda en las elecciones de marzo de 1978. Escribe aquel : “Cada vez que G. Marchais evoca una objeción, uno se queda estupefacto ante su proce Ldimiento. Siempre le atribuye a un anónimo, individual o colectivo, sin citar nunca nombres, ni fechas ni lugares, del modo siguiente : <<algunos…, varios…, otros….algunos camaradas>> (pero, ¿quién ha dicho tal o cual cosa?, ¿dónde? Y ¿cuándo?). Hay que afirmarlo: este anonimato, que invoca fantasmas, hace imposible cualquier verificación acerca de las <<declaraciones>> evocadas. Este anonimato insulta a todos los camaradas que han firmado sus reflexiones con sus nombres, señalando sus cargos en el partido, después de chocar con la negativa de publicación por parte de la dirección “ (Vid. Louis Althusser, Lo que no puede durar en el Partido Comunista, Siglo XXI, España, 1978, págs. 10, 11).
¿Este es el comportamiento “ejemplar” que nos muestra el director de Formación Política de un partido como Morena?