El gobierno, al aumentar su ahorro, lleva a la economía a la recesión

Foto: Graciela López / Cuartoscuro

Por Arturo Huerta González

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 04 de septiembre de 2019.- El gobierno no es una botica, no es una empresa, no es una familia, los cuales pueden ahorrar para gastar o invertir en el futuro. Un gobierno es de gran tamaño, que al restringir su gasto e inversión para ahorrar, está llevando a la economía nacional a la recesión. Al gastar menos el gobierno, está sacando dinero de la circulación, lo que contrae demanda, la producción y la generación de empleo. Al menor gasto público (y el consecuente superávit primario de las finanzas públicas), se sumala contracción del consumo e inversión privada, así como el déficit de comercio exterior, todo lo cual restringe la actividad productiva, el ingreso nacional y el ahorro nacional. Es decir, al tratar el gobierno de ahorrar más, al gastar menos, disminuye el ingreso nacional y como el ahorro depende del ingreso, también disminuye.

El gobierno no se da cuenta que el gasto es ingreso y al gastar menos restringe la demanda, las ventas de las empresas y su producción, como la generación de empleos, lo que disminuye el ingreso de empresas e individuos y del propio gobierno, pues al disminuir el ingreso nacional, termina recaudando menos impuestos y prosiguen las presiones sobre las finanzas públicas, no logrando el ahorro buscado, ni la reducción de la deuda pública. El mismo Informe Presidencial refleja que no ha habido disminución de la relación de endeudamiento (p.224)

El superávit fiscal no genera ahorro alguno que pueda ser gastado después. Por el contrario, tal política contrae el ingreso de empresas e individuos, lo que resta capacidad de inversión y de consumo. Al tratar el gobierno de gastar menos para no incrementar su deuda, reduce los ingresos del sector privado ubicado en el sector productivo y comercial, lo que lo lleva a caer en deuda, que termina limitando su capacidad de gasto. La deuda del sector privado, es insostenible si prosigue el déficit del sector externo y la austeridad fiscal, pues tal situación disminuye el ingreso de empresas e individuos, acentúa sus problemas financieros e impide condiciones de pago de la deuda.

Al instrumentar el gobierno la austeridad fiscal en un contexto donde la economía enfrenta déficit de comercio exterior y el sector privado no está invirtiendo, ni incrementando el consumo, la economía va a la recesión, pues se ahondan los problemas financieros del sector privado, por lo que éste menos invierte, ni aumenta su consumo.

El no crecimiento de la economía nacional, merma su capacidad productiva y su crecimiento potencial, por lo que cada vez será más difícil impulsar el crecimiento, aumentar el ahorro, la generación de empleo y bajar la inflación. Por lo tanto, proseguirá creciendo el desempleo, como la economía informal, los problemas de deuda, de miseria y delincuencia, lo que evidencia que no se presenta progreso, ni desarrollo alguno en la economía nacional.

El gobierno ha optado por no incrementar impuestos al gran capital pensando que ello impulsará la inversión, pero si ésta no crece, no es por los altos impuestos existentes, sino porque no hay condiciones de crecimiento de demanda y de ganancias que la justifiquen. Y esto se debe a que el gobierno está restringiendo el gasto para no caer en déficit fiscal y en mayor deuda. El gobierno habla de finanzas públicas “sanas”, refiriéndose al equilibrio fiscal, como si el gasto deficitario fuera insano. El déficit fiscal no es malo si la economía no está creciendo. El gasto público deficitario vendría a impulsar la demanda y el mercado interno. Tendría que canalizarse a su vez a incrementar productividad y a sustituir importaciones para reducir el déficit de comercio exterior y generar mayores efectos multiplicadores internos a favor del ingreso de empresas y de individuos.

El gobierno no requiere de impuestos ni de deuda para incrementar su gasto, si lo canaliza a impulsar la producción nacional para satisfacer la mayor demanda que genera el mayor gasto público para evitar presiones inflacionarias y sobre importaciones. Asimismo, el gasto deficitario a favor de Pemex y la CFE, no tendría impacto inflacionario, ni efectos negativos sobre el sector externo, debido a su carácter estratégico y de alta productividad, ahorradores y generadores de divisas. Y si acaso emite deuda en su moneda para gastar, no tendría problema para refinanciarla y menos si el crecimiento económico y la recaudación tributaria crecen en mayor proporción que el costo de la deuda, por lo que habría que bajar la tasa de interés.

El problema económico que enfrenta el país, es la cultura neoliberal predominante que sigue estando presenta en la llamada Cuarta Transformación, que se subordinan a los dictámenes de las Calificadoras Internacionales que exigen finanzas públicas “sanas”, reducción de deuda púbica, lo que disminuye el tamaño del Estado en la economía y amplía la participación de la cúpula empresarial, además de llevarnos a la recesión económica y al desprestigio del nuevo gobierno.

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