El Mussolini tapatío haciendo magia financiera…

Foto: Francisco Guasco / EFE

Por Roman Munguia Huato

Los de atrás pagan
Juan José Doñán / Rollo para Radio Metrópoli, 22 de mayo de 2020

Periodistas Unidos. Ciudad de México. 24 de mayo de 2020.- Ya sea que los diputados locales autoricen o no, en la sesión de este viernes, a la administración de Enrique Alfaro para endeudar todavía más a los jaliscienses, con la contratación de un nuevo crédito –¡otro más y por una cantidad exorbitante!–, de cualquier forma el actual gobierno del estado pasará a la historia particular de Jalisco como el que, en dos siglos, más ha endrogado a los habitantes de esta parte del mundo, con el agravante de que los endeudados no sólo somos quienes vivimos actualmente en la comarca jalisciense, sino hombres y mujeres ahora nonatos, pero que para los años 2039 y 2040 serán ya mayores de edad, y quienes cuando sean alumbrados nacerán debiendo lo que otros se gastaron.
Y ello porque la deuda pública de Jalisco, particularmente uno de los empréstitos ya adquiridos (el de 5,250 millones de pesos, que la administración alfarista contrato el año pasado) se estaría terminando de pagar dentro de dos décadas, y el que se pretende adquirir en estos días (ahora por un monto de 6,200 millones de pesos) tendría como plazo de pago el año 2040.
En otras palabras, Enrique Alfaro ya se está gastando –y pretende gastar más todavía– un dinero que en la actualidad no tiene su gobierno, echando mano de los frutos que vaya a rendir el trabajo de los jaliscienses del futuro, quienes tendrán que esforzarse mucho y, al mismo tiempo, apretarse el cinturón, por las poco consideradas, por no decir abusivas, decisiones de un gobernante del pasado –al que obviamente ellos no eligieron, sino sus padres y sus abuelos–, un gobernante que sencillamente habría hipotecado reiteradamente a Jalisco, con la cómoda salida de que esa hipoteca la pagarían obligadamente los habitantes del futuro.
Pero mientras tanto, las sucesivas administraciones estatales que vengan después de 2024, año en que termina la gestión de Enrique Alfaro, dichas administraciones no sólo tendrán que ir abonando parte del monto de la deuda adquirida por quienes los precedieron en el cargo –y entre ellos muy destacadamente la administración alfarista–, sino que también deberán pagar periódicamente los intereses de esa onerosa deuda, lo que de manera inevitable limitará la capacidad de maniobra de los gobiernos de Jalisco que vendrán en el futuro, gobiernos que ya no podrían tan fácilmente adquirir una deuda, aun cuando se vieran en el predicamento de tener que hacerle frente a una emergencia.
Los diputados y diputadas de la actual legislatura local deberían considerar muy seriamente todo lo anterior, antes de volver a aprobarle un nuevo y costoso endeudamiento al autodenominado Gobierno de la Refundación de Jalisco, el cual en justicia y por lo hecho hasta ahora, en el año y medio que lleva en funciones, bien podría ir pensando ya en un epíteto más adecuado y acorde con la realidad: el Gobierno de los Sablazos, o el Gobierno que Endrogó a Jalisco, o el Gobierno de las Hipotecas, o el Gobierno de “los de Atrás Pagan”.
Nadie niega que nuestro estado enfrenta ahora mismo, como el resto del país, una situación de emergencia, a causa de la pandemia de Covid-19 y que se requieren recursos adicionales, aparte de talento político, para enfrentarla adecuadamente. El problema consiste en que éste es ya el segundo préstamo que estaría solicitando el gobierno de Enrique Alfaro con el mismo propósito, en apenas mes y medio; el primero por mil millones de pesos y este segundo por una cantidad seis veces superior: 6,200 millones. Además del monto desmesurado y de los altos intereses que se tendrían que pagar, no debe soslayarse otro hecho: los diputados y diputadas no van a disponer del tiempo necesario para reflexionar y discutir de manera razonada un caso de suyo serio y grave, pues el gobierno de Enrique Alfaro pretende que hoy mismo (22 de mayo) el Congreso de Jalisco avale la nueva deuda.
La pregunta obligada es: ¿sólo se puede enfrentar localmente el costo médico y económico de la actual pandemia contratando una abultada deuda pública? La respuesta es: “no necesariamente”. Y menos en la escala de endeudamiento en que pretende hacerlo el gobierno alfarista, el cual se debería de apretar de veras el cinturón, no sólo con rebajas a medias al presupuesto de algunas dependencias estatales, sino suspendiendo también, por lo menos de manera temporal, los subsidios que anualmente entrega a algunas de los proyectos prescindibles.
¿Qué cuáles, por ejemplo? Para empezar, las asignaciones anuales que se entregan a los superfluos o frívolos proyectos que, en nombre de las musas de la comarca, regentea desde hace décadas el exrector de la Universidad de Guadalajara, Raúl Padilla, como es el caso de esa suerte de Hollywood de petatiux llamado Festival Internacional de Cine en Guadalajara, en el que a los concurrentes e invitados especiales que vienen de otras latitudes, comenzando por la Chilanga Banda, se les paga hasta las cuentas del bar.
Otro caso prescindible, o al menos postergable, es el de esa costosa y enrevesada chifladura llamada Museo Barranca de Arte Moderno y Contemporáneo que, aunque con constantes retrasos, se ha venido construyendo a trancas y barrancas, desde hace tres sexenios, en el borde de la barranca de Huentitán y que, aun cuando se trata de un proyecto culturoso promovido por falsos mecenas de la comarca (empresarios tapatíos que juegan a ser protectores de las artes), en realidad se ha venido haciendo con fondos públicos sobre un terreno igualmente público: el del parque Mirador Independencia, al final de la calzada del mismo nombre.
Si el gobierno alfarista hiciera una buena poda al obeso aparato estatal y se librara de los costos compromisos políticos adquiridos por su administración y por los que heredó de sus predecesores, no sólo podría obtener los recursos que busca para la pretendida reactivación económica de Jalisco, sino que, al mismo tiempo, dispondría de un aparato gubernamental más eficiente. Y ello sin necesidad de endeudar aún más a los jaliscienses, a los jaliscienses de hoy y a los de mañana.

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